Mi Silencio No Es Tu Victoria
Poema-testimonio de una sala que no fue sala
Por Norma Cecilia Acosta Manzanares
Este poema no se escribió para ser leído.
Se escribió para ser escuchado por quienes convierten el silencio en castigo.
Por quienes creen que callar es ceder.
Por quienes aún no entienden
que la dignidad no se negocia.
Aquí no hay metáforas decorativas.
Hay grietas.
Hay puentes.
Hay piedras que no se pueden barrer.
Este poema es una réplica.
Una que no grita,
pero tampoco se calla.
MI SILENCIO NO ES TU VICTORIA. © agosto 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.
La sala no era sala.
Era ceremonia de cuchillos.
Jaula de espejos deformes
donde las palabras rebotaban
y se convertían en otras.
Él golpeó la mesa.
Cortó el aire con su mano.
Silencio, dijo.
Y su silencio fue un muro.
Yo hablé.
Mis palabras eran piedras.
Él las recogió, las examinó,
y las tiró al suelo.
Mentira, dijo.
Revisa tus archivos
antes de manchar mi nombre.
Ellos rieron.
Sus voces tejían una red
donde la responsabilidad
siempre era araña ajena.
En mi viejo ordenador tal vez…
No recuerdo esa norma…
No estaba en la reunión…
Yo hablé.
Mis palabras eran puentes
hacia otras voces ahogadas.
Él las quemó.
Herejía, dijo.
Yo escribí.
Mis palabras eran grietas
en el muro de su silencio.
Él las tapó.
Olvido, dijo.
Pero el eco de mi voz
persiste en las grietas.
Mi silencio no es tu victoria.