domingo, 6 de agosto de 2023

El Renacer A Través del Arte. La Historia De Lucas.

 El Renacer A Través del Arte

Primera parte:
Entre Sombras y Colores: El Origen de Lucas.
En un pequeño pueblo rodeado de imponentes montañas, un niño llamado Lucas. Desde el día en que fue abandonado cruelmente en la fría puerta de una iglesia, la vida le había arrebatado toda esperanza. Su madre, en un acto desesperado por la pobreza y las dificultades que afrontaba, dejó a Lucas sin mirar atrás. El niño no tenía recuerdos de su madre, ni siquiera sabía su nombre. Creció en un orfanato oscuro y austero, donde el amor y la ternura eran un lujo escaso. Las risas de los demás niños se mezclaban con burlas crueles hacia su apariencia desgarbada y su mirada triste. Lucas era el patito feo del lugar, un niño que anhelaba en secreto ser visto y amado. Sin embargo, el sufrimiento y la indiferencia constante lo empujaban cada vez más cerca del abismo de la desesperación. Hasta que un día, cuando el gris de su existencia parecía engullirlo por completo, un hombre llamado Martín cruzó su camino. Martín era un profesor de arte brillante y apasionado, con una mirada profunda y un alma llena de compasión. Desde el primer encuentro, Lucas sintió que algo especial se encendía en su interior. Martín vio más allá del dolor y la adversidad que envolvían al niño, reconociendo su potencial y su belleza única. El profesor alentó a Lucas a explorar el arte, a descubrir su poderosa voz a través del lienzo y el pincel. Descubrieron juntos que la pintura era el refugio donde el niño podía liberar sus emociones, contar su historia y abrazar su propia valía. En cada trazo, en cada color, Lucas encontraba una nueva forma de sanar y resistir. A medida que el joven talento se sumergía en el mundo del arte, la tristeza comenzó a desvanecerse, dejando en su lugar una confianza renacida. El niño despreciado se transformó en un joven prometedor, cuyas obras de arte empezaron a atraer la atención de propios y extraños. Sus creaciones eran una ventana hacia su mundo interior, una forma de comunicar la belleza y la lucha que habitaban en su alma. Inspirado por Martín, Lucas encontró la fuerza para creer en sí mismo y en su capacidad para superar cualquier barrera. Aunque su camino estuvo lleno de obstáculos y desafíos, Lucas descubrió que la adversidad no tenía por qué dictar su destino. Con cada golpe, se levantaba más fuerte y determinado a seguir adelante. Su valentía y resiliencia se volvieron un legado de esperanza para aquellos que habían sido relegados por la sociedad. Lucas no solo encontró su propio renacimiento, sino que también se convirtió en un faro de luz para otros. Sus obras transmitían un mensaje de compasión y empatía hacia aquellos que habían sufrido como él. Viajaba por el mundo, compartiendo su historia y su arte, inspirando a otros a encontrar su propia resiliencia en medio de la oscuridad.
Segunda parte:
Los Lazos Inesperados: El Encuentro con Emma.
Lucas estaba nervioso. Había recibido una carta de la madre Emma, la directora del orfanato donde había crecido. En la carta, ella le pedía que fuera a visitarla, que tenía algo importante que decirle. Lucas no sabía qué pensar. Hacía años que no veía a la madre Emma, y no guardaba buenos recuerdos de ella.
La madre Emma era una mujer severa y estricta, que regía el orfanato con mano de hierro. No toleraba las faltas de disciplina ni las muestras de afecto entre los niños. Siempre estaba vigilante y lista para castigar a quien se saliera de la línea. Lucas la temía y la odiaba por igual. Ella nunca le había prestado atención ni le había dado una palabra de aliento. Ella era la responsable de que su infancia fuera tan triste y solitaria.
Pero algo en la carta le hizo sentir curiosidad. La madre Emma le decía que estaba orgullosa de él, de su éxito como artista, de su labor social. Le decía que quería verlo, abrazarlo y pedirle perdón. Lucas no podía creer lo que leía. ¿Qué había cambiado en la madre Emma? ¿Qué quería decirle? ¿Qué quería de él?
Lucas decidió ir a verla, aunque no sin cierta reticencia. Tal vez era una oportunidad para cerrar un capítulo doloroso de su vida, para enfrentarse a sus fantasmas y liberarse de sus cadenas. Tal vez era una oportunidad para sanar.
Llegó al orfanato una tarde soleada. El lugar seguía igual que siempre, con sus paredes grises y sus ventanas pequeñas. Lucas sintió un escalofrío al cruzar el umbral. Era como volver a un lugar donde nunca había sido feliz.
La madre Emma lo esperaba en su despacho. Al verlo entrar, se levantó de su silla y se acercó a él con los brazos abiertos.
Lucas, hijo mío, qué alegría verte -dijo con una voz dulce y cálida.
Lucas se quedó paralizado. No reconoció a la mujer que tenía delante. Era una anciana encorvada y arrugada, con el pelo blanco y los ojos cansados. Pero lo que más le sorprendió fue su expresión. No había rastro de la dureza y la frialdad que recordaba. En su lugar, había ternura y arrepentimiento.
Madre Emma… -balbuceó Lucas.
La mujer lo abrazó con fuerza, como si quisiera protegerlo de todo el mal del mundo.
Perdóname, Lucas, perdóname por todo lo que te hice sufrir -sollozó-. Sé que fui una mala madre para ti, que no te di el amor ni el apoyo que necesitabas. Sé que te hice sentir solo e insignificante. Sé que te fallé.
Lucas no supo qué hacer ni qué decir. Sentía una mezcla de emociones: sorpresa, confusión, rabia, tristeza… Pero también sentía algo más: compasión.
Miró a la mujer que lo abrazaba y vio en ella a una persona frágil y vulnerable, que había vivido una vida dura y amarga. Vio en ella a una persona que se arrepentía de sus errores y que buscaba el perdón.
Lucas recordó las palabras del profesor Martín: “Todos llevamos una historia dentro, repleta de heridas y cicatrices”. Y recordó también las palabras de su propia obra: “En lugar de juzgar, debemos mirar con compasión a aquellos que han sufrido”.
Lucas sintió cómo se ablandaba su corazón y cómo se disolvía su rencor. Decidió darle una oportunidad a la madre Emma, escuchar lo que tenía que decirle y perdonarla.
Lucas abrazó a la mujer con cariño y le dijo:
No te preocupes, madre Emma, yo también te perdono.
La mujer sonrió entre lágrimas y le dio las gracias.
Gracias, Lucas, gracias por tu bondad y tu generosidad. Eres un ángel, un regalo del cielo.
Lucas se sonrojó y negó con la cabeza.
No, madre Emma, yo no soy un ángel. Soy solo un ser humano que ha aprendido a transformar su dolor en arte.
La mujer lo miró con admiración y orgullo.
Eso es lo que te hace tan especial, Lucas. Tu arte es una expresión de tu alma, una forma de comunicar la belleza y la lucha que hay en ti. Tu arte es una fuente de inspiración y esperanza para muchos. Tu arte es tu legado.
Lucas se sintió halagado y agradecido por las palabras de la madre Emma. Se dio cuenta de que ella había cambiado, que había aprendido a valorar y apreciar su trabajo. Se dio cuenta de que ella lo quería, a su manera.
Gracias, madre Emma, gracias por tus palabras. Me alegra que te guste mi arte. Me alegra que estés orgullosa de mí.
La mujer asintió con la cabeza y le dijo:
Lo estoy, Lucas, lo estoy mucho. Pero hay algo más que quiero decirte, algo que te he ocultado durante mucho tiempo. Algo que tal vez cambie tu vida para siempre.
Lucas se quedó intrigado y expectante.
¿Qué es, madre Emma? ¿Qué me quieres decir?
La mujer respiró hondo y lo miró a los ojos.
Lucas, yo soy tu madre biológica.




Tercera parte:
El renacer del artista: Una historia de éxito y trascendencia.

Después de su emotivo encuentro con la madre de Emma, Lucas decidió tomar su pasión por el arte más en serio. Pasaba horas en su estudio, pintando sin descanso y empujando los límites de su creatividad. A medida que experimentaba con diferentes estilos y técnicas, sus obras se volvieron más vívidas, llenas de emoción y significado. Lucas comenzó a compartir su trabajo en las redes sociales, y para su sorpresa, recibió una respuesta abrumadoramente positiva. La gente se sentía profundamente conmovida por sus pinturas, y muchos encontraban en ellas una fuente de inspiración. Sus obras rápidamente se volvieron virales, lo que llevó a varias galerías y museos a mostrar interés en exhibir su arte. Con el tiempo, Lucas ganó reconocimiento en la escena artística local y, finalmente, logró que una galería reconocida organizara su primera exposición individual. El día de la inauguración, la sala estaba llena de personas que esperaban ansiosas para ver el trabajo de Lucas. Al caminar por la galería, pudo escuchar a la gente hablar sobre cómo sus pinturas les transmitían emociones tan fuertes que no podían describir con palabras. A medida que su éxito como artista crecía, Lucas eligió usar su influencia para hacer una diferencia en el mundo. Decidió que quería inspirar a otros a través del arte, y comenzó a trabajar con organizaciones benéficas y sin fines de lucro para llevar el arte a comunidades desfavorecidas y promover programas de educación artística para niños. Pero su logro más significativo fue haber fundado su propia organización llamada "Arte con Impacto". A través de esta organización, Lucas organizó talleres de arte gratuitos para personas en situación de vulnerabilidad, como jóvenes en riesgo, personas sin hogar y sobrevivientes de violencia doméstica. Estos talleres no solo brindaban un espacio seguro y terapéutico para la expresión creativa, sino que también permitían a las personas descubrir su propio potencial artístico. Lucas se convirtió en un verdadero ejemplo para todos aquellos que soñaban con seguir sus pasiones y hacer una diferencia en el mundo. A medida que su fama crecía, siempre se tomaba el tiempo para compartir su historia de superación, alentando a otros a perseverar y creer en sí mismos. Su arte continuó evolucionando, y cada nueva serie de pinturas narraba una historia poderosa y conmovedora. Cada pincelada transmitía una emoción profunda, y cada color era meticulosamente elegido para transmitir un mensaje. Sus obras se exhibían en galerías de todo el mundo y se vendían a precios elevados. Aunque había alcanzado el éxito como artista, Lucas nunca olvidó de dónde venía y siempre mantuvo los pies sobre la tierra. Se sentía agradecido por la oportunidad de inspirar a otros a través de su arte y sabía que su mayor logro no era solo su éxito personal, sino el impacto que había logrado en las vidas de aquellos que había tocado con su obra. De esta manera, Lucas se convirtió en un exitoso artista que inspiraba a otros con su arte y, al mismo tiempo, se buscaba a sí mismo en cada pincelada.
La historia de Lucas nos enseña que, incluso desde las cenizas más oscuras, siempre podemos renacer con fuerza y ​​encontrar la senda hacia la luz. Nos recuerda la importancia de mirar más allá de las apariencias y las historias superficiales, y encontrar la belleza y la dignidad en cada ser humano que encontramos en nuestro camino. Con compasión y amor, podemos transformar vidas y construir un mundo más humano, donde todos tengan las mismas oportunidades para crecer y ser amados.

Autora: NORMA CECILIA ACOSTA MANZANARES
CARACAS - VENEZUELA.


sábado, 5 de agosto de 2023

LA PARADOJA DEL AMOR.



En un pequeño pueblo, vivían Alejandro y Marina, dos amantes destinados a la separación. Alejandro, soñando con un futuro próspero, recibió una oferta de trabajo en la ciudad. Con una sonrisa irónica, exclamó: ¡Qué suerte la mía! Ahora podré estar más cerca de ti, como una estrella que abraza a la luna en el cielo nocturno. Sin embargo, sabía que su partida los alejaría aún más, como dos ríos que corren en direcciones opuestas, pero que anhelan encontrarse en el mar.


Marina, con el corazón hecho pedazos, recibía las cartas de Alejandro como un bálsamo amargo, pues cada palabra escrita dejaba un sabor agridulce en su alma. ¡Qué felicidad la mía! Cada día te siento más cerca, expresaba con sarcasmo, como si estuviera bebiendo un elixir de veneno que le daba vida y a la vez agonía. Pero en cada palabra escrita, sentía un profundo vacío y anhelaba un reencuentro imposible, como una golondrina que vuela sin rumbo en busca del nido perdido.


Luchando en su interior, Alejandro tomó la valiente decisión de regresar al pueblo, dejando atrás su trabajo, su casa y su vida en la ciudad. Con una sonrisa forzada, afirmaba: ¡Qué fácil ha sido todo!, como si estuviera rompiendo las cadenas que lo mantenían prisionero de una vida vacía y superficial. En realidad, sabía que su sacrificio era inevitable y que su vida tomaría un giro inesperado, como un marinero que deja la segura costa para adentrarse hacia lo desconocido.


El amor de Marina y Alejandro era una paradoja en sí mismo. Se amaron desde el primer instante, y ese fue el inicio de su destino trágico, se decía a sí mismo como un poeta maldito atrapado en las garras de un amor imposible. Parecía que estaban destinados a separarse, a pesar de su amor apasionado, como dos estrellas fugaces que se cruzan en el cielo pero que jamás podrán unirse.


En el momento de la despedida, un beso selló sus labios. Ese fue el último aliento de su vida juntos, pensaron en silencio, como dos almas condenadas a vagar en la soledad eterna. La separación los dejó sin ganas de vivir, sumidos en la paradoja de un amor que se desvanecía, como un jardín marchito en mitad del invierno.


Sin embargo, el destino, con su irónica forma de jugar, decidió darles una segunda oportunidad. Marina y Alejandro se reencontraron, abrazándose con fuerza. Ese fue el renacer de su muerte, una paradoja que los devolvió a la vida después de tanto sufrimiento. El viento susurraba su nombre mientras las flores bailaban a su alrededor, como si el universo mismo celebrara su reencuentro.


Juntos, decidieron reconstruir su hogar, llenándolo de detalles y decorándolo con los colores de su amor renacido. Cada rincón del pueblo cobró vida, como si la felicidad estuviera destilada en cada calle y en cada casa. Y así, el pueblo se convirtió en un oasis de amor y esperanza, como una pintura que cobra vida y envuelve a quienes la contemplan.


Marina y Alejandro aprendieron a valorar cada instante y a vivir intensamente, sabiendo que el amor que sentían era único y especial, como un tesoro escondido en el fondo del mar. Juntos, caminaron hacia un futuro incierto, pero lleno de la promesa de una felicidad duradera, como dos mariposas que desafían la gravedad y vuelan libremente hacia la luz del sol.


Y así, la historia de Marina y Alejandro se convirtió en una leyenda que trascendió el tiempo. Los amantes destinados a separarse y renacer juntos se convirtieron en un símbolo de amor inquebrantable y lucha contra la adversidad. Cada noche, cuando las estrellas iluminaban el cielo, el pueblo celebraba su historia de amor inmortal, recordando que el destino puede dar segundas oportunidades y que el amor siempre vence a la adversidad.


Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Caracas-Venezuela 

LA LUZ Y LA OSCURIDAD

 


Desde el exuberante reino de Parnaso vivía la hermosa princesa llamada Elena. A pesar de su privilegiada posición, Elena se sentía atrapada en un mundo de protocolos y expectativas. Su alma ansiaba libertad y autenticidad, pero temía desafiar las normas que la rodeaban.

En uno de los eventos religiosos celebrados en el Monte Parnaso, Elena conoció al reverendo ortodoxo Dimitri. A medida que compartían conversaciones profundas y reflexiones sobre la vida, Elena se sintió atraída por su sabiduría y compasión. Dimitri veía en Elena una chispa de luz en medio de su propia oscuridad y se enamoró de su espíritu valiente.

Sin embargo, el amor entre Elena y Dimitri no fue fácil. Muchos en el reino se oponían a su relación, ya que Dimitri pertenecía a otro estamento social y religioso. El peligro acechaba en cada encuentro clandestino que tenían, pero su amor era más fuerte que cualquier adversidad.

La sombra que atormentaba a Elena no era solo metafórica, sino una entidad tangible que aparecía en sus sueños y la perseguía en la oscuridad. Elena se sentía acosada por este misterioso ser y buscaba respuestas sobre su origen y su propósito.

En su búsqueda de la verdad, Elena y Dimitri descubrieron un culto oscuro arraigado en las sombras del reino. Este culto realizaba rituales siniestros y convocaba criaturas de pesadilla para obtener poder y corromper a los gobernantes del reino. Su vínculo con el poder y la corrupción amenazaba la estabilidad de Parnaso.

Mientras Elena y Dimitri se enfrentaban a los obstáculos y peligros que se interponían en su camino, descubrieron que la sombra que atormentaba a Elena era una manifestación de la maldad del culto oscuro. Era un intento de silenciar la verdad y evitar que revelaran sus secretos oscuros al mundo.

Finalmente, Elena y Dimitri lograron desenmascarar al culto oscuro y liberar al reino de su influencia corrupta. Sin embargo, su victoria no vino sin sacrificio. La lucha contra las fuerzas del mal dejó cicatrices en sus almas y su amor fue puesto a prueba una y otra vez.

Después de su reencuentro, Elena y Dimitri se enfrentaron a una elección difícil. Podían escapar juntos y comenzar una nueva vida lejos del reino, o podían quedarse y trabajar para reconstruir Parnaso desde sus cimientos. A pesar de los peligros y las dificultades, decidieron quedarse y enfrentar su destino trágico juntos.

Después de decidir quedarse en Parnaso, Elena y Dimitri se embarcaron en una misión para reconstruir el reino y erradicar por completo la influencia del culto oscuro. Juntos, trabajaron incansablemente para restaurar la fe y la esperanza en el corazón de su pueblo.

A medida que su amor se fortalecía, también se enfrentaban a nuevos obstáculos y adversarios. Los seguidores del culto oscuro, resentidos por su derrota, conspiraban en las sombras para derrocar a Elena y Dimitri. Su relación se vio amenazada por las maquinaciones de aquellos que se oponían a su amor y deseaban ver su caída.

En cada encuentro clandestino, Elena y Dimitri arriesgaban sus vidas para mantener su amor y su misión. Las noches oscuras y los rincones secretos del reino se convirtieron en su refugio, donde encontraban consuelo y fuerza en los brazos del otro.

Mientras tanto, la verdad detrás del culto oscuro se revelaba lentamente. Descubrieron que su origen estaba en un antiguo linaje de gobernantes corruptos que habían vendido sus almas a fuerzas oscuras a cambio de poder. Estos gobernantes habían dejado un legado de opresión y sufrimiento que aún afectaba a Parnaso.

Elena y Dimitri se dieron cuenta de que su lucha no solo era por su amor, sino por la redención del reino y la liberación de su pueblo. Con valentía y determinación, se enfrentaron a los líderes del culto oscuro y desafiaron su control sobre Parnaso.

Finalmente, en un enfrentamiento épico, Elena y Dimitri lograron derrotar a los líderes del culto oscuro y liberar a Parnaso de su influencia maligna. Sin embargo, la batalla cobró un precio alto. Dimitri resultó gravemente herido y Elena, desgarrada por el dolor, juró encontrar una manera de salvarlo.

En su búsqueda desesperada, Elena descubrió un antiguo libro de hechizos prohibidos que prometía poderes de curación inimaginables. Sin embargo, también implicaba un gran sacrificio. Elena se enfrentó a una decisión imposible: salvar a Dimitri a costa de su propia alma o aceptar su destino trágico.

En un giro inesperado, Elena decidió renunciar al poder oscuro y elegir el amor puro. Aceptó que la muerte era inevitable y se aferró a los momentos de felicidad compartidos con Dimitri. Juntos, pasaron sus últimos días en paz, sabiendo que habían dejado un legado de amor y esperanza en el reino de Parnaso.

A medida que Elena se adentraba en los misterios del libro de hechizos prohibidos, descubrió un poder oscuro y tentador que prometía la curación de Dimitri. Sin embargo, también era un poder que amenazaba con corromper su propia alma y sumir a Parnaso en la oscuridad una vez más.

Con el corazón dividido entre su amor por Dimitri y su deber hacia el reino, Elena se enfrentó a una elección desgarradora. Sabía que si sucumbía al poder oscuro, se alejaría irremediablemente de su verdadero yo y arriesgaría la paz que tanto había luchado por restaurar.

Mientras tanto, Dimitri, afligido por la gravedad de sus heridas, se encontraba en una encrucijada propia. La tentación de la supervivencia era abrumadora, y cegado por el miedo y la desesperación, comenzó a ver en el poder oscuro una oportunidad para salvarse a sí mismo, sin importar las consecuencias.

En un acto de traición, Dimitri se volvió contra Elena y buscó el poder oscuro por su cuenta. En su desesperado intento de sobrevivir, cayó en las garras de la corrupción y se convirtió en un enemigo de aquellos a quienes una vez amó.

Elena, devastada por la traición de Dimitri, se enfrentó a la realidad de que incluso el amor más profundo y puro puede ser eclipsado por el miedo y la debilidad humana. A pesar de su dolor, encontró la fuerza para resistir la seducción del poder oscuro y se enfrentó a Dimitri en un enfrentamiento final.

En medio de la batalla, Elena recordó los momentos de amor y felicidad que habían compartido, y en su corazón todavía había un destello de esperanza. Con lágrimas en los ojos, se negó a luchar con la intención de matar a Dimitri, pero lo desafió a que recordara su verdadero yo, a que encontrara la fuerza para rechazar el poder oscuro y elegir el amor en lugar del egoísmo.

En un instante de claridad, Dimitri se dio cuenta de la verdad en las palabras de Elena. Recordó su amor y su compromiso con la bondad y la luz. Luchando contra la influencia del poder oscuro, se sacrificó para proteger a Elena y al reino, redimiéndose de su traición.


AUTORA: Norma Cecilia Acosta Manzanares
Publicado en la Sociedad Venezolana de Arte Internacional
Organización Mundial de Escritores.


Reflexión.

La historia ofrece una reflexión sobre el amor y las elecciones en la vida. El amor verdadero no siempre es fácil, y las elecciones que hacemos pueden llevarnos por caminos oscuros. Pero incluso en los momentos más difíciles, el amor puede ser una guía que nos muestra el camino hacia la redención y la verdadera felicidad. Las elecciones que hacemos definen quiénes somos y pueden cambiar el curso de nuestras vidas y las de aquellos que amamos.

martes, 2 de mayo de 2023

Plancton

PLANCTON. © 2023 [Norma Cecilia Acosta Manzanares].Todos los derechos reservados. Amor, somos ese destello verdeazul que navega sin brújula, ciego y necesario. Nos creemos invisibles, hasta que la noche nos desnuda en su boca, hasta que el abismo nos nombra su alimento. Flotamos. Nos perdemos. Y sin querer, somos el primer eslabón de un hambre mayor.

domingo, 30 de enero de 2022

Sombras en la Ciudad.

 Sombras en la Ciudad.

Autoría de Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Derechos Reservados.


En la calle, luces brillan,  

Pero en mi pecho, sombras que no se apagan.  

Busco rostros, pero son espejos,  

Reflejos vacíos, susurros de mis miedos.


¿Dónde están los sueños que solían brillar?  

Perdidos en la niebla, no sé dónde buscar.  

Juuu, juuuu, lalalala, aaaaaaayaiiii,

Caminando entre risas, me siento tan lejos,  

Soy una extraña en esta vida, un eco de mis deseos.


Las horas pasan, el reloj no perdona,  

Cada tic-tac, una historia que se ahonda.  

Miradas ajenas, no saben mi carga,  

Sonrío en la superficie, pero el alma amarga.


¿Dónde están los sueños que solían brillar?  

Perdidos en la niebla, no sé dónde buscar.  

Juuu, juuuu, lalalala, aaaaaaayaiiii,

Caminando entre risas, me siento tan lejos,  

Soy un extraño en esta vida, un eco de mis deseos.


Y si pudiera gritar, romper el silencio,  

Dejar caer las máscaras, mostrar mi verdadero intento.  

Pero el miedo me ata, como un hilo invisible,  

En esta danza oscura, soy un ser sensible.


¿Dónde están los sueños que solían brillar?  

Perdidos en la niebla, no sé dónde buscar.  

Juuu, juuuu, lalalala, aaaaaaayaiiii,

Caminando entre risas, me siento tan lejos,  

Soy un extraño en esta vida, un eco de mis deseos.


Así sigo, entre sombras y luces,  

Buscando un camino, donde el alma no se abuse.  

Quizás mañana, encuentre la verdad,  

En esta ciudad, donde todo es soledad.




domingo, 16 de enero de 2022

El Bosque de los Colores Unidos

 







El Bosque de los Colores Unidos. © 2022 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.



En el corazón de un valle verde y brillante, donde el sol pintaba las hojas con tonos esmeralda y dorado, se encontraba "El Bosque de los Colores Unidos". Allí vivía Tambor, un elefante cuyo enorme cuerpo temblaba levemente cuando estaba nervioso, a pesar de su aparente fortaleza. Casta, una ardilla con ojos brillantes y ágiles dedos, guardaba sus preciadas nueces en una oquedad del árbol, protegiéndolas con una ferocidad que ocultaba un corazón generoso. Trino, un pájaro cantor con un plumaje iridiscente, cantaba melodías que parecían susurros del viento, aunque a veces su voz temblaba por la inseguridad. Verdín, una tortuga sabia con una mirada serena, llevaba siglos observando el ciclo de la vida en el bosque, su caparazón surcado por las líneas del tiempo. Y Saltarín, un conejo travieso con una nariz siempre en movimiento, era un torbellino de energía, capaz de saltar con una alegría contagiosa, pero también de hundirse en la tristeza con la misma facilidad.


Antes, la paz en el bosque era un suave arrullo. El agua del arroyo, cristalina y fresca, corría alegremente, creando un murmullo constante que acompañaba las risas de los animales mientras jugaban bajo el gran árbol parlante, cuyas ramas se inclinaban como si susurrara secretos al viento. Pero un verano implacable, el sol abrasador convirtió el arroyo en un hilo delgado, un susurro apenas perceptible.


El miedo se insinuó como una sombra. Saltarín, normalmente un remolino de energía, temblaba, sus largas orejas caídas como si fueran dos pétalos marchitos. "Necesito agua... ¡mis orejas están resecas!" jadeó, su voz apenas un susurro. Casta, sus pequeños dientes apretados, protegía sus nueces con desesperación: "¡Mis plantas se marchitan! ¡No crecerán sin agua!". Trino, normalmente un sol radiante de cantos, emitía solo chillidos apagados: "¡No puedo volar! Mis plumas están pegajosas... no puedo limpiarlas".


La cooperación, la base de su felicidad, se desmoronó. En lugar de unirse, surgieron los reproches. Un pequeño altercado entre Casta y Saltarín por una hoja de agua, escaló a una disputa general. Incluso Tambor, normalmente un gigante apacible, empujó con su trompa a los demás para acceder al escaso agua, su gruñido resonando con un tono de frustración que era desconocido para sus amigos.


Verdín, desde su roca, observaba con tristeza. Suspiró, un suspiro tan largo que parecía un susurro del viento. "Alto, amigos," dijo con su voz lenta y profunda, "Mirar a vuestro alrededor. El sol nos roba el agua, pero nosotros nos estamos robando la alegría. ¿De qué sirve el agua si perdemos nuestra amistad?"


Sus palabras resonaron en el silencio. Tambor bajó su trompa, avergonzado por su comportamiento. La culpa pesaba sobre él como un elefante muerto. Saltarín, con sus ojos llenos de lágrimas, se acercó a Tambor: "Perdón, Tambor". Casta, con la voz entrecortada, murmuró una disculpa. "Quizás... quizás podamos buscar una solución juntos", propuso Trino, su voz, por primera vez en ese día, rebosaba esperanza.


Y así fue. Tambor, con esfuerzo y paciencia, usó su trompa para excavar un pozo más profundo en el lecho seco del arroyo, la tierra seca raspando su piel. Casta y Saltarín, dejando de lado sus disputas, recogieron hojas grandes, tejiendo una red que canaliza el rocío de la mañana hacia el pozo. Trino, viajando incansablemente, trajo semillas de plantas resistentes a la sequía. Verdín, con su sabiduría, guió sus esfuerzos, asegurándose de no dañar el delicado equilibrio del bosque.


Trabajaron juntos, la colaboración fluyendo como un río revitalizado. La frustración y el enfado se desvanecieron al compartir la carga, reemplazados por un esfuerzo conjunto, salpicado de risas y aliento mutuo. Y entonces, la magia ocurrió. Las plantas crecieron, fuertes y llenas de vida. El pozo comenzó a llenarse de agua fresca, y una suave lluvia bendijo el bosque, como un regalo del cielo por su cooperación.


El arroyo volvió a cantar, pero ahora cantaba una melodía más hermosa: la canción de la paz reencontrada. Para celebrarlo, crearon su "Bandera de la Paz", un símbolo de su promesa de trabajar juntos, siempre. El Gran Árbol Parlante susurró: "La paz no es solo la ausencia de peleas, sino la construcción conjunta, con respeto y amor, de un mundo donde todos quepa… como en este bosque de colores unidos". Y desde entonces, la bandera, con sus huellas, plumas y hojas, recordaba a todos que la paz se siembra con pequeñas acciones de bondad, y se riega con el corazón.



jueves, 9 de septiembre de 2021

Oración con las Manos Vacías

Oración con las Manos Vacías


No rezo.

Las palabras sagradas se me quedaron

en el fondo del vaso donde bebí el miedo.

Ahora solo me quedan

estas manos vacías

y el fantasma de la niña que fui

antes de que me enseñaran

a medir el mundo por el peso del acero.


¿A qué santo recurro?

¿A qué dios pido clemencia?

Todos se han dormido

en sus altares de yeso.

Solo me responde el eco

de mi propia respiración:

un mantra roto

que se repite en la oscuridad.


Amén es el sonido

de un pulmón que se expande

a pesar de todo.

Es el acto más íntimo de desafío:

seguir tomando aire

en un mundo que preferiría

el silencio de los sumisos.


Respirar es recordar

que mi cuerpo aún es mío.

Que esta carne—marcada, cansada—

aún alberga la semilla

de la que nací:

la que no sabe de guerras,

la que solo conoce

el lenguaje del sol en la piel

y la terquedad de las raíces.


La verdadera rebelión

nace aquí:

en este rincón oscuro del pecho

donde aún guardo

el nombre verdadero de las cosas.

Donde el miedo no ha logrado

borrar el mapa de mis sueños.


Amén. Amén. Amén.

No es una plegaria—

es un recordatorio:

mientras haya aliento,

hay posibilidad.

Mientras estas manos

se acuerden de su vacío,

tendrán la libertad

de llenarse de futuro.



Nota:

Esta no es una oración de fe,

sino de memoria.

No pido—recuerdo.

No ruego—reafirmo.

La santidad no está en los cielos,

sino en este cuerpo herido

que se niega a dejar de latir.

La paz no se mendiga—

se exhala.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Derechos Reservados de Autor.

domingo, 6 de junio de 2021

¿Qué Siento?

¿Qué siento? A veces, sentada en cualquier parte, el mundo se pliega en sí mismo. Las rejas no son rejas, los árboles no tienen raíces, las nubes, una colección de voces ahogadas. El vacío no es un monstruo. Es un arquitecto. Construye pasillos sin salida en mi mente. Escribo, pero no para luchar. Escribo para excavar. Cada palabra, un pico contra la piedra, cada línea, una grieta en la pared. Busco algo que ceda, algo que se derrumbe. El silencio no es una sinfonía, es un espejo sin reflejo. Un eco que nunca responde. ¿O tal vez sí? Muevo las palabras, las dejo caer, las observo abrirse como grietas en el tiempo. Nada desaparece, nada se borra, solo cambia de forma. Mi voz emerge, pero no como un fénix, ni como un guerrero. Surge como agua filtrándose en la piedra. Lenta, constante, inevitable. El vacío no se vence. Se transforma. Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares Todos los Derechos Reservados.

jueves, 29 de octubre de 2020

VOCES DEL AMANECER

 Voces del Amanecer

Autoría de Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Derechos Reservados.


Hoy despierto  

Con el brillo del sol,  

Dejo atrás  

Las sombras del ayer.  

El viento suave  

Susurra en mi piel,  

Y en mis sueños renazco,  

Y en mis sueños renazco,  

Con poder.


Siento la fuerza de un nuevo amanecer,  

Río  

Con el corazón lleno de vida.  

Y canto  

Sin que tú sepas que en mi canto  

Hay ecos de esperanza,  

Hay ecos de esperanza,  

Como mi ser.


Aunque tú  

Elegiste el silencio,  

Aunque tú  

Te perdiste en el tiempo,  

Hoy el horizonte  

Se pinta de colores,  

Y en mis sueños vuelo,  

Y en mis sueños vuelo,  

Sin temores.


Que viendo el mar sereno,  

Las olas en la orilla,  

Las risas compartidas,  

Celebrando la vida.  

Agua de la fuente,  

Agua de la fuente,  

Si me miras a los ojos,  

Tienes que sentir.


Que viendo el mar sereno,  

Las risas resplandecen,  

Recuerdos de alegría que yo atesoraba,  

Que yo atesoraba.  

Agua de la fuente,  

Agua de la fuente,  

Si me miras a los ojos,  

Tienes que sentir.


Que tú te has ido ya,  

Y he aprendido a volar,  

Hoy abrazo el momento,  

Y aunque me cueste soñar.  

Que tú te has ido ya,  

Ya no quiero mirar atrás,  

Hoy abrazo el momento,  

Y aunque me cueste soñar.




lunes, 11 de mayo de 2020

Héroes de Papel

Héroes de Papel


El país que clama por héroes

Qué triste y condenable es

Justicia se oculta, velos de hipocresía

Sueños disueltos, ilusiones traicionadas


Verdad enterrada, murmullos en las calles

Ecos de una realidad desdibujada

Títeres de cartón desfilan, falsedad en sus capas

Espadas de vacío, un teatro sin alma.


Salvadores esperados, la fuerza olvidada

En manos callosas del pueblo la verdad reposa

Unión de voces claman por cambio y esperanza

Corazones latiendo con rebeldía y valentía.


No buscamos héroes, anhelamos justicia

Verdad desnuda, sin disfraces ni antifaces

Seamos cada uno héroe de nuestra historia

Construyamos un futuro de autenticidad y gloria.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Caracas, mayo del 2020.


lunes, 16 de diciembre de 2019

Tratado de Sombras.

Tratado de Sombras



Firmamos la paz con tinta invisible.

Cada firma es una cicatriz que niega el olvido.

¿Cómo curar lo que no se nombra?

El papel sangra entre líneas,

y la historia se escribe con las manos atadas.


Este tratado no está en los archivos oficiales—

vive en los pliegues de la memoria,

en el eco de las palabras no dichas,

en el polvo que cubre los nombres

que nadie se atreve a pronunciar.


Cicatriz no es sinónimo de cura:

es la frontera entre el dolor y el silencio,

la línea que une y separa

lo que fuimos y lo que pretendemos ser.

La tinta invisible no borra la herida—

la hace respirable,

la convierte en un fantasma familiar

que camina a nuestro lado

sin hacer ruido.


¿Cómo sanar lo que no existe en el papel?

Tal vez la respuesta no está en firmar,

sino en dejar que la herida hable

con su lenguaje de sombras y ausencias.

El verdadero tratado no se escribe:

se teje con los hilos rotos

de lo que nunca podrá repararse

pero puede, al menos,

dejar de sangrar en secreto.



Nota:

Este poema cuestiona la paz construida sobre el silencio.

Las cicatrices no son prueba de curación, sino de supervivencia.

La "tinta invisible" es la metáfora de los acuerdos no dichos,

las verdades enterradas bajo el discurso oficial.

La paz auténtica no niega las heridas:

les da un lenguaje para que dejen de sangrar en soledad.


Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Derechos Reservados de Autor.


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