domingo, 17 de diciembre de 2023

Gracias

 En la vía, donde los motores rugen con emoción,

se alzan los gaviones, como versos en una canción.

Piedras con asimetría, como sílabas que riman,

se unen con arte y precisión, en un trabajo que fascina.


El albañil, poeta hábil, coloca cada piedra con esmero,

buscando la armonía perfecta, como un verso sincero.

El sonido de motores, estruendoso rugir en la vía,

se mezcla con el sol cálido, en armonía.


Las piedras, poesía en sí, de diferentes tamaños,

se entrelazan con ritmo, creando paisajes extraños.

La tierra húmeda, aroma fresco y terroso,

y las plantas crecen alrededor, verdes y hermosas.


El reflejo del sol en las piedras brilla con esplendor,

creando paisajes firmes, con un encanto seductor.

La luz dorada se filtra entre las piedras, con destellos,

mientras las plantas danzan alrededor, como enredaderas en anhelos.


El poeta y el albañil, en su labor meticulosa,

crean belleza con precisión, en cada cosa.

Así, la naturaleza se funde con la mano del hombre,

y la bendición de Dios se refleja en cada escombro.


Con piedras de asimetría y métricas poéticas,

crean paisajes firmes, con belleza auténtica.

Donde la gracia de la naturaleza se funde con el hombre,

los gaviones se erigen como versos eternos, en un poema con tu nombre.

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares

EL BAILE DE LOS NÚMEROS

Verso 1

Uno, dos, tres, cuentas conmigo,

los números amigos, siempre están conmigo.

Cuatro, cinco, seis, van de paseo,

en el mundo mágico, donde todo es bueno.


Coro

Los números bailan, en una ronda sin fin,

jugando y riendo, son un gran festín.

Del uno al diez, vamos a contar,

los números amigos, nos van a enseñar.


Verso 2

Siete, ocho, nueve, en fila marchando,

sumando y restando, van practicando.

Diez es el número que cierra la fiesta,

los números amigos, son nuestra gran orquesta.


Coro

Los números bailan, en una ronda sin fin,

jugando y riendo, son un gran festín.

Del uno al diez, vamos a contar,

los números amigos, nos van a enseñar.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

domingo, 3 de diciembre de 2023

Versos Resilentes

VERSOS RESILIENTES 


En el abismo de mi ser tembloroso,

la fortaleza se esconde, asustada,

y mi mundo se desmorona, doloroso,

cual castillo de arena, desolada.


El viento, un suspiro, me acaricia el rostro,

susurra secretos ancestrales al oído,

y en cada ráfaga, encuentro un rastro,

de esperanza tejida con hilos de olvido.


El pecho, un tambor, tucun tucun resuena,

latido vibrante de angustia y pesar,

mis piernas, débiles, vacilan, se desvelan,

y mis manos tiemblan, sin poderse calmar.


Mis ojos, cual faros perdidos en la niebla,

ven la sombra del miedo, más se ciegan,

y mis amígdalas, inflamadas, se rebelan,

susurran ansiedades que mi mente no sosiegan.


Aunque por fuera, mi cuerpo es roble erguido,

internamente, el fragor de la tormenta,

enfrento mis miedos, ocultos y escondidos,

en un duelo eterno de lucha y afrenta.


Soy un poema en versos de incertidumbre,

donde la metáfora abraza mi desvelo,

personifico al miedo, su rostro difumbe,

y en cada palabra, mi alma encuentra consuelo.


Mis lágrimas, versos líquidos que fluyen,

enriquecen la prosa de mi existencia,

como hipérboles que el dolor diluyen,

y oxímoron que atisba la esperanza.


Soy un arte en la mezcla de figuras literarias,

donde las metáforas danzan sin cesar,

personificando al miedo, su rostro desvanece,

y en cada palabra, mi alma encuentra consuelo.


Aunque el miedo me aceche, soy un poema vivo,

en cada estrofa encuentro valor y coraje,

y con cada palabra, mi espíritu se eleva,

desafiando al abismo, desafiando al ultraje.


En el torbellino de emociones que me envuelve,

reafirmo mi fuerza, mi esencia en combate,

soy la poesía que a la oscuridad se atreve,

y en susurros de versos, mi miedo se deshace.


AUTOR: NORMA CECILIA ACOSTA MANZANARES 

CARACAS-VENEZUELA 

D/R 

viernes, 24 de noviembre de 2023

La Jirafa

 "La Jirafa":


La jirafa alta, alta, alta,

con su cuello largo, largo, largo,

pasea despacito, cito, cito,

por la selva, llena de encanto.


Come hojas verdes, verdes, verdes,

con su lengua larga, larga, larga,

salta y corre muy contenta,

es tan bella mi jirafa.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Canción La Jirafa


miércoles, 22 de noviembre de 2023

A CANSERBERO

 A Canserbero:


En un rincón oscuro, la verdad se esconde,

mataron al mensajero, pero su mensaje responde.

un cantante de rápido ritmo y palabras certeras,

silenciado por aquellos que temen sus verdades sinceras.


En sus versos incómodos, heridas se abrían,

pues la realidad dolía y a muchos sorprendía.

CAN, valiente en su voz, alzaba su canto,

denunciando injusticias con su valioso encanto.


La verdad no se calla, aunque el mensajero muera,

sus palabras perduran, despiertan y generan quimera,

porque en cada estrofa, la voz de CAN se alaba,

desnudando realidades que a otros les incomodaban.


En el eco de sus rimas, la valentía se eleva,

aquellos que temen, encuentran en él su prueba,

Porque la verdad es un eco que no se puede callar,

aunque aquellos poderosos quieran silenciar.


Mataron al mensajero, pero su mensaje persiste,

en cada corazón que escucha y asiste.

El antipoema resuena en la memoria colectiva,

la verdad siempre prevalece, aunque sea subversiva.


AUTORIA: NORMA CECILIA ACOSTA MANZANARES. 

CARACAS - VENEZUELA

jueves, 19 de octubre de 2023

LA SOMBRA DE LA GUERRA

Había una vez un niño llamado Miguel, cuyos ojos brillaban con la curiosidad y la alegría de vivir en una pequeña aldea en medio de la exuberante selva. Desde temprana edad, Miguel había aprendido a amar la naturaleza y encontraba su mayor felicidad explorando el bosque y jugando con sus amigos. Cada día, se aventuraba entre los árboles, maravillándose con los colores vibrantes de las flores y los cantos melodiosos de los pájaros.
Un día soleado, mientras se encontraba sumergido en una emocionante partida de escondite con sus amigos, un estruendo ensordecedor resonó en el aire. El corazón de Miguel se aceleró y un escalofrío recorrió su espalda. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia la ventana de su humilde casa y se asomó con temor. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al contemplar una gran explosión en la distancia. El horizonte se iluminó con un resplandor naranja y el estruendo sacudió las ventanas de su hogar, dejando escapar un gemido lastimero.
La habitación de Miguel, antes un refugio tranquilo, ahora estaba en completo desorden. Los libros y papeles que solían adornar su escritorio yacían esparcidos por el suelo. La ventana se encontraba rota y las cortinas, rasgadas, dejaban pasar la brisa cálida de la tarde. Miguel comprendió con tristeza que la explosión había alcanzado su hogar, como una sombra siniestra que se adueñaba de su paz.
A medida que los días se sucedieron, Miguel buscó respuestas y descubrió que aquella explosión era el resultado de una cruel guerra entre dos países vecinos. Las noticias eran desoladoras: muchas personas habían perdido la vida, otras habían resultado heridas y numerosas familias habían sido desplazadas de sus hogares. El dolor y la angustia se extendían como una sombra oscura sobre la selva que Miguel amaba tanto.
La tristeza y la indignación se apoderaron del corazón de Miguel mientras contemplaba cómo la violencia había afectado a tantas personas inocentes. En las noches, mientas el cielo estrellado se alzaba sobre él, Miguel reflexionaba sobre el sufrimiento que la guerra había infligido a su aldea y a otros lugares lejanos. No podía quedarse de brazos cruzados, sintiendo impotencia. Decidió que, a su manera, haría la diferencia.
Despertó cada mañana con determinación en sus ojos y una sonrisa en los labios. Buscó formas de ayudar a su comunidad, recolectando alimentos y ropa para aquellos que habían perdido todo. Organizó actividades divertidas y creativas para los niños de la aldea, tratando de traer un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. Además, compartió con ellos la importancia de la paz y el respeto, hablando desde su corazón y transmitiendo un mensaje de unidad y compasión.
El espíritu de Miguel se convirtió en una chispa de inspiración para aquellos que lo rodeaban. Poco a poco, la aldea comenzó a sanar, a levantarse ante la adversidad y a cultivar un sentimiento de solidaridad que trascendía las fronteras de la selva. Aunque el camino hacia la paz era largo y arduo, Miguel sabía que su pequeña aldea podía ser un ejemplo para el mundo.
La moraleja de esta historia resonaba en cada rincón de la selva: la violencia y la guerra tienen un impacto devastador en los niños y en su entorno. Los niños, seres inocentes y vulnerables, merecen vivir en un mundo lleno de amor y comprensión, donde sus risas no sean silenciadas por el estruendo de la destrucción. Miguel nos recordó que cada uno de nosotros tiene el poder de generar un cambio positivo, de sembrar semillas de paz y de proteger a los más vulnerables en nuestra sociedad.
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 
Caracas-Venezuela.

domingo, 15 de octubre de 2023

LA CHICA DEL ZAPATO ESCARLATA

 En un rincón de la biblioteca, Indira encontró un libro abandonado que entre sus páginas amarillentas guardaban una foto, era una hermosa mujer con zapato escarlata. Ella quedó fascinada y regresó con su propio zapato de esa tonalidad. Sueños y amores olvidados le rodean. ¿Quién era la chica de la foto? ¿Qué le sucedió? La biblioteca e Indira se entrelazaron y se transformaron en una única historia. Ella ahora se convirtió en un libro olvidado con una foto monocromática. Las respuestas escapan. El destino la consume entre susurros de páginas, Indira desaparece, convertida en un epitafio en papel.


Microrelato 

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Caracas-Venezuela.

Peor que La Guerra Es La Falsa Paz.



Peor que La Guerra Es La Falsa Paz.


En la paz mutilada, la indolencia se oculta,

¡Menudo chiste! ¿La guerra opuesta? ¡La apatía!

Un remedio falso, que no responde ni insulta,

¡Vaya timo! Falsa alegría, pura porquería.


La paz defectuosa, cual serpiente traicionera,

¡Ja! Espera agazapada, siempre dispuesta a morder,

Te duermes confiado, sin saber lo que te espera,

¡Zas! ¡Te clava el colmillo! Sin avisar, sin ceder.


Dicen que la paz es flotar en aguas tranquilas,

¡Qué mentira! La corriente es turbulenta y desquicia,

Conflictos y desigualdades, ¡vaya maravilla!,

Una farsa engañosa, que nos joroba y nos fastidia.


Rompe la indiferencia, desafía la omisión,

La paz es más que una noción, más que ausencia,

¡Vamos! Luchemos por justicia y construcción,

Un mundo donde reine igualdad y presencia.


En este lío enredado, no hay que ser ingenuos,

La comunidad internacional, ¡qué espectáculo!,

Promesas vacías, pura fachada y embuste,

¡Qué show más absurdo! Un circo sin sentido.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Caracas-Venezuela.

sábado, 7 de octubre de 2023

TOS

 

TOS


En el invierno lluvioso, la tos me abraza y empapa,

es una canción desafinada y mi tristeza atrapa.

La tos, remolino de sonidos que desencadena,

inclemente compañera, sin tregua me atormenta.


Cada carraspera desvanece mi voz, dolor sin tregua,

Pero en ella encuentro poesía, mi alma se enternece.

La tos es música, un golpe roto que me desvía,

estornudo y carraspera brotan con melodía.


Seca o húmeda, recuerda la complicada vida,

destella la euforia, matices compartidos.

Acepto la tos, parte inseparable de mi voz,

en cada esputo hallo creatividad con fervor.


Por eso estoy, tosiendo antipoesia, garganta en disonancia,

se trata del espectro de la creación de su asimetría,

Como un oso invernal que ruge en el viento,

sonido torrente, despierta las almas, al violento reto de silencio.


Plasmarlos me relaja y me hace sentir viva,

remedios para la tos, bálsamo de voz, alivio motivador.

Toser parece una lluvia de piedras en el tejado,

mi cuerpo parte del origen de los versos sueltos.


Lamentos de aves heridas, buscando redención,

en esputos, palabras hojas secas, emoción.

La tos, un eco del pasado de las voces olvidadas,

mar embravecido plasmados en cada estocada.


Entre tos, el débil nervio de mi esperanza,

la poesía nace de las fisuras del alma, hay fuerza y templanza.

Tose el látigo que castiga lo que no quiero escuchar,

el alma pide a gritos lo que el espíritu ciego no puede reprimir.


Mi tos, alquimia transformadora en versos de poesía,

en cada instante encuentro el ritmo en la melancolía.

Expresiones y comparaciones, mi voz desafía la tristeza,

tos frágil, en memoria de quien la oye, belleza.


Autoría: Norma CECILIA Acosta Manzanares.

Caracas-Venezuela.

domingo, 1 de octubre de 2023

MI YO POÉTICO

 MI YO POÉTICO.


Entre mis manos sostengo una pluma encendida,

que en cada palabra escribo mis vivencias,

versos profundos, sinceros y llenos de vida,

que en el papel se vuelven experiencias.


Mi ser poético se une con la tinta,

entrelazando los versos con sentimientos,

cada estrofa es un suspiro que palpita,

dejando en cada línea mis pensamientos.


Las metáforas bailan en lenguaje sutil,

las palabras hablan en un susurro callado,

el poema se convierte en un río versátil,

donde las emociones fluyen desatadas.


Como un mapa, mis versos son travesías,

que exploran el laberinto de mis días,

con cada estrofa, una nueva melodía,

y en cada verso, una historia se guía.


El papel se convierte en un campo de batalla,

donde las emociones luchan y se libran,

cada palabra es una caricia que estalla,

y el poema se convierte en lucha y epopeya.


En cada verso, un suspiro se despliega,

cada palabra es una emoción en ascuas,

un viaje sensorial que el alma entrega,

donde la imaginación no tiene excusas.


Entre mis manos, un poema se dibuja,

un horizonte nuevo que se crea,

y en cada estrofa, un universo se construye,

con metáforas audaces y nuevas ideas.


Así, el poema se eleva en el papel,

convertido en una obra transformadora,

donde el yo poético se hace presente,

y el arte deja una huella salvadora.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Caracas-Venezuela.

viernes, 29 de septiembre de 2023

Canción La Araña y el Grillo

 La Araña y el Grillo


(Verso 1)
La araña sube, sube, sube,
tejiendo su tela sin parar.
El grillo salta, salta, salta,
cantando con su alegre compás.

(Coro)
La araña y el grillo, juntos están,
en el jardín van a jugar.
Con hilos de seda y música en su andar,
una amistad linda van a formar.

(Verso 2)
La araña teje, teje, teje,
una red para todos atrapar.
El grillo canta, canta, canta,
su melodía llena el lugar.

(Coro)
La araña y el grillo, juntos están,
en el jardín van a jugar.
Con hilos de seda y música en su andar,
una amistad linda van a formar.

(Puente)
La naturaleza nos enseña
que todos podemos convivir.
Con respeto y alegría,
un mundo mejor podemos construir.

(Coro)
La araña y el grillo, juntos están,
en el jardín van a jugar.
Con hilos de seda y música en su andar,
una amistad linda van a formar.


Auditoria: Norma Cecilia Acosta Manzanares
Caracas-Venezuela. 

jueves, 21 de septiembre de 2023

LA TRANSFORMACIÓN DE SILENCIOVILLA

 



EL SILENCIO QUE TRANSFORMÓ A SILENCIOVILLA.


En un rincón olvidado del mundo existía un pequeño pueblo llamado Silenciovilla, cuyo bullicio y alboroto nunca cesaban, sumergiendo a sus habitantes en un mar de ruido incesante. Las palabras flotaban en el aire, entre metiéndose una tras otra, cada una más banal que la anterior, formando un enmarañado laberinto de sonidos.


Sin embargo, en medio de ese caos, surgía una figura singular: Jesús, un hombre sabio y reservado que comprendía el poder del silencio en un mundo ensordecedor. A diferencia de los demás habitantes, él no buscaba participar en conversaciones triviales y chismes sin importancia.


La fama de Jesús se extendía más allá de Silenciovilla, susurrándose historias sobre su enigmática sabiduría. Se decía que podía escuchar los susurros del viento y que sus ojos, llenos de misterio, eran capaces de ver más allá de las palabras. La curiosidad y la fascinación se apoderaron de todos aquellos que oían hablar de él.


Jesús había descubierto el valor del silencio como una forma de observar el mundo que lo rodeaba. Con sus profundos ojos, escudriñaba atentamente cada sonido y cada palabra que evitaba expresar. Así, pasaba sus días recorriendo el pueblo, con una mirada serena y una boca cerrada, mientras todos los demás continuaban parloteando sin descanso.


Con el paso del tiempo, algo extraño comenzó a suceder en Silenciovilla. Las palabras de los habitantes perdieron su esencia, sus conversaciones se volvieron vacías y desprovistas de sentido. Paradójicamente, nadie parecía darse cuenta de la decadencia de sus diálogos, ya que estaban atrapados en su inacabable charla.


Por su parte, Jesús se convirtió en una figura enigmática y respetada. Su aura de sabiduría y serenidad lo envolvía como un manto invisible. Las personas, cautivadas por su presencia magnética, acudían a él en busca de consejo, anhelando escapar de la monotonía y trivialidades a las que estaban acostumbradas.


Fue en ese preciso momento cuando Jesús decidió compartir con el pueblo su mayor enseñanza: "Cállense", susurró con una voz suave pero cargada de autoridad. Esa palabra resonó en los corazones de cada habitante, interrumpiendo el constante parloteo que los envolvía.


El mensaje de Jesús se propagó por el pueblo como un eco que despertaba la conciencia de todos. Poco a poco, las conversaciones superficiales dieron paso a diálogos enriquecedores, cargados de significado y profundidad. Silenciovilla se transformó en un lugar donde las palabras eran cuidadosamente elegidas, donde el silencio se valoraba como un tesoro y donde cada interacción se convertía en una oportunidad para aprender y crecer.


Y así, en medio del silencio, el pueblo encontró una nueva forma de comunicarse y de conectarse entre sí. Silenciovilla se convirtió en un refugio para aquellos que anhelaban la paz y la autenticidad, un lugar donde el ruido daba paso a la sabiduría y donde cada palabra pronunciada tenía un propósito y un significado profundo. Desde entonces, la leyenda de Jesús y el poder del silencio se extendió más allá de las fronteras de Silenciovilla, inspirando a otros a encontrar la calma en un mundo ruidoso y caótico.



Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Caracas- Venezuela.




sábado, 16 de septiembre de 2023

EN LO BLANCO Y NEGRO HAY UN ARCOÍRIS

 EN LO BLANCO Y NEGRO HAY UN ARCOÍRIS 


Érase una vez, en un bosque encantado lleno de árboles altos y frondosos, vivían un pájaro llamado Guacamaya, dos insectos llamados Oruga y Mariposa también su querido amigo Arcoíris. Cada uno de ellos era especial a su manera y juntos formaban un equipo inseparable.


Guacamaya era un pájaro de colores brillantes y llamativos, que podía volar tan alto como las nubes. Emitía un sonido único y melodioso "Gua-gua-guacamaya", que traía alegría a todos los seres del bosque. Con su plumaje multicolor y su actitud amigable, era un pájaro muy querido por todos.


Oruga, por otro lado, era un insecto pequeño que siempre estaba ocupado masticando hojas. Hacía un sonido suave y repetitivo con su boca mientras comía "Ñam- ñam" Se dedicaba a comer y crecer, soñando con transformarse algún día en una hermosa mariposa como su amiga.


Y hablando de mariposa, ella era la más hermosa de todo el bosque y desde que nació siempre buscaba nuevos colores para su vida. Su nombre era Mariposa y hacía un sonido suave y delicado con sus alas al aletear "Fshh-fshh". Volaba de flor en flor esparciendo polen y alegría a su paso. Siempre buscaba aventuras y prometía que algún día volaría tan lejos como el arcoíris.


Ahora, Arcoíris era el personaje más singular de todos. No era un pájaro en sí, sino un misterioso espíritu alado que adornaba al cielo con sus hermosos colores. Realizaba un sonido mágico y resonante mientras se movía por el bosque "Shu-shu-shu". Siempre aparecía después de la lluvia, pintando el cielo de un arco iris vibrante y lleno de vida.


Un día, mientras Guacamaya, Oruga y Mariposa exploraban el bosque, se encontraron con un problema. Había una densa niebla blanca que envolvía el bosque, haciendo que los colores desaparecieran por completo,  no podían ver ni moverse correctamente y esa tristeza llegó a sus corazones.


Entonces, nuestros valientes amigos decidieron unir fuerzas y encontrar una solución. Guacamaya utilizó su canto melodioso y repetitivo para enviar un mensaje a través del bosque, esperando que alguien les pudiera ayudar "Gua-gua- guacamaya, ayudaaa".


De repente, escucharon una voz familiar que provenía de lo más profundo del bosque. Era Arcoíris, acudiendo a su llamado. Arcoíris les propuso una solución creativa y mágica.


Él los conduciría con su voz mágica haciendo "Shu-shu", para encontrar la cueva de la Imaginación, donde podrían recuperar los colores. Los tres amigos saltaron de alegría al escuchar esta noticia. Con ayuda de Guacamaya se posaron en sus patas y juntos, volaron bajo la guía de Arcoíris hacia la cueva.


En la Cueva de la Imaginación, encontraron hermosos pinceles y pinturas de todos los colores posibles. Con mucho cuidado y entusiasmo, cada uno tomó su pincel y se sumergió en las pinturas. Guacamaya usó colores rojos y amarillos para pintar una puesta de sol brillante, mientras Oruga se transformó en una mariposa volando con colores vibrantes.


Mariposa creó hermosas flores de todos los colores del arco iris y Arcoíris utilizando sus poderes mágicos mezcló todos los colores juntos "Rojo, azul, verde, naranja, púrpura, amarillo, rosa...¡Todos los colores se mezclan!". Y así, el blanco de la niebla desapareció y el bosque volvió a ser un lugar lleno de vida, risas y colores.


A partir de aquel día aprendieron que el blanco y el negro son solo el comienzo, y que en el mundo hay un arcoíris de colores y sonidos por descubrir. Juntos, siguieron explorando y compartiendo su alegría con todos los seres del bosque, volando alto y dejando su huella mágica en cada uno de ellos.


Y así, la historia de estos maravillosos amigos continúa en el corazón de aquellos que escuchan, llenando de magia e inspiración el mundo que les rodea.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 



viernes, 8 de septiembre de 2023

Ensayo sobre: La amistad con derecho a la intimidad.

 

La amistad con derecho a la intimidad es un concepto que ha sido objeto de diferentes opiniones y debates a lo largo de los años. Desde el inicio, es importante definir claramente este tipo de relación, que implica una conexión emocional profunda⁸ y la posibilidad de disfrutar de una intimidad física sin estar involucrados en una relación romántica o comprometida. Sin embargo, es necesario considerar que las opiniones y actitudes hacia este concepto pueden variar significativamente debido a las diferencias culturales y religiosas.


Por un lado, quienes defienden la amistad con derecho a la intimidad argumentan que esta forma de relación puede ser muy satisfactoria y enriquecedora para ambas partes involucradas. Al no existir la presión de un compromiso formal, ambas personas pueden disfrutar de la compañía del otro sin tener que preocuparse por las expectativas y demandas propias de una relación amorosa. Esto permite que la amistad se enfoque en el disfrute mutuo, la diversión y la conexión emocional, sin tener que lidiar con las complicaciones y desafíos propios de las relaciones románticas.


Sin embargo, es importante reconocer que las opiniones sobre la amistad con derecho a la intimidad pueden variar según las creencias religiosas y culturales. Algunas religiones pueden considerar que el contacto físico o la intimidad fuera del matrimonio es inapropiado o pecaminoso. Estas perspectivas religiosas pueden influir en la forma en que se percibe y se juzga la amistad con derecho a la intimidad. Para algunas personas, la moralidad y las enseñanzas religiosas pueden ser factores determinantes en su visión de este tipo de relación, lo que puede generar desaprobación o rechazo.


Además, las diferencias culturales también pueden influir en las actitudes hacia la amistad con derecho a la intimidad. Algunas culturas pueden ser más conservadoras en cuanto a las relaciones interpersonales y pueden tener normas sociales más estrictas en lo que respecta a la intimidad física fuera del matrimonio. Estas diferencias culturales pueden llevar a una variedad de actitudes y opiniones sobre la amistad con derecho a la intimidad, que van desde la aceptación hasta la desaprobación.


En conclusión, la amistad con derecho a la intimidad es una forma de relación que ha generado diferentes opiniones y debates a lo largo del tiempo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las opiniones y actitudes hacia este concepto pueden variar significativamente debido a las diferencias culturales y religiosas. Mientras algunos defienden su validez y beneficios, otros pueden desaprobarla basándose en creencias religiosas o normas culturales más rígidas. Es fundamental reconocer y respetar estas diferencias, fomentando el diálogo y la comprensión mutua en lugar de imponer juicios o estereotipos infundados. Mediante una mayor apertura y comprensión, podemos enriquecer nuestra perspectiva sobre la amistad con derecho a la intimidad y fomentar una discusión más constructiva en torno a este tema.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

Monólogo La Cruz y el Eco del Dolor

Monólogo La Cruz y el Eco del Dolor

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

País: Venezuela.

Todos los Derechos Reservados 


(En voz baja, casi susurrando)

En el huerto, la luna lloró sal...  

y el sudor de su rostro se tornó en sangre.  

Gotas de agonía que el cielo contempló,  

mientras el beso del traidor ardía en sus labios.


(La voz se eleva, con dolor)

Los látigos silbaron como serpientes hambrientas,  

desgarrando su piel, trazando un mapa de sufrimiento,  

un mapa de ríos rojos, de un dolor sin nombre.  

Y el silencio... el silencio gritó en cada herida abierta.


(Con intensidad)

La corona, tejida de espinas y sombras,  

clavó en su frente el peso de un reino  

que no era de oro, sino de lágrimas.  

Cada espina, un relámpago en su mente.


(Con angustia creciente)

Cargó la cruz como un pecado ajeno,  

cada paso, un mundo que se quebraba.  

El polvo del camino se mezcló con su sangre,  

mientras la multitud... ¡mientras la multitud reía!


(Con voz quebrada)

En el madero, los clavos se convirtieron en puentes,  

puentes entre el cielo y el infierno que habitamos.  

Sus manos, perforadas por nuestro olvido,  

sostuvieron el peso de todas nuestras traiciones.


(Con desesperación)  

El sol se apagó... la tierra tembló.  

Y su grito, ¡su grito! rasgó la eternidad:  

"Dios mío, ¿por qué me has dejado?"  

Y el eco... el eco respondió con nuestro nombre.


(Con solemnidad)

El costado abierto fue un manantial,  

sangre y agua, un río de perdón.  

Pero también un espejo... un espejo que refleja  

la crudeza de nuestro corazón.


(Con tono de reproche y dolor personal)

Tu espalda abierta, un mapa de dolor,  

cada latigazo, un lamento en la eternidad.  

Y tu cabeza, coronada de espinas,  

mostraba la fragilidad de nuestra humanidad.


(Con voz temblorosa)

¿Y yo? ¿Qué hago yo? Me quejo, me rebelo,  

digo que no creo en la salvación...  

¡Mientras tu sangre, en silencio, me grita  

que el amor más profundo fue tu entrega!


(Con amargura)

Lloro por un amor que no me dieron,  

por un ingrato que no supo amar.  

Pero tú... ¡tú! En la cruz, con los brazos abiertos,  

me diste todo sin nada exigir.


(Con frustración)  

Pido eutanasia, huyo del sufrimiento,  

sin ver que tu dolor fue el más grande.  

Y mi ego... ¡mi ego! Se alza, ciego y soberbio,  

creyendo que mi llanto es el más genuino.


(Con voz quebrada, casi llorando) 

¿Acaso no ves que mi ingratitud  

es otra espina en tu frente sagrada?  

¿Que mi desdén es un clavo más  

en tus manos, por mí, destrozadas?


(Con fuerza y convicción) 

Tu amor no fue un susurro, no... fue un rugido,  

un terremoto que partió la historia.  

Y yo, en mi pequeñez, lo minimizo,  

encerrado en mi propia falsa gloria.


(Con tono suplicante)

Hoy, al mirar la cruz, no cierres los ojos...  

No huyas de la angustia, del dolor real.  

Porque cada herida, cada gota derramada,  

fue por ti, por mí, por nuestra eterna maldad.


(Con determinación)  

Despierta, alma mía, abre los ojos,  

mira la cruz, contempla su verdad:  

el que murió allí no fue un cualquiera,  

fue Dios mismo, quebrantado por ti.


(Con humildad)

¿Cómo no vivir agradecido?  

¿Cómo no postrarme en humildad?  

Si tu amor, Jesús, fue tan grande,  

que abrazaste la cruz por mi eternidad.


(Con voz suave, casi un susurro final)

Arrepiéntete, alma, de tu ceguera,  

deja que su gracia te levante hoy.  

Porque en la cruz no solo hay dolor,  

sino vida, perdón, y un amor infinito.


viernes, 1 de septiembre de 2023

A MI HIJO

 A MI HIJO.


Contemplando tus ojos, luceros sin igual,

descubro siempre algo nuevo, algo celestial.

Misterios ocultos en su profunda mirada,

me llevan a reinos de alegría desbordada.


Eres faro radiante en mi vasto océano,

guiando mis pasos hacia un puerto cercano.

Tu silencio habla más que mil palabras,

creando un mundo mágico donde todo se aclara.


Cada vez que te veo, las palabras sobran,

pues tu presencia completa mi existencia sobran.

Eres un soplo de vida, un fuego encendido,

que ilumina mi corazón, siempre agradecido.


Eres mi sol en los días más oscuros,

mi refugio seguro entre los apuros.

Tus labios dulces, un manjar para mi ser,

en tus abrazos encuentro paz y saber.


Hijo amado, eres amor eterno y sin fin,

un vínculo sagrado que llena mi jardín.

Tú eres el lienzo donde plasmo mis sueños,

y el aire fresco que aliento en mis empeños.


Eres mi luna brillante en la noche oscura,

mi guía constante, mi fortaleza y altura.

Cada sonrisa tuya, un arcoíris en el cielo,

y en tu ser encuentro mi más dulce anhelo.


Contigo el tiempo deja de existir,

cada instante juntos es un regalo sin fin.

Eres mi maestro en el arte de amar,

mi dulce melodía, mi razón de existir.


Hijo amado, en lo profundo de mi ser,

eres mi mayor tesoro, lo que no puedo perder.

Prometo cuidarte con el fuego de mi amor,

hasta el último latido, hasta el último albor.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 


A mi hijo.

martes, 29 de agosto de 2023

ANAKA , LA DIOSA DEL DESEO

Anaka, la diosa del deseo: Experiencias que despiertan la pasión y la exploración propia.


En el abrazador río de la seducción y la pasión, existía Anaka, una mujer que despertaba no solo deseos carnales, sino también ponía a prueba los límites del alma. Su magnetismo residía en su mirada, una mezcla de misterio y promesa de un goce eterno.


Anaka no era solo un cuerpo escultural, ella entendía la importancia de la conexión entre la mente, el cuerpo y el espíritu. Cuando se entregaba a sus amantes, no solo ofrecía placer físico, sino una experiencia que los llevaría a explorar los rincones más profundos de su ser.


Ella sabía que el placer no se basaba únicamente en lo que se puede tocar, sino en lo que se puede imaginar y sentir. Anaka despertaba la imaginación y la fantasía en cada uno de sus encuentros, evocando sensaciones hasta entonces desconocidas en aquellos afortunados que se perdían en su erótico universo.


Sus palabras eran eróticas elegías, capaces de erizar la piel más fría y de despertar los deseos más íntimos. No había límites ni tabúes, Anaka era una poetisa de la lujuria, una palabra que bailaba entre sus labios y dejaba una estela de pasión en el aire.


Con manos expertas en el arte del tacto, acariciaba los cuerpos como si fueran lienzos en blanco esperando ser pintados con los colores del placer. Los masajes, los besos, las caricias eran herramientas que Anaka utilizaba para abrir puertas hacia dimensiones desconocidas del éxtasis.


Pero Anaka también sabía que el verdadero deleite residía no sólo en el acto en sí, sino en el viaje previo. Era una experta en la seducción, capaz de generar anticipación y deseo. Comprendía que la mente era el órgano sexual más poderoso y lo utilizaba a su favor para sumergir a sus amantes en un océano de sensaciones inigualables.


Sus encuentros comenzaban mucho antes de que se desprendieran las prendas. Cartas, mensajes, llamadas telefónicas cargadas de insinuaciones y confesiones íntimas eran parte de la estrategia de Anaka para crear un ambiente de expectativa y deseo que llevaría sus encuentros al nivel de lo sublime.


Pero cuando llegaba el momento de dejarse llevar por la pasión, Anaka era un volcán en erupción, una energía indomable que envolvía todo a su paso. Sus movimientos eran una danza salvaje que combinaba seducción y éxtasis, sumergiendo a sus amantes en un torbellino de sensaciones abrumadoras.


En ese universo de placer, Anaka lograba que sus amantes cuestionaran sus propias limitaciones y prejuicios. Los invitaba a explorar sus deseos más reprimidos, a descubrir el fuego interior que los consumía. Les enseñaba a liberarse de la culpa y el juicio, a abrazar su propia sensualidad sin temor.


Anaka era una maestra del placer, pero también del amor propio. Más allá de los encuentros fugaces, buscaba dejar una huella en los amantes que tenían la fortuna de cruzarse en su camino. Los instaba a reconocer su propio valor, a amarse sin restricciones, a comprender que merecían ser felices en todos los aspectos de sus vidas.


En ese laberinto de un placer infinito, los cuerpos se abrazaban y se perdían en un torbellino de sensaciones, pero también las almas se conectaban y se elevaban. Anaka desafiaba la idea de que el sexo y el amor debían estar separados, demostrando que podían coexistir y potenciarse mutuamente.


Era una llama ardiente que iluminaba las sombras del deseo, dejando a su paso una estela de preguntas y reflexiones. ¿Cuántos de nosotros nos hemos atrevido a explorar nuestra propia sensualidad? ¿Cuántas veces hemos permitido que nuestros cuerpos y almas se conecten sin temor?


Anaka, la diosa del deseo, era una invitación a perderse en un mundo de sensaciones y pensamientos que nos hagan cuestionar nuestras propias limitaciones y deseos. Un recordatorio de que nunca es tarde para explorar y descubrir nuevos aspectos de nuestra propia esencia.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Caracas Venezuela.

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 ¿QUÉ NO SE HA DICHO? © Todos los derechos reservados Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares País: Venezuela Tema: Día Internacional contra...