Hablo al Mundo © Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Miro al mundo y pregunto:
¿Qué cuchillo dibujó este mapa en mi costado?
No una herida, sino un río
que arrastra ciudades de lo que callé.
Las lágrimas no son lágrimas:
son hachas partiendo espejos,
cristales que al caer
revelan mi rostro multiplicado.
El insomnio talla estatuas con mis huesos,
la noche es un ácido que escribe
versos en la piel.
Nadie dijo que el dolor fuese poético.
Pero en este laberinto de sombra y tinta,
alzo una bandera hecha de cicatrices:
cada paso no es huella,
es un terremoto.
Me deshago.
Me invento.
Soy ceniza que aprende a incendiar océanos,
un fantasma que construye diques
con los dientes.
El frío no me quiebra:
lo muerdo y escupo diamantes.
El viento no es viento:
es mi aliento volviendo del abismo.
Ya no grito traición,
sino aquí estoy,
con mis manos que ahora son puentes,
mis labios que ahora son ley.
Y perdono, no porque olvide,
sino porque sé
que el rencor es un nudo
y yo tejí estas alas para volar.
Hablo al mundo desde el cráter
que dejó tu nombre:
no con rabia de huracán,
sino con la calma feroz de los volcanes.