LA PRINCESA AZUL TODAVÍA SUEÑA BESAR A SU SAPITO AZUL.


LA PRINCESA AZUL TODAVÍA SUEÑA BESAR A SU SAPITO AZUL.


Azul era una princesa que soñaba con su príncipe no tan común, no era de esos príncipes que siempre escuchaba en los cuentos que su abuelita le contaba. La princesa soñaba besar a un sapito que a su vez debería ser del matiz de su intelecto, azul como el cielo que domina a su alma soñadora; romántico como el aura de sus noches, relajante e inmenso como sus mares de los te quiero, saludable como el viento sureño y alquimista como su creador devoto de este cuento.  
 Un día la princesa Azul caminó por el bosque de los suspiros y vio a muchos sapos cantando en diferentes tonadas uno de ellos se le aproximó sin saber que Azul era una princesa, el sapito le cantó como una estrella, Azul se emocionó por tan hermosa entonación, el sapito un poco atrevido se posó en sus suaves manos y sintió el trinar del rocío que brotaba desde la inmensidad de los ojos de Azul; llena de emoción la princesa acercó sus labios delicados en la mejilla del sapito cantor pero de asombro quedó cuando el sapo nunca se transformó. 


La princesa Azul se levantó y abrió las ventanas de su habitación, mirando siempre su azul cielo, ella suspiró y sin dejar de pensar en las revelaciones que su amado creador le murmuró a través de sus sueños. La princesa se puso su traje de tul, le encantaba porque era suave de color azul y cuando caminaba el vestido le sonaba frufrú al rozar su piel con el forro de la prenda, mientras bajaba a desayunar sus frutas llenas de adaptógenos como las uvas, higos, moras, zarzamoras para conservar su juventud  azul y vitalizar su amor por su sapito soñado.
Azul como toda una princesa soñadora fue corriendo con su vestido que sonaba frufrú, al bosque de los suspiros pensando en aquel sapito que se reveló en sus sueños y al verlo entonar la canción que en aquella noche mientras dormía llego a recordar y emocionada se sentó en una piedra que estaba a la orilla del río del amor, callada para no interrumpir la canción; el sapito se dio cuenta que le estaban prestando atención, conmovido quedó al ver el Azul de su ilusión.




El sapito cantor se le acercó y le pregunto a la princesa Azul como era su amor; ella lo miro con mucha atención y le respondió; Mi amor es inmenso como la grandeza de nuestro creador, lleno de luz propia como el catire sol, soñador como el papagayo de la noche que adornan mi devoción con los cocuyitos volando a nuestro alrededor. Mi amor es como las nubes hiladas, ellas se estiran para alcanzar tu sonrisa por las mañanas cada vez que me asomo por la ventana.
El sapito azul se le declaro con una canción y le arrojo un beso al viento para sellar su amor, la princesa Azul le suspiro y cerro las ventanas de su cuarto para seguir soñando con su sapito encantado, mientras que ella seguía durmiendo en su habitación.


Azulin Azulado la princesa sigue soñando mientras que el sapito la sigue amando.




Las imágenes fueron tomadas en las siguientes direcciones:







Cuento escrito por: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Caracas, 15 de Marzo del 2013.
Dedicado a mi Sapito Azul

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