RELATOS DE UNA VIAJERA





El viaje fue largo, ocupaba el puesto nro. 22 con equipaje lleno de ansias; recuerdo yo aquel día 17 de Junio estaba llena de temores, llegaban esas preguntas perennes, ¿será igual? ¡No, no, no! ¿Será mejor que me baje? ¿Hurgaremos nuestras ganas? ¿Las olvidaremos? ¿Por qué ahora? ¡Pues no! continuare el viaje – Deja la cobardía Susana que todo fluirá como se planteo. Como dos amantes, quisimos celebrar el encuentro con mucha dosis de sensualidad y lujuria que en aquellos años llegamos a experimentar, dejando ganas por hacer más. 
En ese entonces Jerónimo tenía 42 años y yo acababa de cumplir meses atrás 30 primaveras y con ganas inconclusas de sellar; Nos conocimos a través de la web por medio de esas fabulosas páginas que se dedican hasta ahora, a subir tu ego; nunca nos llegamos a plantear una realidad conclusa, todo  se conducía hablar de nuestras experiencias sexuales, Jerónimo gran escultor de envergadura y yo apenas una pintora novata, Encajamos perfectamente por tener aficiones similares y gustos por la poesía, vivíamos en ciudades lejanas pero ninguno de los dos dábamos el primer paso para conocernos en cuerpo y alma, creo que Jerónimo también sentía miedo aunque él nunca me lo dijo. 
Una noche en la fiesta de una gran colega y amiga; Yo estaba realmente hermosa, seductora, tenía yo puesto un vestido tejido color rojo muy sexy, quería llamar la atención y estaba decidida a minimizar mi vergüenza; en ese entonces  no tenía pareja y como siempre María se fajaba en la búsqueda del mejor postor para mí, como ella decía ¡te mereces alguien de tu altura, divertido, atractivo y sobre todo creativo! - Querido lector suelo ser en lo personal muy tímida aunque no parezca, lo soy - Así que la mayor sorpresa fue cuando vi a Jerónimo en ese lugar, si lo vi… me quede en ese entonces paralizada ¡Ho Dios lo vi! ¡Y se me acerco!, yo seguía paralizada, mis manos las sentía fría, el tomo de mis manos, el estaba temblando; sus ojos eran más grandes comparados a sus fotos y su mirada muy brillante, ambos estábamos sorprendidos, el nunca me pregunto qué estaba haciendo en su ciudad; para nosotros ya no existía nadie en ese lugar, solo él y yo, eso fue lo que importaba. 

Esa noche fue la primera vez
Que nuestros labios se estrecharon,
Que nuestras manos se amaron
Que nuestro olor dio aviso a la existencia,
Que hablamos largo y extendido,
Nuestras gargantas no se escurrían,
Nuestros oídos nunca se cerraron y
Nuestros ojos nos dibujaron
Para que nunca goce el olvido.

Fue un genuino frenesí; en nuestro segundo encuentro llegamos a la mayúscula de nuestra existencia, recuerdo yo que era una tarde muy romántica de intercambios; no habían flores para marchitar pero si una planta que regar y cuidar, sí ¡me regalo un trébol con hojas reales y raíz plantada!; yo le regale “un dedo” - ¡sí lector un dedo! - por favor no se rían… Era un cuadro de mi dedo pulgar llamado “EL ACUERDO” Había mucho gozo, estábamos en un momento de relax, sentados arriba del capo de su carro almorzando y contemplando el gran cielo barquisimetano, hablábamos de historias yo de las grandes musas y pintoras de la ciudad, el de la arquitectura y escultura tradicional del estado Lara.
Ese día decidimos reservar una habitación en un hermoso hotel cercano al parque Los Cardenalitos, pasando la velada juntos; Entramos a ese lugar desesperados, con más ganas de la ganas misma en probar nuestro cuerpo, nos sentíamos hinchados, nuestra piel estaba muy despierta, muy sensible, Gerónimo me tocaba, me manoseaba con sus manos como tratando de esculpir y amoldar unas de sus creaciones, él terminaba una y otra vez en mí; cada vez que mi pelvis lo apretaba, así como apretaba yo el tubo de la pintura para terminar de usar sus colores hasta la última pasta; entre gemidos, palabras van y vienen, palabras creadoras llenas de pasión, autoras de mil palabras fue ese momento autentico de sexualidad.
Jerónimo tenía el vigor de un muchacho de 20 años. Yo sentía que estaba con un adolecente, un veinteañero, me sentía todavía de treinta. Alucinantes las horas pasaban y nosotros nos seguíamos balanceándonos en el espacio.

En aquella madrugada yo estaba en tu regazo
Tú como niño jugabas con mi cuerpo
Yo te recreaba como bambola,
Nuestros cuerpos llenos de savias,
En buscas de espacios no hurgados,
Quisimos ser niños pero no pudimos,
Nos rasgamos los cueros
Nos comimos las sobras
Nunca vírgenes, no hubo vergüenza
           Él la aniquilo……………

Jerónimo no se controlaba fue un verdadero devorador, a besos sus labios finos se hinchaban cada vez que me probaba, semidesnuda yo; apenas mostraba la dimensión de mis caderas y así él se excitaba, me poseía y yo causaba el motivo de sus ganas, mi cadera quedaba al aire y dispuesta a ser catada en la “RETORICA JERGA”.


En el protervo de tu cuerpo desnudo
Disipé la poesía en tu lecho,
De él sudamos orgasmos mágicos
Rasgando mis entre piernas
Y bañándolas de placeres…
El nirvana atento de intensa agregación
Hurga desde su vista las células
Caídas en rocío, atestando
Mi copa en la madures de tu jerga.
Caída está mi espalda y envuelta
Con tus bozos de pétalos rosas; 
Mi pelvis se abandera
Con el calado de tu lengua,
Dispuesto a tomar el alimento
De la zanja; así como Pegaso
Que logró dar muerte a la quimera,
Tú darás riendas sueltas a mis caderas,
Abatiendo las musculaturas de mis paredes
Haces que los poros revienten de sudor
Como volcanes estalla su lava;
Así, mil palabras se recrean:


                      Retórica dialéctica,
                          Así! con sutileza,
                              Inculta astucias,
                          Vacíame el costal,
                         Hazme gemir
                    Sucio abstracto
                              En tu sexo pagano…….


Y en el montículo de Venus se fundamenta
El florecer de mí himen relamido,
Se excita mis caderas entre tus labios
Así, se agita la marea entre mis piernas;
Gemidos van, gemidos vienen
Extasiada ella, fallese……

Con aquella mágica embriagues, tan atrevidos amantes ya nos habíamos conducido a otros encuentros íntimos y placenteros. Cada encuentro era magia llena de éxtasis, siempre comenzábamos con un sinfín de besos tan apasionado e intenso como todo nuestro ser, sabrosos, su lengua dulce y a la vez enfurecida se entrelazaba con la mía. Esas manos tremendas, niñas las mía tratando de descubrir lugares no conquistados. Así, al mismo tiempo sus grandes dedos se corrían por la zanja de mi vergüenza y se introducían ansiosas buscando sus jugosos néctares, Mis pechos impetuosos, lo  estrujaba y mordía como si fueran suyas su creación.
Y entre tantos reencuentros apasionados y sin frenos, cada vez sentía entre mis pecho la cercanía de nuestra despedida. Al llegar el día, ese día que no queríamos que llegara, ese día que negábamos su existencia, ese día…… 
-"¿Qué?… ¿Por qué ahora? –  Gerónimo hay que aceptarlo el día llego, es hora de partir.
-"¿Quédate?… déjate querer Susana.
-"MMmmmm… Jerónimo hagamos esta despedida un hermoso recuerdo…
Estaba ahí en la parada del Cardenalito con mi maleta color negra y de ruedas, el solo me veía desde su coche, no sentía pájaros volar, escuchaba la realidad de las cornetas, había mucho humo de tristeza, no existía el vaho, ese vaho lo deje olvidado, lo deje colgado en el espejo del baño, entonces sin mirar atrás subí al autobús rumbo a otra ciudad, sin él, solo con mi equipaje de recuerdos maravillosos, entonces fue ahí que surgió “LA HISTORIA DE UN VIAJERO”.

Y al pasar por la parada, nuestra parada,
A flor de piel los nervios,
Con mi sonrisa tú bienvenida,
Y mis pasos toparon un beso.

El tiempo perfecto guiado por el viento
Que nos lleva a recorrer una vida
De aquellos inusitados momentos felices,

Ansiosos mis ojos en ti,
Mis manos temblaban en tu dorso
Haciendo de nuestros labios las ganas,
Vuelvo los ojos a la historia……..

Extrañanzas de aquel beso viajero
Que nos deja como equipaje
La sonrisa de un amanecer,
Recuerdos que están a flor de piel……..

Tentaciones picaras de aquella parada
En donde la mujer solo esperaba
Ser abrazada por su reloj de impaciencia,
Bésame amor……..

Grito en silencio la seducción
De aquella noche de historia,
En galopado en mis recuerdos
Y abandero en mi gloria!

Con vibraciones de ímpetu
Galopaste mi sendero,
Ahora lo haces tuya
Mi sonrisa, mi amor y mi cuerpo….

Actualmente vuelvo mis ojos en historia,
Te leo mil veces más te deseo,
En tus brazos romperé tu acero, mi acero.
Y con tus dedos erradicaste el odio de mi cabello.

En los besos de un viajero
Que llego con el viento,
Solo llena de ti,
Con tus palabras y tus ansios…

Y lejos de tu presencia
Recorro la memoria de tu cuerpo,
Esperando el acerbo del tiempo
Volviendo en tus ojos, mis ojos
Aquellos gritos de silencio.

Volveré…………..




Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Relato Escrito en la Ciudad de Caracas, 30 de Septiembre del 2012.
Los poemas: Retorica Jerga fue escrito en la Fecha. 15/08/2012 y el poema Historia de un Viajero fue escrita en fecha 03/05/2010. Todos los poemas son de la autoría de Norma Cecilia Acosta Manzanares.



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