UN BOLÍGRAFO ENTRE MIS MANOS

Sostuve entre mis manos un bolígrafo,
Al quitarle la chapa
Sentí el sustancial líquido de un párrafo,
Entre lengua y tapa
Lo sumergía en los caldos ya mascados,
Incluso la solapa,
Como hojas de contornos balbuceados.

El bolígrafo siempre entre mis manos
Y con él, malabares.
En mi pensar el humo de un habano
Con plegarias de bares,
En una servilleta con el lomo de verano
Y de muerte grave,
Sería dejarla virgen, todo en vano.

Al bolígrafo lo arroje con vigor y sin aviso,
Quedó aturdido,
Goteando restos de su tinta en el piso,
Versos no diluidos,
Era mejor derramarse sin permiso
Y quedar sin olvido,
De aquella servilleta que tanto quiso.

Luego, te recogí y de ti me he servido,
Caté su tinta corriente
Y dispuse en ti mis versos fluidos,
Rozados en mi mente
Y de fantasía se han prendido,
Frente a frente,
La tinta y la servilleta un coito atraído.

Ni el imperial penacho de constelación,  
Ni los parnasos,
Pudo evitar mi frenesí en el mar de Orión,
Con el pasar de sus ocasos
Místicos en la bóveda de vigilia fusión,
Segregan con pasos
Agigantados, eventos que eleva la inspiración.

Y quedó atrás el tiempo del papel arrumado,
Adiós a los baipases.
El bolígrafo en la mano se ha consumado
En un tiro sus varices,
Sin cordales con el letargo remachado,
Como las perdices,
Desojando con piel el ruido murmurado…

Norma Cecilia Acosta Manzanares
Caracas, 20 de marzo de 2014
VENEZUELA.

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