sábado, 16 de marzo de 2013

Herbáceas Culinarias
















He aquí un poema que escribo con evidencia
De las hierbas que estimulan la existencia
Son labiadas con peculiar formas de flor
Aromatizan la comida como mi corazón.

Albahaca fresca para un pesto de paraíso
Con aceite de oliva y almendras frescas
Con su buen perfume aromatizan los guisos
Da gusto servirlo en la salomónica mesa.

Ni hablar de mentas de aromas frescos y deleites
Lanceoladas hojas que embalsaman y transmiten
El dulce placer culinario de saborear su manjar
Con sus hojas verdes un digestivo a refrescar.

Y si de placer me refiero el gusto del tomillo quiero
Perfumar los quesos para untar con bizcochuelos
Con sus hojas secas y pilosas sazonaré un cordero
Y también aromatizaré los aceites con tomillo y romero.

Que romero tan delicioso llevarte a la mesa prefiero
Con sus antioxidantes te ayudare a equilibrar el desconsuelo
Adobaré las ensaladas para cuidar de ti mi amor entero
Para ser de la vida un paladar nuevo con sabor del bueno.

Y en la alborada te mimare con un té de mejorana
Para refrescarte el estomago por las mañanas
Así disfrutare de tu calma y tu sonrisa tan ansiada
Al darte una sopa de calabacín con esta hierva y tostadas.

Quiero cuidarte con buen gusto y esmero
Para eso yo seré tu predilecta cocinera
Vigoroso como el amor de verdores y te quiero
Así compartiré mi arte culinario lleno de sabores caseros.



Autor Norma Cecilia Acosta Manzanares
Caracas, 24 de febrero del 2013.
Poema dedicado a William Acosta
Para su presentación en el arte culinario 

LA PRINCESA AZUL TODAVÍA SUEÑA BESAR A SU SAPITO AZUL.


LA PRINCESA AZUL TODAVÍA SUEÑA BESAR A SU SAPITO AZUL.


Azul era una princesa que soñaba con su príncipe no tan común, no era de esos príncipes que siempre escuchaba en los cuentos que su abuelita le contaba. La princesa soñaba besar a un sapito que a su vez debería ser del matiz de su intelecto, azul como el cielo que domina a su alma soñadora; romántico como el aura de sus noches, relajante e inmenso como sus mares de los te quiero, saludable como el viento sureño y alquimista como su creador devoto de este cuento.  
 Un día la princesa Azul caminó por el bosque de los suspiros y vio a muchos sapos cantando en diferentes tonadas uno de ellos se le aproximó sin saber que Azul era una princesa, el sapito le cantó como una estrella, Azul se emocionó por tan hermosa entonación, el sapito un poco atrevido se posó en sus suaves manos y sintió el trinar del rocío que brotaba desde la inmensidad de los ojos de Azul; llena de emoción la princesa acercó sus labios delicados en la mejilla del sapito cantor pero de asombro quedó cuando el sapo nunca se transformó. 


La princesa Azul se levantó y abrió las ventanas de su habitación, mirando siempre su azul cielo, ella suspiró y sin dejar de pensar en las revelaciones que su amado creador le murmuró a través de sus sueños. La princesa se puso su traje de tul, le encantaba porque era suave de color azul y cuando caminaba el vestido le sonaba frufrú al rozar su piel con el forro de la prenda, mientras bajaba a desayunar sus frutas llenas de adaptógenos como las uvas, higos, moras, zarzamoras para conservar su juventud  azul y vitalizar su amor por su sapito soñado.
Azul como toda una princesa soñadora fue corriendo con su vestido que sonaba frufrú, al bosque de los suspiros pensando en aquel sapito que se reveló en sus sueños y al verlo entonar la canción que en aquella noche mientras dormía llego a recordar y emocionada se sentó en una piedra que estaba a la orilla del río del amor, callada para no interrumpir la canción; el sapito se dio cuenta que le estaban prestando atención, conmovido quedó al ver el Azul de su ilusión.




El sapito cantor se le acercó y le pregunto a la princesa Azul como era su amor; ella lo miro con mucha atención y le respondió; Mi amor es inmenso como la grandeza de nuestro creador, lleno de luz propia como el catire sol, soñador como el papagayo de la noche que adornan mi devoción con los cocuyitos volando a nuestro alrededor. Mi amor es como las nubes hiladas, ellas se estiran para alcanzar tu sonrisa por las mañanas cada vez que me asomo por la ventana.
El sapito azul se le declaro con una canción y le arrojo un beso al viento para sellar su amor, la princesa Azul le suspiro y cerro las ventanas de su cuarto para seguir soñando con su sapito encantado, mientras que ella seguía durmiendo en su habitación.


Azulin Azulado la princesa sigue soñando mientras que el sapito la sigue amando.




Las imágenes fueron tomadas en las siguientes direcciones:







Cuento escrito por: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Caracas, 15 de Marzo del 2013.
Dedicado a mi Sapito Azul

POIESIS.


Poiesis illuminatis que evoca la exquisitez de nuestro altísimo

Sueños estimulantes, turbulentos y serenos del alma

Persuasiva y tentadora musa que destilan cristales del nirvana

Como infans descubrimos el nuevo mundo enigmático.


Poiesis, se encadena desde el umbral absoluto del bostezo

¡Así es parturienta llena de gemidos, concibe a su crío bañado de versos!

Iluminados seres que avivan las sabidurías de nuestras plegarias

Fragmentada materia altruista de raíz, sonora y pragmática matiz.


Extendida queda la membrana creadora en la inmortal piel anhelada

¡Diva desnudes amada por el piélago de sus infinitas entrañas!

Juegos vanguardistas quedan en las frescas musas que nos acompañan

Y en la historia permanecen los padres griegos de la balada.

 
Manantial de poiesis que se liberan con nuestra esencia

Como fuentes creadoras que glorifican nuestras auroras

Con alquimias señales conservamos nuestro santuario en la historia

Para estos tiempos nuevos con miles de palabras creadoras.

 
Balbuceamos con tanta belleza y lo efímero renace en carmesí

¡Grito en silencio la mudes que se empaña en sudores de la mama!

Es lava que brotan las ninfas del olimpo ¡desnudes divina que mana el frenesí!

Así es como el poeta la escucha, la siente, la desgarra y la plasma en su alma.
 
Poiesis es la razón de la existencia, vivita en pliegues de los celajes

Y sus musas alargan los cabellos tintados en la arenas del tiempo

El poeta penetra, incapacita y crea la quimera desde la esencia de sus versos

Alabando las fuerzas mágicas y caladas en la gracia de nuestro firmamento.  

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Caracas, 16 de Marzo del 2013.



¿QUÉ NO SE HA DICHO? ©

 ¿QUÉ NO SE HA DICHO? © Todos los derechos reservados Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares País: Venezuela Tema: Día Internacional contra...