La Rosa Que No Se Abre. © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.
Me pregunto
cómo sería el abrazo palpable de tu salinidad.
Esas aguas densas,
alzando mi cuerpo
como si fueran manos.
Manos que no juzgan.
Solo sostienen.
Escucho.
Indago ese mar sin vida aparente.
Dicen que ahora vive.
¿Peces?
¿Verde?
¿Milagro?
Como la rosa de Jericó.
Seca, cerrada,
pero viva.
Dicen que se abre cuando el agua la toca.
Pero esta no.
Esta no se abre.
No camina,
no navega,
no se deja llevar.
¿Y tú, mar?
¿A dónde va la rosa que decide quedarse cerrada?
¿Será que no quiere navegar?
Yo también fui corteza.
Fui silencio.
Fui espera.
No pedí agua.
Y cuando llegó,
la miré.
Pero no me abrí.
No por miedo.
No por orgullo.
Sino porque también hay vida
en la forma que resiste.
Hay algo que tiembla.
Algo que se queda.
Algo que flota…
como si el mar también supiera
que no todo lo que toca
debe abrirse.