domingo, 29 de septiembre de 2024

LA CIZAÑA Y EL TRIGO

 Introducción a “La Cizaña y el Trigo”


En un rincón del mundo donde la naturaleza despliega su esplendor, se encuentra un vasto campo de trigos dorados. Bajo la cálida caricia del sol, cada espiga se alza con orgullo, formando una comunidad vibrante y llena de vida.

Sin embargo, la paz de este idílico paisaje se ve amenazada cuando una oscura cizaña de Granada irrumpe en la escena, trayendo consigo el caos y la desolación. Lo que sigue es una historia de valentía y resistencia, donde los trigos, inspirados por la fuerza de uno de sus compañeros, deciden unirse y luchar contra la adversidad.

“La Cizaña y el Trigo” es un cuento que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la unidad y la esperanza en tiempos difíciles. A través de la lucha de los trigos y la ayuda de las abejas y el viento, descubrimos que incluso en los momentos más oscuros, la comunidad y la determinación pueden transformar el dolor en fuerza y renovación.

Te invito a adentrarte en esta conmovedora historia y a dejarte inspirar por la resiliencia y el espíritu indomable de los trigos dorados. Descubre cómo, juntos, pueden superar cualquier obstáculo y florecer nuevamente bajo la luz del sol.


Norma Cecilia Acosta Manzanares.

LA CIZAÑA Y EL TRIGO.


En un vasto campo de trigos dorados, donde la luz del sol acariciaba cada espiga, la vida florecía en armonía. Los trigos, erguidos y vibrantes, trabajaban en comunidad, entrelazando sus raíces para dar vida a nuevos brotes. Las abejas, con su zumbido alegre, danzaban entre las flores, polinizando con dedicación mientras los trigos se mecía suavemente al compás del viento.El aire fresco traía consigo el susurro de promesas y la fragancia de la tierra fértil. Todo parecía un retrato de paz y prosperidad, hasta que un día, una oscura cizaña de Granada irrumpió en el campo. Su llegada fue como una sombra que se cernía sobre la belleza, transformando la escena en un caos inminente. Comenzó a cortar y a cortar, cizañando sin compasión.Mientras los otros trigos observaban, se llenaron de miedo. ¿Cómo podían sus compañeros ser arrancados así, uno tras otro?

En las tribus, los trigos caían al piso, debilitados y desolados. Sin embargo, en medio de la desesperación, uno de los trigos más fuertes se alzó y dijo:—No podemos dejar que esto nos destruya. Debemos unir nuestras raíces y resistir.

Los demás trigos, inspirados por la valentía de su compañero, comenzaron a murmurar entre sí. La determinación creció en sus corazones, y decidieron que no se dejarían vencer tan fácilmente. Con cada día que pasaba, aunque algunos seguían cayendo, los trigos que quedaban se esforzaban por crecer más altos y más fuertes. Sus espigas, doradas por el sol, brillaban con un nuevo fervor.Las abejas, testigos del sufrimiento, también se unieron a la causa. Polinizaban con mayor fervor, ayudando a que nuevos brotes surgieran entre las sombras de la cizaña. El viento, que antes solo acariciaba suavemente, ahora soplaba con fuerza, llevando consigo las semillas de esperanza y renovando el espíritu de lucha entre los trigos. Con cada corte de la cizaña, los trigos aprendieron a apoyarse unos a otros. Se entrelazaban, formando una red de resistencia que hacía frente al avance implacable de la maleza. Aunque algunos caían, su sacrificio no sería en vano; las raíces de la comunidad se fortalecían y, de cada espiga que se alzaba, brotaban nuevas esperanzas.Con el tiempo, la cizaña, confiada en su poder, comenzó a descuidar su ataque. Los trigos, en cambio, se habían vuelto más astutos y decididos.


Aprovechando su momento, comenzaron a crecer en número y fuerza, llenando los espacios vacíos que la cizaña había dejado atrás.Finalmente, un día, la cizaña, agotada por su propia voracidad, comenzó a retroceder. Los trigos, aunque marcados por la batalla, se mantenían firmes, más fuertes que nunca. La luz del sol brillaba intensamente sobre ellos, y el campo dorado, aunque herido, floreció nuevamente. Cada espiga danzaba al viento, recordando a todos que, incluso en la adversidad, la unión y la resistencia pueden transformar el dolor en fuerza.Así, el campo se convirtió en un símbolo de esperanza y renovación, donde la comunidad de trigos aprendió que, juntos, podían superar cualquier obstáculo. Y mientras el viento seguía soplando, llevándose las historias de lucha y triunfo, los trigos se alzaban orgullosos, listos para enfrentar lo que viniera.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Caracas-Venezuela.

14 de julio 2023.


LIBRE.

 LIBRE.

Autor Norma Cecilia Acosta Manzanares.


Despierta, mira el cielo,

azul y blanco anhelo.

Los pájaros, tan libres,

ahí quiero volar.


El sol acaricia mi cara,

siento la magia clara.

Las nubes flotan suaves,

susurran en el viento.


Cielo sobre nosotros,

sueños van a alzarse.

Cielo sobre nosotros,

las estrellas alcanzar.


Luna en la noche brilla,

estrellas guían mi derroche.

Deseo alcanzarlas,

atrapa mis caídas.


Montañas tocan el cielo,

océanos vastos, destello.

Desde el mundo profundo,

secretos brillarán.


VENTANA DE ILUSIÓN.

VENTANA DE ILUSIÓN.

Autoría: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Caracas, 28/09/24.


Me encuentro en este laberinto de pensamientos,

donde las palabras flotan sin rumbo,

como ecos de un diálogo interno que nunca termina.

Las ventanas azules, esas que reflejan imágenes fugaces,

me hacen pensar en lo efímero de lo que percibimos.

¿Y si todo es solo una ilusión,

un juego de luces y sombras

que nunca se detiene?

La poesía implícita,

esa que se susurra entre líneas,

habla de los que dominan,

de los que mueven los hilos

de los fabricados,

cuerpos sin vida atrapados en un ciclo.

Es como si cada verso fuera un grito

que se ahoga en el silencio,

una resistencia que se siente,

pero no se ve.

¿Y qué hay de lo ilícito?

De lo que se oculta bajo la superficie,

de esos sueños que se atreven a desafiar

las normas establecidas.

Es en ese rincón oscuro

donde encuentro la chispa de la autenticidad,

donde la belleza se revela

en las grietas del sistema,

en la lucha de aquellos que se niegan a ser

simples marionetas.

Así, en este diálogo interno,

me pregunto:

¿qué significa realmente ser libre?

Quizás la respuesta está en la poesía,

en esos versos que salen en la penumbra,

desafiando la lógica,

tejiendo sueños en la tela de lo prohibido.

Es un acto de rebeldía,

y en esa rebeldía,

encuentro mi voz.



Yo Despierto

 Yo Despierto


Es difícil despertar sereno,  

cuando en mi frente reposa la tierra,  

mi anhelo, y como escudo firme,  

la verdad que brilla más que el oro.


En el Catatumbo, los rayos me susurran,  

la Amazona revela secretos antiguos,  

y el Salto Ángel, en su descenso,  

me recuerda que la belleza es lucha.


Soy eco en los tepuyes altivos,  

guardianes de historias que el viento acuna,  

mientras el agua fluye,  

purificando las mentiras que intentan sofocar la vida.


El fuego y el agua, inseparables,  

su esencia como el abrazo de un nuevo día,  

donde pasión y pureza se funden,  

y la mentira se desvanece ante los hijos de Dios.


El Ávila se alza, firme y verdadero,  

testigo de lo fugaz y eterno,  

mientras el mono salta entre las ramas,  

seducido por la dulce ilusión del instante.


Pero yo, en mi despertar,  

siento la fuerza de la esperanza,  

una voz que resuena en cada latido,  

un llamado a romper cadenas y abrazar la luz.


En este rincón donde el fuego y el agua danzan,  

la verdad brota, indomable y pura,  

pues en mi pecho, en cada mirada,  

late un mundo que nunca se rinde.


Así, en mi despertar,  

me convierto en eco de lo que fue,  

y en la lucha por lo que debe ser,  

pues la vida, valiente, siempre avanza.


En este despertar, abrazo el eco del mañana,  

donde la vida florece en cada aliento que respiro.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Caracas-Venezuela.


Mi Lucha Personal

Cada paso que doy, es una batalla,

contra el miedo que intenta sofocar mi voz,

en un país donde la verdad es peligrosa,

y la libertad, un sueño esquivo.

Mis manos, callosas de tanto luchar,

sostienen la esperanza como un faro,

en noches de incertidumbre y dolor,

donde la represión intenta apagar mi espíritu.

He visto amigos desaparecer en la oscuridad,

sus voces silenciadas por la injusticia,

pero en mi corazón, llevan la llama,

de una lucha que no se detiene, que no se rinde.

El Ávila, con su majestuosidad,

me recuerda que la resistencia es posible,

que en cada roca, en cada árbol,

hay una historia de valentía y perseverancia.

Subo, no solo por mí,

sino por aquellos que no pueden,

por los sueños rotos y las promesas incumplidas,

por un futuro donde la verdad y la justicia prevalezcan.

Desde la cima, veo mi país,

herido pero no vencido,

y en mi corazón, una llama de esperanza,

que arde con la promesa de un nuevo amanecer.


Autor Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Caracas - Venezuela.


Ascenso al Ávila

Ascenso al Ávila

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Caracas- Venezuela.


Subo al Ávila, mi refugio y mi espejo,

con cada paso, el peso de mi patria en mis hombros,

la brisa acaricia mi rostro,

como un susurro de tiempos mejores.

Mis pensamientos, como las nubes,

se arremolinan en el cielo de mi mente,

buscando claridad en medio de la tormenta,

en un país que se desmorona bajo la represión.

El sendero es empinado,

como las luchas diarias de mi gente,

cada roca, cada raíz,

un recordatorio de la resistencia y la esperanza.

Desde la cima, el Ávila me observa,

con ojos antiguos y sabios,

no se deja engañar por promesas vacías,

ve la verdad en la decadencia que nos rodea.

El Ávila, testigo silencioso,

de un país que llora en silencio,

sus laderas guardan historias de lucha,

de un pueblo que no se rinde, que no se doblega.

En mi ascenso, encuentro fuerza,

en la naturaleza indomable,

en la belleza que persiste,

a pesar de la oscuridad que nos envuelve.

El Ávila me habla,

en el lenguaje de los vientos y las hojas,

me dice que la verdad siempre prevalece,

que la justicia, aunque tardía, llegará.

Desde lo alto, veo mi país,

herido pero no vencido,

y en mi corazón, una llama de esperanza,

que arde con la promesa de un nuevo amanecer.


LUCHA

Cada paso que doy, es una batalla,

contra el miedo que intenta sofocar mi voz,

en un país donde la verdad es peligrosa,

y la libertad, un sueño esquivo.

Mis manos, callosas de tanto luchar,

sostienen la esperanza como un faro,

en noches de incertidumbre y dolor,

donde la represión intenta apagar mi espíritu.

He visto amigos desaparecer en la oscuridad,

sus voces silenciadas por la injusticia,

pero en mi corazón, llevan la llama,

de una lucha que no se detiene, que no se rinde.

El Ávila, con su majestuosidad,

me recuerda que la resistencia es posible,

que en cada roca, en cada árbol,

hay una historia de valentía y perseverancia.

Subo, no solo por mí,

sino por aquellos que no pueden,

por los sueños rotos y las promesas incumplidas,

por un futuro donde la verdad y la justicia prevalezcan.

Desde la cima, veo mi país,

herido pero no vencido,

y en mi corazón, una llama de esperanza,

que arde con la promesa de un nuevo amanecer.




sábado, 21 de septiembre de 2024

CUENTO DE CAMINO: CONVERSACIONES EN CADA PASO.

 Conversaciones en Cada Paso


Recuerdo aquel día en el parque como si fuera ayer. Mis Converse desgastadas, que siempre llevaba conmigo, eran más que un simple par de zapatos; eran mis compañeros de aventuras. Cada vez que me los ponía, sentía que estaba listo para explorar el mundo.


Mientras caminaba, el sol brillaba y el aire fresco me envolvía. De repente, vi a una anciana sentada en un banco, mirando al vacío. Intrigado, me acerqué y le dije hola, señora. Le pregunté con quién conversaba. Su sonrisa me sorprendió, y me respondió que conversaba con quien quisiera, porque a veces las mejores conversaciones son las que tenemos con nosotros mismos.


Decidí sentarme a su lado. El silencio nos rodeó por un momento, y entonces le pregunté qué le decía a ella. Sus ojos se iluminaron mientras me contaba que se contaba historias de sus días pasados. Recordaba sus viajes, sus sueños y las personas que conoció. Cada paso que dio, cada par de zapatos que usó, la llevó a un nuevo capítulo.


Me sentí inspirada y compartí con ella mi sueño de ser escritora. Le confesé que a veces sentía que no tenía nada interesante que contar. La anciana me miró fijamente y, con una sabiduría que solo los años pueden dar, me dijo que cada paso que daba con mis Converse era una historia esperando ser contada. La clave estaba en observar y escuchar.


Sus palabras resonaron en mí. Me despedí de ella, y mientras caminaba, empecé a notar todo lo que me rodeaba. En cada esquina había algo nuevo: una pareja riendo, un niño volando una cometa, un artista pintando un mural. Cada escena hablaba, cada conversación dejaba una lección.


Con el tiempo, comencé a escribir sobre esas pequeñas historias. Mis Converse, que antes solo eran zapatos, se convirtieron en símbolos de conexión y descubrimiento. Aprendí que la vida está llena de conversaciones, ya sea con otros o conmigo mismo.


Y así, cada vez que alguien me preguntaba sobre mis zapatos, sonreía y decía que eran Converse. Conversé con el mundo, y el mundo me habló de regreso.


Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Caracas-Venezuela.



miércoles, 21 de agosto de 2024

Quisiera ser un río

 Quisiera ser un río 



Tengo un corazón  

Lleno de sueños y de pasión  

Fuerte corazón  

Que despierta al sentir su libertad  

¡Ay, ay, ay, ay, ay!  

Y este corazón  

Se abre con alegría hacia mi hogar  

Pobre corazón  

Que busca su camino en esta tierra.


Quisiera ser un río  

Para llevar mis penas a la mar  

Y crear corrientes de vida donde quiera,  

¡Oh!, pasar la noche en vela, fluyendo en mí.  

Un río  

Para abrazar de esperanza esta tierra  

Y hacer olas de amor bajo la luna,  

¡Oh!, saciar esta locura, fluyendo en mí.


Canta, corazón  

Con un anhelo inmenso de unidad,  

Sueña, corazón,  

No te ahogues en la sombra, ¡ay, ay, ay, ay!  

Y este corazón  

Se desborda de tristeza ante el dolor.  

Pobre corazón  

Que no encuentra su camino.


Quisiera ser un río  

Para llevar mis penas a la mar  

Y crear corrientes de vida donde quiera,  

¡Oh!, pasar la noche en vela, fluyendo en mí.  

Un río  

Para abrazar de esperanza esta tierra  

Y hacer olas de amor bajo la luna,  

¡Oh!, saciar esta locura, fluyendo en mí.


Una noche, para hallar la libertad,  

Cara a cara, paso a paso,  

Y vivir por siempre fluyendo en mí.  

Quisiera ser un río  

Para llevar mis penas a la mar  

Y crear corrientes de vida donde quiera,  

¡Oh!, pasar la noche en vela, fluyendo en mí.  

Un río  

Para abrazar de esperanza esta tierra  

Y hacer olas de amor bajo la luna,  

¡Oh!, saciar esta locura, fluyendo en mí.


(Para llevar mis penas a la mar)  

(Y crear corrientes de vida donde quiera)  

¡Oh!, pasar la noche en vela, fluyendo en mí.  

Un río  

(Para abrazar de esperanza esta tierra)  

(Y hacer olas de amor bajo la luna)  

¡Oh!, vaciar esta locura, fluyendo en mí.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Todos los derechos Reservados


sábado, 27 de julio de 2024

Introspección en la Noche.

 Introspección en la Noche.


En la calma de esta noche,  

me encuentro a solas con mi voz,  

las sombras de mis miedos susurran,  

y el eco de la esperanza es feroz.


Cierro los ojos, respiro hondo,  

siento el latido de mi tierra en mí,  

cada pulso es un recuerdo, un mundo,  

cada suspiro, un clamor por vivir.


Las cadenas que a veces me aprietan,  

son también el fuego que me impulsa,  

la frustración se abraza a la fe,  

y en este vaivén, mi esencia se usa.


Pienso en los rostros de mi gente,  

en sus sonrisas que desafían el mal,  

en su coraje que brilla, resplandeciente,  

y en su fe, una llama que no va a cesar.


Los oscuros pueden intentar callar,  

pero no conocen la fuerza del amor,  

ni el poder que surge al unir,  

ni la luz que brota de cada corazón.


Así, en esta noche profunda,  

me envuelvo en sueños, en anhelos,  

sabiendo que, aunque la noche abunda,  

el amanecer traerá nuevos destellos.


Cada lágrima es un paso, un canto,  

cada herida, una lección que enseña,  

y en el silencio, escucho el encanto  

de un futuro donde la libertad sueña.


Esta noche, me abrazo a la esperanza,  

con la certeza de que el cambio vendrá,  

y aunque el miedo intente asediar,  

la lucha por la vida siempre brillará.


Autoría: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Caracas Venezuela.



domingo, 21 de julio de 2024

SOLILOQUIO DE UN NUEVO AMANECER

 SOLILOQUIO DE UN NUEVO AMANECER.

Fluyo, soy Venezuela,
un cauce de historia que serpentea,
mis tierras reflejan el cielo,
y en cada rincón, un susurro de historias.
Soy la corriente que avanza,
sin prisa, pero sin pausa,
llevando conmigo las memorias,
las risas, las lágrimas,
los sueños que se deslizan como hojas.

En mis profundidades,
habitan los ecos de mis anhelos,
las piedras que he encontrado,
cada una un obstáculo,
pero también un maestro,
que me enseña a sortear,
a adaptarme, a cambiar.

A veces me desbordo,
en tempestades de emociones,
mis tierras turbias se agitan,
la rabia me consume,
como un fuego que arde sin control,
la desesperación me arrastra,
como un remolino que me hunde,
mis montañas golpean el cielo,
rompiendo en mil pedazos,
la furia de una nación desatada.

Pero luego, calma,
un remanso donde la reflexión florece.
Soy el espejo del mundo,
reflejando la luz y la oscuridad,
la serenidad y la tormenta.

Mis llanuras son testigos,
los árboles que me abrazan,
las flores que se asoman,
en este viaje interminable,
donde cada gota cuenta,
donde cada instante es un regalo.

Así, en este fluir constante,
encuentro mi esencia,
soy la tierra que nunca se detiene,
y en mi recorrido,
descubro que la vida es un viaje,
una danza de corrientes,
una sinfonía de cambios,
donde cada curva es una oportunidad,
y cada remanso, un respiro.

Y en cada respiro,
una chispa de esperanza,
un nuevo amanecer,
donde mis tierras se renuevan,
y sigo mi curso,
hacia un horizonte de posibilidades.

Pero en mis profundidades,
donde la luz apenas llega,
se ocultan secretos,
sombras que susurran,
misterios que nunca revelo,
historias que solo yo conozco,
y en cada curva,
una pregunta sin respuesta,
un enigma que flota,
en el silencio de mis tierras.

Y en ese silencio,
una melancolía latente,
un eco de lo que fue,
de lo que pudo ser,
un susurro de tiempos pasados,
que se pierde en la corriente,
dejando solo un rastro,
un enigma sin resolver,
en el corazón de mi patria.

Pero incluso en la melancolía,
una chispa de esperanza brilla,
un nuevo amanecer se vislumbra,
donde mis tierras se renuevan,
y sigo mi curso,
hacia un horizonte de posibilidades,
donde cada misterio,
cada enigma,
es una promesa de lo que vendrá.


Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

sábado, 20 de julio de 2024

Soliloquio De Un País Enfermo

Soliloquio De Un País Enfermo 


En las sombras de un cuerpo que lucha,

un cáncer crece, insidioso y voraz,

gobierno que invade, asfixia y muerde,

tejiendo su red en el alma fugaz.


Como células que se multiplican,

sus promesas son ecos, vacías de fe,

en un laberinto de burocracia y miedo,

donde el pueblo clama, sin saber qué hacer.


Oh, remedio, ¿dónde estás oculto?

La esperanza se asoma, tenue y sutil,

un tratamiento que sane lo herido,

que arranque de raíz este mal febril.


La quimioterapia de la voz del pueblo,

la unión, la lucha, el grito en la piel,

en cada elección, en cada protesta,

hay un antídoto, hay un amanecer.


Pero el miedo persiste, sombra oscura,

mientras el cáncer avanza, sin compasión,

necesitamos coraje, un cambio profundo,

un diagnóstico claro, una nueva razón.


Así, en este cuerpo que es nuestra nación,

despertemos juntos, seamos el remedio,

que el gobierno no sea el cáncer que duele,

sino el faro que guía, el puerto, el deseo.


Sanemos las heridas, abracemos la vida,

con cada latido, un paso hacia el sol,

y en esta lucha constante, con fe renovada,

seremos el cambio, seremos el amor.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

¿QUÉ NO SE HA DICHO? ©

 ¿QUÉ NO SE HA DICHO? © Todos los derechos reservados Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares País: Venezuela Tema: Día Internacional contra...