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Mostrando entradas de 2025

LOS ABRAZOS DE TU TOGA

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  LOS ABRAZOS DE TU TOGA. © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.  I. LAS COSTURAS DE TU AUSENCIA Padre,   tu toga negra aún cuelga   en el armario de mi memoria,   pero no como un símbolo,   sino como una prenda incompleta:   le faltan los botones que perdiste   corriendo entre rejas,   el doblez izquierdo que gastaste   al inclinarte sobre escritorios ajenos,   el hilo suelto que dejaste   cuando la muerte te citó   sin derecho a apelación.   Yo, la niña que solo conoció   el eco de tus pasos en el pasillo   —siempre llegando tarde,   siempre oliendo a café y tinta—,   hoy reconstruyo tu rostro   a partir de cicatrices ajenas:   “El abogado que me salvó”,   dice uno,   y en su voz agrietada   escucho por fin tu “buenos días”. ...

LENTITUD DEL ADIÓS

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Título: Lentitud del Adiós. © 2025 Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares. País: Venezuela. Me dijiste adiós   con tus labios de último puerto,   y fue entonces que supe:   no se ahoga quien se va,   sino quien se queda mirando la marea.   Tus palabras —peces de plata—   nadaron hacia el abismo,   mientras yo juntaba sal   en la orilla del tiempo.   ¿Qué queda cuando el amor   rompe su propio espejo?   Solo este frío que me abraza sin tus manos,   solo este eco   de un beso convertido en ceniza.   El adiós no fue relámpago,   fue lenta cicatriz:   una geografía de ausencias dibujada en mi piel.   Hoy aprendo a caminar   con tu sombra a cuestas —   mi único equipaje—   y en cada noche,   reconstruyo tu nombre   con las estrellas quebradas. ...Porque tu adiós no es destino...

Madrugada en el Valle Herido.

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Título: Madrugada en el Valle Herido. © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.  La montaña despierta su espalda verde,   recoge la noche como un manto roto.   Caracas abre los ojos lentamente   mientras el sol derrama miel en los barrancos.   Huele a guayaba y gasolina,   a pan recién horneado en la esquina caliente,   a tierra mojada que aún sueña con raíces   bajo el asfalto agrietado de indiferencia.   Los edificios —cicatrices verticales—   reciben la luz con sus ventanas ciegas.   Pero en una terraza, una abuela desentierra   geranios rebeldes entre cables y quejas.   El Ávila tiñe de violeta sus linderos,   testigo de techos que ya no son rojos,   de niños que suben colinas con uniformes   como pequeñas banderas contra el olvido.   Hay balas dormidas en la hierba húmeda,   pero...

TEMBLOR

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TÍTULO: TEMBLOR Soy todas las grietas que una vez no fui y ahora son mis raíces Tú te alejaste.   No fue el amor lo que faltó:   fue el coraje de mirarme   en los ojos del miedo   y reconocer   que yo era la cobarde.   Invento excusas en voz baja:   —"Fue el tiempo, fueron las circunstancias"—   pero el espejo repite   la misma sentencia:   Huiste de ti misma.   Ahora desciendo a la mina de los yoes: “—la que firmó treguas con espejos rotos, la que bebió sal para saciar la sed, la que se llamó cobarde mientras sus uñas cavaban túneles hacia la luz—"   Preguntas:   —"¿Quién soy, después de tanto fingir?"—   Y la respuesta quema:   Eres la suma de todas las versiones   que no te atreviste a ser.     Y sin embargo...   aquí estoy:   —cobarde, sí, pero viviendo—   con mis heridas abiertas ...

Tus Labios

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POEMA PARA ANTOLOGÍA DIGITAL Título: Tus Labios. (Adiós en Minúsculas) Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares. País: Venezuela. Tus labios —ese animal doméstico que ayer lamía mis costillas— hoy escupe adiós como quien tira un chicle al suelo. Yo lo recojo, lo estiro entre mis dedos, le doy forma de corazón y lo pego en el espejo donde ya no te miras.

Tus Ajenos Labios (Labios de Arena)

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Título: Tus Ajenos Labios (Labios de Arena) Nombre: Norma Cecilia Acosta Manzanares País: Venezuela.   Tus besos son playas que visito de noche,   donde el mar borra mis huellas al marcharme.   Cada caricia, una ola que se lleva   pedazos de mí que no sabía que existían.   ¿Cómo abrazar lo que se deshace?   Tu amor escribe en mi piel con tinta de espuma,   letras claras que el sol devora al alba.   Soy un faro que ilumina naufragios ajenos.   En tu boca guardo secretos que no son míos,   monedas de un idioma que no aprendí.   Me pierdo en tu mapa de fronteras movedizas,   donde cada te quiero es una bandera blanca.   Cuando te vas (y siempre te vas),   la marea deja en mi orilla   conchas vacías que parecen susurrar:   "Aquí hubo algo que el océano ya no recuerda".  

GEOGRAFÍA DEL TEMBLOR

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Título: Geografía del Temblor © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados. (para la niña que colecciona migajas de amor) Sus manos teje nidos con un hilo de jabón y alfileres: sus dedos —mapa de grietas— acarrean pañales, canciones, y maldiciones que se esconden como cucarachas bajo la nevera. Tú aprendes a nombrar el mundo entre sábanas que huelen a cloro y a rabia fría: la mesa limpia es un altar sin respuestas, los azulejos brillan como dientes de lobo, tu risa se quiebra en los charcos del silencio. Cada te quiero viene con agujas: te abraza con la fuerza de quien sofoca un incendio, te regaña con palabras que saben a metal oxidado, y tú, pequeña esponja sin filtro, absorbes la culpa creyéndola miel. Las noches son cajones desordenados: guardas sus suspiros bajo la almohada, clasificas caricias y puños de sombra, mides el amor por el volumen del portazo y sueñas con un país donde el cariño no tiene sabor...

HABLO AL MUNDO

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 Hablo al Mundo © Norma Cecilia Acosta Manzanares.   Miro al mundo y pregunto:   ¿Qué cuchillo dibujó este mapa en mi costado?   No una herida, sino un río   que arrastra ciudades de lo que callé.   Las lágrimas no son lágrimas:   son hachas partiendo espejos,   cristales que al caer   revelan mi rostro multiplicado.   El insomnio talla estatuas con mis huesos,   la noche es un ácido que escribe   versos en la piel.   Nadie dijo que el dolor fuese poético.   Pero en este laberinto de sombra y tinta,   alzo una bandera hecha de cicatrices:   cada paso no es huella,   es un terremoto.   Me deshago.   Me invento.   Soy ceniza que aprende a incendiar océanos,   un fantasma que construye diques   con los dientes.   El frío no me quiebra:   lo muerdo y escupo di...

Madre: Constelación de Raíces.

 Título: Madre: Constelación de Raíces.  Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares  País: Venezuela. Derechos Reservados de Autor. Tus manos, surcos donde germina mi nombre,   cosecha de silencios y pan tierno,   labraron en mi piel el primer horizonte,   un idioma de luna y trigo eterno.   Eres el árbol que doma la tormenta   sin quebrarse, voz de savia en invierno;   y en tus ramas —nido de memorias—   el mundo aprende a ser ligero y verde.   Tu risa fue rocío sobre mi infancia,   un río de asombros, espejo sin sombra;   tus canas, ahora, constelaciones   que trazan caminos en mi reflejo.   No hay noche que no alumbre tu costumbre   de tejer auroras con hilos del recuerdo:   cada arruga, un mapa; cada arrullo,   un puerto donde el tiempo se hace sueño.   Si la distancia araña mis mañanas,   tu nombre crece...

El Héroe Nocturno de Cunaviche: Bombas, Gatos y un Oscar al Drama Vecinal.

 Título: El Héroe Nocturno de Cunaviche: Bombas, Gatos y un Oscar al Drama Vecinal. Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares. País: Venezuela. En el exclusivo (y ahora estridente) residencial Cunaviche, un vecino anónimo ha decidido convertirse en el Guardián de la Madrugada, combatiendo a hordas de perros callejeros con la sutileza de un Rambo en año nuevo. Su arma secreta: fosforitos, esos artefactos que —según él— son tan inofensivos como un abrazo de oso, pero que suenan como si el apocalipsis hubiera decidido mudarse al estacionamiento.   Los gatos, esos peludos “ los ocupas” que adornan los porches con su elegancia callejera, han sido las víctimas colaterales de esta épica batalla. Mientras los perros huyen (o quizás se ríen entre ladridos), los felinos, expertos en el arte del drama, han optado por mirar al vacío con desprecio filosófico: ¿En serio usan pirotecnia? Nosotros cazamos ratones en silencio, como gente decente.   El Comité de Paz de Cunaviche, li...

CADENAS INVISIBLES

 Título: Cadenas Invisibles. Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares. País: Venezuela. En la ciudad de Hierro Gris, donde los rascacielos se alzaban como jaulas de cristal y acero, vivía Lucas. Cada mañana, al sonar su alarma a las 5:00 a.m., él repetía la misma rutina: café amargo, corbata ajustada y un tren abarrotado que lo llevaba a la Corporación Eternis, donde trabajaba como analista de datos. Su salario le permitía pagar un minúsculo apartamento, una suscripción a servicios de entretenimiento y deudas estudiantiles que nunca parecían reducirse. "Es temporal", se decía, mientras tecleaba números en una pantalla que nunca le devolvía la mirada. La oficina de Eternis era un laberinto de luces led y sonrisas forzadas. Las paredes estaban adornadas con frases como "Tu esfuerzo define tu libertad" y "El éxito es una elección". Pero Lucas notaba cosas: los empleados que se atrevían a cuestionar los turnos extras sin pago eran "reubicados". Los que...

Gatillo y Exilio

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Imagen tomada de Internet. Título: Gatillo y Exilio.  Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares. Derechos de autor reservados. Las balas no salen solas.   Duerme la pólvora en la cacha,   silenciosa, quieta, inmóvil.   Hasta que alguien decide llamarla   y la piel se convierte en frontera   sin regreso.   Llamemos gatillos el exilio.   El instante en que una decisión   se convierte en sentencia,   en marcha forzada, en un cuerpo   desprendido de su historia.   Las palabras también pueden ser balas.   Algunas disparan decretos,   otras condenan sin sonido,   otras construyen muros invisibles   que separan rostros, nombres,   hogares que ya no existen.   Si no querían que existiera,   ¿por qué la guardaban?   ¿Por qué la decisión estuvo siempre ahí,   esperando el momento   de ras...

El Evangelio Según El Hipócrita.

  El Evangelio Según El Hipócrita. © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.  Prólogo: En Valle Oscuro, el Miércoles Santo no es un día, sino una advertencia. Los vientos arrastran pétalos de flores negras desde el cementerio hasta los umbrales de las casas, y en la iglesia, el incienso huele a cera quemada y monedas oxidadas. Pero el verdadero culto no ocurre entre bancas de madera, sino en el mercado de las almas, donde los pecados se pesan en balanzas de bronce y los chismes se venden por puñados de sal.   Este libro no es una colección de relatos. Es un inventario. Entre estas páginas hallarás:   - Un libro de contabilidad con páginas manchadas de sangre seca, donde los nombres de los muertos se escriben al revés.   - 30 monedas de plata que brillan menos cuanto más las limpias.   - Un rosario cuyas cuentas son lágrimas petrificadas de quienes creyeron que la culpa era solo un rumor.   Todo co...

Aura en Eclipse

 Título: Aura en Eclipse. Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares. País: Venezuela.                                El cuerpo recuerda la caída,                      pero el alma ha aprendido a volar                                                    con las cicatrices. La luz se quiebra en cuchillas,   el tiempo se desangra en espasmos.   Caigo: un planeta desorbitado,   un reloj desmontado en el pecho.   El cuerpo, un motor que incendia sus cables,   la mente, un espejo hecho añicos.   Alguien grita en un idioma de sombras,   el suelo abre sus fauces de vértigo.   Sé que soy un náufrago de carne,   un dios ebrio tropezando ...

Espejo de Crueldad

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 Título: Espejos de Crueldad   I. La ciudad gris. La urbe no tenía nombre, o quizá lo había perdido entre el humo de las fábricas y el eco de los pasos apresurados. Los rascacielos, gigantes de acero y vidrio ahumado, se alzaban como tumbas verticales donde las almas se oxidaban. En el edificio Kronos, una mole de concreto que devoraba empleados como engranajes desechables, dos mujeres respiraban el mismo aire envenenado, pero en mundos opuestos.   María Clara, auditora interna de 34 años, ascendía cada mañana las escaleras de emergencia para evitar el ascensor. No por salud, sino para esquivar las miradas de quienes llamaban "la monja de acero". Su traje gris, siempre impecable, contrastaba con las paredes descascaradas del cuarto piso, donde revisaba facturas y balances con una lupa heredada de su abuelo relojero. Su escritorio, libre de fotos o adornos, guardaba solo un termo de café amargo y un cuaderno de tapas negras donde anotaba verdades que nadie quería leer...

Eclipse de dos cuerpos.

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Título: Eclipse De Dos Cuerpos. Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares. Todos los derechos reservados. La música es miel derramada en la noche,   un líquido lento que pega nuestros torsos al compás.   Mis tacones escriben secretos en la madera,   la seda canta al deslizarse:   es la voz de mis muslos hablándote en morse.   Arqueo la espalda y el tiempo se dobla,   una ola que nace en mis caderas   y muere en tu respiración entrecortada.   No bailamos: creamos gravitación,   órbitas donde tus manos son lunas   que navegan los continentes de mi piel.   Tus labios en mi nuca son uvas estrujadas  que manchan de vendimia el collar de la noche.  Respiro y el aire se hace cardamomo, una especia que arde sin quemar,  como tu barba en el hueco de mi hombro.   El anillo en tu dedo —círculo de plata fría—   se hunde en mi costado como un meteorito ...

Mis Ojos, Mi Mirada, Mi Desafío

 Mis Ojos, Mi Mirada, Mi Desafío Emerjo de la penumbra, no como fugitiva, sino como soberana. Mi manto no es luto, sino piel de noche tejida con hilos de estrellas antiguas. Las gafas oscuras que cubren mis ojos no son ceguera, sino un pacto: veo lo que ustedes temen mirar. Mis pupilas, cálices vacíos, guardan la memoria de diosas desterradas.   Avanzo. Mis pasos no huyen, dibujan. La tierra susurra mapas olvidados bajo mis pies descalzos. A mi lado, el gato—su lomo arqueado es un puente entre el aullido del viento y el silencio de los astros—. Sus ojos, espejos lunares, reflejan no la luz, sino el vacío que la precede. Él no me sigue: somos la misma sombra bifurcada.   Alzo un dedo, sí, pero no es amenaza. Es un conjuro. En la yema, brillan siglos de mujeres que mordieron la manzana del secreto y escupieron semillas de acero. Mi sonrisa, apenas un pliegue en el mármol de mi rostro, es un jeroglífico que nadie descifrará.   La bruma no me envuelve: soy...

BAJO EL MANTO DE LA VERDAD

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  La noche era un lienzo oscuro, rasgado por relámpagos distantes que iluminaban brevemente la vastedad del Orinoco. La curiara avanzaba lentamente, deslizándose sobre las aguas negras como el azabache. Al frente, Ayopowe, el líder, remaba con fuerza, su rostro marcado por el sol y los años. Era un hombre de pocas palabras, pero su mirada firme revelaba una vida llena de decisiones difíciles y un corazón que, aunque endurecido, aún guardaba un rescoldo de esperanza.   De repente, como surgida de la misma bruma del río, apareció una figura en la orilla. Era una mujer, alta y esbelta, con cabellos negros que caían como cascadas sobre sus hombros. Sus ojos, profundos y oscuros, parecían contener todos los secretos de la selva. Se llamaba Yarima, y su presencia era tan cautivadora como inquietante.   Ayopowe, aunque desconfiado, sintió una curiosidad irresistible. "¿Quién eres, y qué haces aquí, en medio de la nada?" preguntó, su voz grave cortando el silencio de la...

Si llegara a ser Catatumbo

 Si llegara a ser Catatumbo Si llegara a ser Catatumbo,   sería el rayo que no cesa,   el relámpago eterno que ilumina   la noche húmeda de mi propia selva.   Sería el río que fluye   entre mi memoria y mi olvido,   llevando en mis aguas los secretos   de los que ya no tienen nombre.   Sería la bruma que se levanta   al amanecer, cuando mi tierra   aún guarda el calor de mis sueños   y el frío de mis pesadillas.   Sería el eco de un grito   que se pierde en mi espesura,   un canto que nadie entiende   pero todos repiten.   Si llegara a ser Catatumbo,   sería la magia que se resiste   a ser explicada, el misterio   que habita en lo cotidiano de mi ser.   Sería la catarsis de un pueblo   que late dentro de mí,   la luz que persiste en mi oscuridad,   el fueg...

Diatriba del siglo XXI: Góngora y Quevedo en la era del absurdo

 Título: Diatriba del siglo XXI: Góngora y Quevedo en la era del absurdo Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares País: Venezuela Derechos Reservados. Presentación: Este poema nace de una inquietud profunda y una fascinación por el contraste y la crítica. Inspirada en los grandes maestros barrocos Luis de Góngora y Francisco de Quevedo, he decidido transportarlos al siglo XXI, un mundo lleno de contradicciones y absurdidades. Imaginé sus discusiones, debates y críticas en nuestra era moderna, abordando temas como el papel de las ONG, las guerras perpetuas y las incoherencias del mundo contemporáneo. Con un lenguaje lleno de ironía y juegos de palabras, busqué reflejar la rivalidad clásica entre Góngora y Quevedo, pero adaptada a los desafíos y paradojas que enfrentamos hoy. Motivo del poema: Este poema surge como una reflexión crítica sobre las contradicciones diarias en nuestro mundo actual. En un contexto donde el progreso tecnológico choca constantemente con la corrupción, la desi...