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Mostrando entradas de diciembre, 2023

Gracias

 En la vía, donde los motores rugen con emoción, se alzan los gaviones, como versos en una canción. Piedras con asimetría, como sílabas que riman, se unen con arte y precisión, en un trabajo que fascina. El albañil, poeta hábil, coloca cada piedra con esmero, buscando la armonía perfecta, como un verso sincero. El sonido de motores, estruendoso rugir en la vía, se mezcla con el sol cálido, en armonía. Las piedras, poesía en sí, de diferentes tamaños, se entrelazan con ritmo, creando paisajes extraños. La tierra húmeda, aroma fresco y terroso, y las plantas crecen alrededor, verdes y hermosas. El reflejo del sol en las piedras brilla con esplendor, creando paisajes firmes, con un encanto seductor. La luz dorada se filtra entre las piedras, con destellos, mientras las plantas danzan alrededor, como enredaderas en anhelos. El poeta y el albañil, en su labor meticulosa, crean belleza con precisión, en cada cosa. Así, la naturaleza se funde con la mano del hombre, y la bendición de Dios se

EL BAILE DE LOS NÚMEROS

Verso 1 Uno, dos, tres, cuentas conmigo, los números amigos, siempre están conmigo. Cuatro, cinco, seis, van de paseo, en el mundo mágico, donde todo es bueno. Coro Los números bailan, en una ronda sin fin, jugando y riendo, son un gran festín. Del uno al diez, vamos a contar, los números amigos, nos van a enseñar. Verso 2 Siete, ocho, nueve, en fila marchando, sumando y restando, van practicando. Diez es el número que cierra la fiesta, los números amigos, son nuestra gran orquesta. Coro Los números bailan, en una ronda sin fin, jugando y riendo, son un gran festín. Del uno al diez, vamos a contar, los números amigos, nos van a enseñar. Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Versos Resilentes

VERSOS RESILIENTES  En el abismo de mi ser tembloroso, la fortaleza se esconde, asustada, y mi mundo se desmorona, doloroso, cual castillo de arena, desolada. El viento, un suspiro, me acaricia el rostro, susurra secretos ancestrales al oído, y en cada ráfaga, encuentro un rastro, de esperanza tejida con hilos de olvido. El pecho, un tambor, tucun tucun resuena, latido vibrante de angustia y pesar, mis piernas, débiles, vacilan, se desvelan, y mis manos tiemblan, sin poderse calmar. Mis ojos, cual faros perdidos en la niebla, ven la sombra del miedo, más se ciegan, y mis amígdalas, inflamadas, se rebelan, susurran ansiedades que mi mente no sosiegan. Aunque por fuera, mi cuerpo es roble erguido, internamente, el fragor de la tormenta, enfrento mis miedos, ocultos y escondidos, en un duelo eterno de lucha y afrenta. Soy un poema en versos de incertidumbre, donde la metáfora abraza mi desvelo, personifico al miedo, su rostro difumbe, y en cada palabra, mi alma encuentra consuelo. Mis lág