EL EXILIO
El Exilio.
Acuesta el sudor en el lecho
sin aire, sin ventanas, sin cuerpo…
y en la mañana, sin horas, sin tiempo.
Limpia su semblante; clandestino.
Cuando el bálago recorra el rasgo de la finura,
déjalo; déjame recorrer con él
el camino de la extrañeza.
El perfume:
Si llenara el vacío en el aire
e impregnara tu memoria en perfume,
y en mis manos sujetara claveles rotos
y en mis pies la herida de tu esencia,
se turbe el ambiente de humo, sudor y tristeza.
El sillón:
Deliberadamente cayó en un abismo…
Queda un espacio por llenar,
¿Habrá bacantes que llenen el hueco?
Mi cuerpo no hace ningún esfuerzo,
y mis pensamientos afincan ese odio,
se distraen, se alejan y regresan,
ahora el odio lo hago mío,
“Y las ansias quedaron en actitud evocadora”.
El café y el cigarrillo:
Aromas de suplicio absurdo, ridículo, radical…
regresa mil veces más, viene el tinto a despertar
la adicción de los sabores apetecibles
de la densa y rubia nicotina,
glorifica y acelera lo taciturno,
“Queda entre dicho la memoria abstracta de la adhesión”.
Sugerencia:
Acaricia el odio de mi cabello,
e interrumpe el llanto con tu silencio,
y si este es el aire que me toca respirar,
entonces; saquea mi corazón -
y deja sin aliento mi memoria…
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Caracas, 16/04/2010.
Derechos Reservados.
Comentarios
ya desde los dos primeros versos.
Joer, a medida que iba leyendo era como si viniesen camareros con platos de comida distintos, y venga, y dale, y yo que con un caldo de sopa me lleno todavía me quedan por probar todos. Creo que con esto tengo para una semana, por lo menos.
Pero está bien la originalidad de tu composición. Eso es tener estilo.
Un abrazote NORMA ACOSTA:
AAAAAUUUUMMMMFFFFFFFFFFF
besoooooooteeeeeeeeeeeeeeee.