LA MIRADA ECLIPSADA DE LUNA




Había una vez, un joven llamado Pedro que caminaba por el parque aburrido y en su recorrido consiguió a un perrito que estaba mal herido, no tenía nombre, era marrón de pelaje muy corto, la cola más grande que sus patas, su cabecita prolongada y tenía ojos de luna eclipsada. El joven Pedro lo miró con ternura, con mucha delicadeza lo arrulló entre su pecho para llevarlo a su casa y curarlo; cuando entro a su vivienda su papá lo vio y le dijo:
- ¿Pedro que haces con ese animal? ¡Sabes que no me gustan los perros!
- Pedro le respondió - papá lo conseguí en el parque y quiero curarlo, el necesita de alguien como yo ¿podría yo quedármelo? ¡Por favor!
- ¡No! y no puedes- responde su padre enfurecido
- Pero papá te lo pido, siempre he querido un perro, déjame tenerlo. Le dice el joven Pedro con ojos entristecido.
- Pues no ya te dije, ese perro mal oliente no entrará en esta casa desásete de el- Exclama el papá de Pedro. 
- Pero papá tu sabes que es lo que yo más he querido - le responde Pedro.
- Papá nada ya, te hable y no me interesa lo que tu digas, acá en esta casa mando yo y punto - el padre de Pedro lo regaña sin interesarle el sentimiento y el anhelo de su hijo.
- Pedro en su intento de convencerlo le responde - Pero papá que voy hacer, si lo dejo entonces se morirá, nadie lo va querer, solo yo.
– Su padre le interrumpe y le grita - ¡que te dije!
- Pedro le sigue insistiendo con lagrimas en sus ojos - El estaba solo tirado en el parque esperándome para cuidarlo, la gente pasaba y no lo miraba, solo yo lo descubrí, te prometo que Luna, si, si, si….!así se llama! le vez sus ojos, son eclipsados, ¡A ti te gusta la luna papá! ¿Verdad que si? luna no te ensuciara la casa, no te arruinara nada, me encargare te juro que ni te molestará. 
- ¡Te dije que no! No puede ser posible que ese perro te haga rebelde a mis instrucciones, soy tu padre y tu me obedeces ¡Vete ya! Déjalo que se muera ya esta herido es un perro feo y pulgoso y no me interesa si sufre o no. Ya hasta molesto estoy por tu falta de respeto, sabes que no puedo molestarme, tú jamás me has contradicho ¡ahora! que sea la última vez que me traigas un animal – Le grito el padre de Pedro.
Nunca el padre de Pedro había sido tan cruel, la rudeza de su trato hacia su hijo el joven Pedro, lo había llevado a una solución equivocada y para aquel joven que una vez escuchó ese no tan imperativo, le causo mucho desconcierto, Pedro sintió como si le hundiera una piedra en su cabeza. Ese padre que para el joven Pedro era grande, se convirtió en la confusión de un sentimiento desacertado.
A través de sus lágrimas vio la imagen borrosa de la mirada eclipsada de Luna, fallecer entre sus manos y liadas entre su frágil nuca, fueron esas mismas manos que una vez lo arrulló con la esperanza de aliviarlo……………………..

*********FIN*********

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Caracas, 11 de Febrero del 2013.
Micro Cuentos Juveniles. 
Fotografíahttp://farm7.staticflickr.com/6067/6075324208_0f9890f67d_z.jpg

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