Mis Ojos, Mi Mirada, Mi Desafío
Me gusta plasmar mis vivencias, los momentos más inusitados a través de la escritura, con el fundamento de sellar el pasado y emprender nuevas aventuras.
jueves, 6 de marzo de 2025
Mis Ojos, Mi Mirada, Mi Desafío
domingo, 16 de febrero de 2025
BAJO EL MANTO DE LA VERDAD
La noche era un lienzo oscuro, rasgado por relámpagos distantes que iluminaban brevemente la vastedad del Orinoco. La curiara avanzaba lentamente, deslizándose sobre las aguas negras como el azabache. Al frente, Ayopowe, el líder, remaba con fuerza, su rostro marcado por el sol y los años. Era un hombre de pocas palabras, pero su mirada firme revelaba una vida llena de decisiones difíciles y un corazón que, aunque endurecido, aún guardaba un rescoldo de esperanza.
De repente, como surgida de la misma bruma del río, apareció una figura en la orilla. Era una mujer, alta y esbelta, con cabellos negros que caían como cascadas sobre sus hombros. Sus ojos, profundos y oscuros, parecían contener todos los secretos de la selva. Se llamaba Yarima, y su presencia era tan cautivadora como inquietante.
Ayopowe, aunque desconfiado, sintió una curiosidad irresistible. "¿Quién eres, y qué haces aquí, en medio de la nada?" preguntó, su voz grave cortando el silencio de la noche.
Yarima sonrió, una sonrisa que no llegaba a sus ojos. "Soy una viajera, como tú. Y tal vez, como tú, busco algo que el Orinoco no puede ofrecer."
Sin más explicaciones, Ayopowe la invitó a subir a la curiara. No sabía por qué, pero algo en ella lo impulsó a darle esa oportunidad. Sin embargo, pronto descubriría que Yarima no era una compañera cualquiera.
A medida que avanzaban, Yarima comenzó a tejer sus palabras como una araña teje su red. Con una voz suave pero implacable, reveló secretos que nadie quería escuchar. Le habló a Apawe, el joven cazador, sobre la envidia que Pataye sentía hacia él. A Amiyë, la tejedora de chinchorros, le recordó el amor que había perdido por su terquedad. Y a Ayopowe, le susurró al oído las dudas que siempre había enterrado bajo capas de determinación.
Cada palabra de Yarima era como un machetazo, cortando las ataduras que mantenían unido al grupo. Las risas se convirtieron en silencios incómodos, las miradas en sospechas. La confianza, construida durante años de viajes compartidos, comenzó a desmoronarse.
Una noche, bajo un cielo lleno de estrellas, Ayopowe decidió enfrentarla. "¿Por qué haces esto, Yarima? ¿Qué ganas con sembrar tanto dolor?"
Ella lo miró fijamente, y por primera vez, Ayopowe vio algo más en sus ojos: no solo frialdad, sino también una tristeza profunda. "La verdad duele, Ayopowe, pero es necesaria. ¿De qué sirve vivir en una mentira? ¿De qué sirve fingir que todo está bien cuando no lo está?"
Ayopowe guardó silencio, sus pensamientos revolviéndose como las aguas del Orinoco en temporada de crecida. Yarima tenía razón, pero su método era brutal, despiadado. Sin embargo, también entendió que, a veces, solo el dolor puede llevarnos a sanar.
Poco a poco, los miembros de la curiara comenzaron a enfrentar sus verdades. Apawe habló con Tapaye, Amiyë lloró por el amor perdido, y Ayopowe aceptó sus propias debilidades. Yarima, como había llegado, desapareció una noche sin dejar rastro.
Al amanecer, la curiara continuó su camino, pero ya no era la misma. Las heridas aún dolían, pero también estaban limpias, listas para cicatrizar. Ayopowe miró al horizonte, sintiendo el peso de la verdad en su corazón.
Y así, bajo el cielo infinito del Orinoco, aprendieron que la sinceridad, aunque dolorosa, es el único camino hacia la libertad. Yarima no había sido una destructora, sino una catalizadora. Y en su ausencia, dejó algo más valioso que la armonía superficial: la posibilidad de un nuevo comienzo.
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Derechos Reservados de Autor.
sábado, 8 de febrero de 2025
Si llegara a ser Catatumbo
Si llegara a ser Catatumbo
Si llegara a ser Catatumbo,
sería el rayo que no cesa,
el relámpago eterno que ilumina
la noche húmeda de mi propia selva.
Sería el río que fluye
entre mi memoria y mi olvido,
llevando en mis aguas los secretos
de los que ya no tienen nombre.
Sería la bruma que se levanta
al amanecer, cuando mi tierra
aún guarda el calor de mis sueños
y el frío de mis pesadillas.
Sería el eco de un grito
que se pierde en mi espesura,
un canto que nadie entiende
pero todos repiten.
Si llegara a ser Catatumbo,
sería la magia que se resiste
a ser explicada, el misterio
que habita en lo cotidiano de mi ser.
Sería la catarsis de un pueblo
que late dentro de mí,
la luz que persiste en mi oscuridad,
el fuego que nunca se apaga.
Si llegara a ser Catatumbo,
sería, simplemente,
lo que ya soy:
un relámpago en la noche del mundo.
Autoría de Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Caracas-Venezuela.
Derechos Reservados.
Diatriba del siglo XXI: Góngora y Quevedo en la era del absurdo
Título: Diatriba del siglo XXI: Góngora y Quevedo en la era del absurdo
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares
País: Venezuela
Derechos Reservados.
Presentación:
Este poema nace de una inquietud profunda y una fascinación por el contraste y la crítica. Inspirada en los grandes maestros barrocos Luis de Góngora y Francisco de Quevedo, he decidido transportarlos al siglo XXI, un mundo lleno de contradicciones y absurdidades. Imaginé sus discusiones, debates y críticas en nuestra era moderna, abordando temas como el papel de las ONG, las guerras perpetuas y las incoherencias del mundo contemporáneo. Con un lenguaje lleno de ironía y juegos de palabras, busqué reflejar la rivalidad clásica entre Góngora y Quevedo, pero adaptada a los desafíos y paradojas que enfrentamos hoy.
Motivo del poema:
Este poema surge como una reflexión crítica sobre las contradicciones diarias en nuestro mundo actual. En un contexto donde el progreso tecnológico choca constantemente con la corrupción, la desigualdad y la violencia, quise dar voz a las críticas y cuestionamientos que muchos de nosotros compartimos. Inspirándome en Góngora y Quevedo, cuestiono la eficacia de las organizaciones humanitarias, la hipocresía de los discursos políticos y cómo las guerras se han convertido en un negocio. Con humor y agudeza, busco exponer el absurdo de un mundo que parece avanzar hacia atrás, recordándonos que, a pesar de todo, siempre existe una chispa de esperanza y lucha.
Dedicado a:
Dedicado a todas aquellas personas que, en medio del caos y la desesperanza, siguen buscando la luz de la justicia y la verdad. A quienes no se conforman con promesas vacías y luchan por un mundo más humano. Y, por supuesto, a la memoria de Góngora y Quevedo, cuyas plumas afiladas y su rivalidad literaria nos enseñaron que la poesía puede ser un arma poderosa para cuestionar y transformar la realidad.
En esencia, este poema es un homenaje a la crítica inteligente y a la capacidad del arte para reflejar las contradicciones de su tiempo. Soy simplemente una poeta que, inspirada por Góngora y Quevedo, se atreve a escribir una diatriba burlesca y conceptista llena de juegos de palabras, contrastes y crítica aguda a las contradicciones modernas.
Diatriba del siglo XXI: Góngora y Quevedo en la era del absurdo.
Góngora (en tono culterano):
¡Oh, siglo de luces digitales,
donde el fracaso se viste de hashtag y like!
Las ONG, cual templos de promesas frágiles,
alzan sus cifras en un papiro virtual.
Sus burocracias, laberintos dorados,
se pierden en el mar de la ineficacia,
mientras el hambre, con sus dientes afilados,
devora al pobre en su noche necia.
Quevedo (en tono conceptista):
¡Calla, Góngora, poeta de enredos,
que en tus versos se esconde la mentira!
Las ONG son mercaderes de credos,
y su caridad, pura farsa mentira.
¿Qué es de la guerra, dime en tu retórica?
¿Acaso no la ves, tan clara y cruda?
Es el negocio de la lógica cínica,
donde la muerte es moneda desnuda.
Góngora:
¡Quevedo, feroz crítico de sombras,
que en tu prosa no hay luz, solo rencor!
Las guerras son tormentas que asombran,
pero el hombre es el mismo pecador.
Las ONG, aunque imperfectas, intentan,
mientras tú, con tu pluma venenosa,
solo siembras discordia y no inventas
más que odio en tu prosa tempestuosa.
Quevedo:
¡Intentan, dices, Góngora, qué risa!
¿Acaso no ves que son farsantes?
Con su ayuda que nunca se precisa,
y sus fondos que acaban en gigantes
bolsillos de corruptos y traidores.
Las guerras, sí, son el gran teatro
donde los ricos son los actores,
y los pobres, el triste aparato.
Góngora:
¡Ay, Quevedo, amargado sin remedio,
que en tu boca no hay miel, solo hiel!
Las ONG son un frágil remedio,
pero es mejor que tu oscuro desdén.
Las guerras, sí, son horrendo fracaso,
pero el hombre, en su absurdo destino,
sigue buscando un leve abrazo
en medio del caos y el desatino.
Quevedo:
¡Góngora, poeta de laberintos,
que en tus versos se pierde la razón!
El fracaso es hoy el único instinto,
y la guerra, la gran traición.
Las ONG, tus musas modernas,
no son más que espejos de vanidad,
y el hombre, en su miseria eterna,
sigue hundido en su propia absurdidad.
Ambos:
¡Oh, siglo XXI, grotesco y vano,
donde el fracaso es arte y negocio!
Las ONG, las guerras, el humano,
todo es parte del mismo prodigio.
En este absurdo teatro moderno,
Góngora y Quevedo, rivales de antaño,
se burlan del mundo, tan interno,
donde el caos es el único engaño.
jueves, 9 de enero de 2025
Me Pronuncio Entera
Me Pronunció Entera. © Enero 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.
me arde
cuando me buscas
de lunes a viernes
con la exactitud de quien repite
una misa secreta
sin devoción
soy el secreto
que guardas en la hebilla del cinturón
la pausa que abres
entre familia y rutina
la grieta por donde escapa
tu sudor más honesto
en mí
descargas
el peso del mundo
pero no cargas conmigo
ni el eco de mi nombre
ni las preguntas que gotean después
regreso bañada
con una ternura que no me pertenece
perfumada de ausencia
adornada de culpa ajena
con las piernas temblando
no de amor
sino de permanencia
y mientras me ducho
hay un silencio
que no logro quitarme de entre las costillas
como una canción que no es mía
pero se repite cada noche
dices que soy libertad
y me dejas escondida
en un cofre
bajo llave
y yo sonrío
porque aprendí a sobrevivirme
entre las rendijas
de los versos que no se publican
porque estoy hecha
de paradojas sin nombre
de lava contenida
de hiatos nocturnos
donde solo yo
me pronuncio entera
martes, 10 de diciembre de 2024
Canción Para Arianna
Canción para Arianna
Hola, hola, ¿qué tal?
Con una sonrisa, vamos a jugar.
Dame, dame, un abrazo,
¡Upa, uuuupaa! ¡Qué gran lazo!
Risas y risas, ¡vamos a reír!
Arianna toca cosas que no debe, ¡sí!
Sale corriendo, ¡mira qué veloz!
Con su risa, ilumina mi voz.
No, no, eso no se toca,
Pero su risa siempre me provoca.
Con cada paso, un nuevo juego,
Arianna, ¡te quiero, te lo ruego!
Risas y risas, ¡vamos a reír!
Arianna toca cosas que no debe, ¡sí!
Sale corriendo, ¡mira qué veloz!
Con su risa, ilumina mi voz.
Autor Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Todos los Derechos Reservados.
sábado, 23 de noviembre de 2024
-57 +❤️
Presentación:
¡Hola a todos!
Hoy le traigo una canción especial que busca reflexionar sobre el poder de las palabras y la responsabilidad de los artistas. En un mundo donde la música tiene un impacto profundo en nuestras vidas, es crucial que promovamos mensajes que inspiren y respeten la dignidad humana.
-57 + ❤️, una crítica a los promotores de mensajes dañinos y una llamada a la acción para crear letras que eleven y no lastimen. Espero que disfruten y se unan en esta misión de amor y respeto.
-57 +❤️
En la calle suena fuerte, pero hay que pensar,
Las palabras tienen peso, pueden lastimar,
Promotores de un mensaje que no es real,
Menos 57 más amor, es lo que hay que dar.
Menos 57 más amor,
No más letras que causen indignidad,
Para, para, para, stop,
Los mejores raikin son los que menos lastiman.
La música es poder, puede transformar,
No es solo ritmo, es para reflexionar,
Promotores de un mensaje que no es verdad,
Menos 57 más amor, es nuestra realidad.
Menos 57 más amor,
No más letras que causen indignidad,
Para, para, para, stop,
Los mejores raikin son los que menos lastiman.
No hay excusa para el mal mensaje,
La música es arte, no un sabotaje,
Promovamos siempre lo que es justo,
Menos 57 más amor, es lo que busco.
Menos 57 más amor,
No más letras que causen indignidad,
Para, para, para, stop,
Los mejores raikin son los que menos lastiman.
Autor Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Copr.
jueves, 14 de noviembre de 2024
Opio de Libertad.
Título: Opio de Libertad.
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
País: Venezuela.
Derechos Reservados de Autor.
Nos dieron la libertad en vena,
un opiáceo brillante que corría
por los canales del deseo,
y creímos que el mundo era una puerta
que se abría con solo extender la mano.
Qué dulce veneno este que nombra
la cárcel como un reino,
que convierte las cadenas en elección,
y nos hace sonreír mientras firmamos
el contrato de nuestra propia servidumbre.
Somos adictos a su quimera,
a la ilusión de ser dueños del aire,
mientras vendemos por dosis de bienestar
el derecho a sentir el hambre verdadera,
la sed que precede a la tormenta.
La libertad no duele, adormece.
Es el éxtasis que compramos
con las monedas de nuestra conciencia,
el sueño donde corremos sin movernos,
donde poseemos todo sin tocar nada.
Pero llega un día—frío, gris, sin resaca—
en que el cuerpo reclama lo que perdió:
la memoria del fuego en las entrañas,
el temblor de decidir sin red,
el vértigo de una puerta abierta al abismo.
Y entonces hay que rasgarse las venas,
sufrir el síndrome de abstinencia
de tanto espejismo consolador,
para parir una libertad áspera y cruda,
que no se ofrece,se conquista con rabia.
La verdadera libertad no es calmante:
es un cuchillo en la garganta del miedo,
es la herida que nunca cicatriza,
el hambre que no se aplaca con migajas,
el viaje sin drogas hacia lo desconocido.
Es la sal de la propia conciencia,
escupiendo el opio de los himnos
para saborear el amargo sabor
de estar despierto
en un mundo que prefiere dormir.
domingo, 10 de noviembre de 2024
Reflejos de Plata
Reflejos de Plata.
Autor Norma Cecilia Acosta Manzanares
Mi mente no deja de pensar
en la flor temprana del alba,
con melancolía se hermana,
no es fácil de disimular.
Las canas de mi cabellera,
mi juventud se aleja,
en mis recuerdos se queda,
mi corazón late y espera.
A veces se fatiga de amar,
de recibir falsas promesas,
que no alcanzaron las mesas,
más veraces son mis canas.
Plateadas como la espada,
que en la batalla mora,
mi alma siempre implora,
por la paz tan anhelada…
VERDADES DEL CORAZÓN
Título: Verdades del Corazón
Autor Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Inspirado en la entrevista de Cazzu.
Dices que somos adultos, que todo está bien,
pero hay una niña inocente que no entiende el vaivén.
Tu sonrisa es un velo que oculta la verdad,
mientras yo llevo el peso de esta soledad.
Es falso que no hay heridas, que el amor no duele,
hay un corazón roto que el tiempo no muerde.
Soy madre y luchadora, no me voy a callar,
porque hay una bebé en medio, y yo tengo que amar.
Las promesas se rompen, y el eco se siente,
mientras el mundo gira, yo me quedo valiente.
No es solo un juego, no es solo pasión,
hay vidas en juego, hay una razón.
Es falso que no hay heridas, que el amor no duele,
hay un corazón roto que el tiempo no muerde.
Soy madre y luchadora, no me voy a callar,
porque hay una bebé en medio, y yo tengo que amar.
No me hables de adultos, si el dolor es real,
cada lágrima que cae es un grito de verdad.
No hay excusas que valgan, no hay forma de ocultar,
el amor que se pierde, deja huellas al andar.
Es falso que no hay heridas, que el amor no duele,
hay un corazón roto que el tiempo no muerde.
Soy madre y luchadora, no me voy a callar,
porque hay una bebé en medio, y yo tengo que amar.
Así que escucha mi voz, soy el eco del dolor,
de una madre que lucha, que se aferra al amor.
No hay palabras vacías, no hay forma de olvidar,
hay una verdad en mí que no se puede silenciar.
domingo, 27 de octubre de 2024
Ecos de la Guerra
Ecos de Guerra
En la sombra, cielo desgarrado,
eco de risas, se ha apagado.
Que el abrazo de paz sea más fuerte,
que el amor sea el faro, el único credo.
Sueños en polvo, olvidados,
llanto de niño, llamado.
Ojos de pura inocencia,
mundo de cruel indiferencia.
En la sombra, cielo desgarrado,
eco de risas, se ha apagado.
Que el abrazo de paz sea más fuerte,
que el amor sea el faro, el único credo.
Madres en ruinas, su abrigo,
manos temblorosas, corazón herido.
Cada lágrima, grito silente,
ruego por vida, deseo latente.
En la sombra, cielo desgarrado,
eco de risas, se ha apagado.
Que el abrazo de paz sea más fuerte,
que el amor sea el faro, el único credo.
¡Oh, tierra de sangre y pena!
¿No ves el futuro en la arena?
Niños son flores, deben florecer,
no espinas en campos de ayer.
En la sombra, cielo desgarrado,
eco de risas, se ha apagado.
Que el abrazo de paz sea más fuerte,
que el amor sea el faro, el único credo.
Que el eco de risas vuelva a sonar,
que los niños jueguen, puedan soñar.
Y en cada corazón, en cada mirada,
brille la esperanza, vida anhelada.
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
V10872651
Caracas Venezuela
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