TOS

 TOS


En el invierno lluvioso, la tos me abraza y empapa,

es una canción desafinada y mi tristeza atrapa.

La tos, remolino de sonidos que desencadena,

inclemente compañera, sin tregua me atormenta.


Cada carraspera desvanece mi voz, dolor sin tregua,

Pero en ella encuentro poesía, mi alma se enternece.

La tos es música, un golpe roto que me desvía,

estornudo y carraspera brotan con melodía.


Seca o húmeda, recuerda la complicada vida,

destella la euforia, matices compartidos.

Acepto la tos, parte inseparable de mi voz,

en cada esputo hallo creatividad con fervor.


Por eso estoy, tosiendo antipoesia, garganta en disonancia,

se trata del espectro de la creación de su asimetría,

Como un oso invernal que ruge en el viento,

sonido torrente, despierta las almas, al violento reto de silencio.


Plasmarlos me relaja y me hace sentir viva,

remedios para la tos, bálsamo de voz, alivio motivador.

Toser parece una lluvia de piedras en el tejado,

mi cuerpo parte del origen de los versos sueltos.


Lamentos de aves heridas, buscando redención,

en esputos, palabras hojas secas, emoción.

La tos, un eco del pasado de las voces olvidadas,

mar embravecido plasmados en cada estocada.


Entre tos, el débil nervio de mi esperanza,

la poesía nace de las fisuras del alma, hay fuerza y templanza.

Tose el látigo que castiga lo que no quiero escuchar,

el alma pide a gritos lo que el espíritu ciego no puede reprimir.


Mi tos, alquimia transformadora en versos de poesía,

en cada instante encuentro el ritmo en la melancolía.

Expresiones y comparaciones, mi voz desafía la tristeza,

tos frágil, en memoria de quien la oye, belleza.


Autoría: Norma CECILIA Acosta Manzanares.

Caracas-Venezuela.

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