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Mostrando entradas de julio, 2024

Introspección en la Noche.

  Introspección en la Noche. En la calma de esta noche,   me encuentro a solas con mi voz,   las sombras de mis miedos susurran,   y el eco de la esperanza es feroz. Cierro los ojos, respiro hondo,   siento el latido de mi tierra en mí,   cada pulso es un recuerdo, un mundo,   cada suspiro, un clamor por vivir. Las cadenas que a veces me aprietan,   son también el fuego que me impulsa,   la frustración se abraza a la fe,   y en este vaivén, mi esencia se usa. Pienso en los rostros de mi gente,   en sus sonrisas que desafían el mal,   en su coraje que brilla, resplandeciente,   y en su fe, una llama que no va a cesar. Los oscuros pueden intentar callar,   pero no conocen la fuerza del amor,   ni el poder que surge al unir,   ni la luz que brota de cada corazón. Así, en esta noche profunda,   me envuelvo en sueños, en anhelos,   sabiendo que, aunque la noche abunda,   el amanecer traerá nuevos destellos. Cada lágrima es un paso, un canto,   cada herida, una lección que enseña,   y en el

SOLILOQUIO DE UN NUEVO AMANECER

  SOLILOQUIO DE UN NUEVO AMANECER. Fluyo, soy Venezuela, un cauce de historia que serpentea, mis tierras reflejan el cielo, y en cada rincón, un susurro de historias. Soy la corriente que avanza, sin prisa, pero sin pausa, llevando conmigo las memorias, las risas, las lágrimas, los sueños que se deslizan como hojas. En mis profundidades, habitan los ecos de mis anhelos, las piedras que he encontrado, cada una un obstáculo, pero también un maestro, que me enseña a sortear, a adaptarme, a cambiar. A veces me desbordo, en tempestades de emociones, mis tierras turbias se agitan, la rabia me consume, como un fuego que arde sin control, la desesperación me arrastra, como un remolino que me hunde, mis montañas golpean el cielo, rompiendo en mil pedazos, la furia de una nación desatada. Pero luego, calma, un remanso donde la reflexión florece. Soy el espejo del mundo, reflejando la luz y la oscuridad, la serenidad y la tormenta. Mis llanuras son testigos, los árboles que me abrazan, las flores

Soliloquio De Un País Enfermo

Soliloquio De Un País Enfermo  En las sombras de un cuerpo que lucha, un cáncer crece, insidioso y voraz, gobierno que invade, asfixia y muerde, tejiendo su red en el alma fugaz. Como células que se multiplican, sus promesas son ecos, vacías de fe, en un laberinto de burocracia y miedo, donde el pueblo clama, sin saber qué hacer. Oh, remedio, ¿dónde estás oculto? La esperanza se asoma, tenue y sutil, un tratamiento que sane lo herido, que arranque de raíz este mal febril. La quimioterapia de la voz del pueblo, la unión, la lucha, el grito en la piel, en cada elección, en cada protesta, hay un antídoto, hay un amanecer. Pero el miedo persiste, sombra oscura, mientras el cáncer avanza, sin compasión, necesitamos coraje, un cambio profundo, un diagnóstico claro, una nueva razón. Así, en este cuerpo que es nuestra nación, despertemos juntos, seamos el remedio, que el gobierno no sea el cáncer que duele, sino el faro que guía, el puerto, el deseo. Sanemos las heridas, abracemos la vida, con

A TI MI REFUGIO

  A Ti, Mi Refugio Oh, Dios, al despertar y no hallarte,   siento que parte de mí se desvanece.   Las palabras se enredan en mi garganta,   el alma y el cuerpo se retuercen,   como un eco de la vida misma.   En este vaivén de lo humano,   donde la tristeza y la alegría se entrelazan,   me aferro a ti, mi refugio eterno,   en la danza de lo incomprensible.   Tu imagen es mi recuerdo sagrado,   el tiempo compartido, un tesoro inmenso.   pero el dolor aprieta mi alma,   y me resigno a vivir sin tenerte físicamente.   Así es el destino, así es la vida,   nos brinda momentos de dicha y tristeza.   Nadie escapa de esta dualidad,   pero en ti hallo consuelo y esperanza.   ¿Cuánto duele vivir sin alguien?   Cuando se nos arrebata la esperanza,   busco en ti, Dios, mi refugio constante,   y digo "amén" a la vida, a la fe.   Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

CATARSIS DE LA SOLEDAD

  Catarsis De La Soledad.   Soy un náufrago en un mar de silencio, las olas de la soledad me arrastran, mi piel, áspera como arena erosionada.   ¿Cuánto tiempo llevo aquí? El tiempo se desvanece en la inmensidad.   Mis pensamientos, gaviotas que revolotean, buscando sentido en ecos vacíos. ¿Quién soy? ¿Qué propósito me trajo? Respuestas, algas muertas, inalcanzables.   La soledad, espejo sin piedad, muestra mis grietas, mis fracturas internas, palabras no dichas, abrazos no dados. ¿Por qué huí de la compañía? ¿Muros o puentes?   "Eres suficiente", me susurro, pero la soledad se ríe, "¿Para quién?" Y me hundo en la oscuridad.   La soledad, no un poema, sino un grito ahogado, eco de mi voz, buscando en un desierto sin oasis. ¿Hay alguien ahí? ¿O soy el último habitante?   Imagino que la soledad tiene brazos, me abraza, "Soy parte de ti. No puedes escapar", y asiento en silencio, pequeño náufrago.   Pero miro al cielo y veo las estrellas, la soledad, una cons

LA ILUSIÓN DE LO BARATO

  LA ILUSIÓN DE LO BARATO La verdad esquiva corre ligera, entre lo barato, se pierde la esfera. Valor verdadero, lejos del coste, en el amor, en los gestos más nobles.   Desvalorización en la mirada ajena, buscan amor, pero la esencia envenena. Peligro latente en ser solo un objeto, donde el sentir sincero queda sujeto.   La riqueza yace en el sentimiento, auténtico fuego, eterno alimento. No en lo adquirido, ni en lo aparente, sino en lo vivido, profundamente.   Lección final, en versos se plasma, amor y valor, más allá del dogma. Lo barato, si en soledad concluye, nos enseña que el precio no lo incluye.   Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares  Caracas-Venezuela.

UNA HISTORIA DIFERENTE DE LOS TRES REYES MAGOS

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  Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, tres astronautas llamados Melchor, Gaspar y Baltasar recibieron un mensaje del universo que les pedía ayuda para encontrar a un niño especial. Los astronautas sabían que no podían ignorar el llamado del universo, así que se prepararon para el viaje. Después de meses de entrenamiento, los astronautas abordaron su nave espacial y partieron hacia el planeta donde se encontraba el niño. Durante el viaje, se encontraron con muchos peligros, como asteroides y tormentas solares, pero nunca perdieron la esperanza. En su camino, se toparon con una raza alienígena hostil que intentó detenerlos, pero los astronautas lograron escapar gracias a su astucia y habilidades. Finalmente, después de un largo viaje, los astronautas llegaron al planeta y encontraron al niño Jesús en un establo. El niño estaba rodeado de una luz brillante y emanaba una energía divina que los astronautas nunca habían experimentado antes. Le ofrecieron regalos que simbolizaban la