LA MALA COSTUMBRE
Las improcedentes mentadas de las fábulas de los cangrejos, crecieron constantemente en aquella paradójica conversación. ¿Cómo Pedro dice una cosa y termina haciendo otra? al final, su mirada quedó extraviada y en resumidas cuentas, su cangrejada fue la conjetura de lo que él quería hacerle creer, algo así, le paso a otro joven llamado Marcos, cuando se unió a esa conversación exacerbada, que sin saber lo sucedido quiso dársela de listo y dio su entrada triunfal al paradójico desastre de su inoficiosa cabeza, diciendo: ¡Prediquemos la vida del cangrejo! seguidamente, la dama le responde: - aún no se ha completado la sustentación de la mala costumbre. En consecuencia a su respuesta, Pedro se quedó sin tenazas, al ser descubierto con sus mentiras piadosas, ¡ni hablar de Marcos! cuando éste al recopilar toda la conversación dijo: – me estoy quedando sin batería. Otra prueba de la prosapia morbosidad de las especulaciones azarosas de las mentiras.
Más pías e incontrolables se formaron en las pupilas de la dama, cuando en su desesperación acudió a su amigo Omar, escribiéndole: – ¡hola! ¿Tienes guardado aquél mensaje de voz que te envié? Su amigo rápidamente le responde: – tengo tantas cosas guardadas que tuve que borrarla, me ocupaba mucho espacio en la memoria. Pues, al final toda mentira tarde o temprano va al retrete, la verdad sin pujo, si bien duele no mata. Como un comentario benevolente se anuncio repentinamente en los torrentes pensamientos de la dama y terminó su conversación diciendo: - Me he dormido en los preludios de mis propias creencias. Ahora sabemos “No hay nada peor en la vida que el mismo apendejamiento”.
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Caracas- Venezuela.
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