CUENTO DE CAMINO: CONVERSACIONES EN CADA PASO.

 Conversaciones en Cada Paso


Recuerdo aquel día en el parque como si fuera ayer. Mis Converse desgastadas, que siempre llevaba conmigo, eran más que un simple par de zapatos; eran mis compañeros de aventuras. Cada vez que me los ponía, sentía que estaba listo para explorar el mundo.


Mientras caminaba, el sol brillaba y el aire fresco me envolvía. De repente, vi a una anciana sentada en un banco, mirando al vacío. Intrigado, me acerqué y le dije hola, señora. Le pregunté con quién conversaba. Su sonrisa me sorprendió, y me respondió que conversaba con quien quisiera, porque a veces las mejores conversaciones son las que tenemos con nosotros mismos.


Decidí sentarme a su lado. El silencio nos rodeó por un momento, y entonces le pregunté qué le decía a ella. Sus ojos se iluminaron mientras me contaba que se contaba historias de sus días pasados. Recordaba sus viajes, sus sueños y las personas que conoció. Cada paso que dio, cada par de zapatos que usó, la llevó a un nuevo capítulo.


Me sentí inspirada y compartí con ella mi sueño de ser escritora. Le confesé que a veces sentía que no tenía nada interesante que contar. La anciana me miró fijamente y, con una sabiduría que solo los años pueden dar, me dijo que cada paso que daba con mis Converse era una historia esperando ser contada. La clave estaba en observar y escuchar.


Sus palabras resonaron en mí. Me despedí de ella, y mientras caminaba, empecé a notar todo lo que me rodeaba. En cada esquina había algo nuevo: una pareja riendo, un niño volando una cometa, un artista pintando un mural. Cada escena hablaba, cada conversación dejaba una lección.


Con el tiempo, comencé a escribir sobre esas pequeñas historias. Mis Converse, que antes solo eran zapatos, se convirtieron en símbolos de conexión y descubrimiento. Aprendí que la vida está llena de conversaciones, ya sea con otros o conmigo mismo.


Y así, cada vez que alguien me preguntaba sobre mis zapatos, sonreía y decía que eran Converse. Conversé con el mundo, y el mundo me habló de regreso.


Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Caracas-Venezuela.



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