EL EXILIO
El Exilio. Acuesta el sudor en el lecho sin aire, sin ventanas, sin cuerpo… y en la mañana, sin horas, sin tiempo. Limpia su semblante; clandestino. Cuando el bálago recorra el rasgo de la finura, déjalo; déjame recorrer con él el camino de la extrañeza. El perfume: Si llenara el vacío en el aire e impregnara tu memoria en perfume, y en mis manos sujetara claveles rotos y en mis pies la herida de tu esencia, se turbe el ambiente de humo, sudor y tristeza. El sillón: Deliberadamente cayó en un abismo… Queda un espacio por llenar, ¿Habrá bacantes que llenen el hueco? Mi cuerpo no hace ningún esfuerzo, y mis pensamientos afincan ese odio, se distraen, se alejan y regresan, ahora el odio lo hago mío, “Y las ansias quedaron en actitud evocadora”. El café y el cigarrillo: Aromas de suplicio absurdo, ridículo, radical… regresa mil veces más, viene el tinto a despertar la adicción de los sabores apetecibles de la densa y rubia nicotina, glorifica y acelera lo taciturno, “Queda entre dicho la m...