RANAS EN EL CHARCO



Una vez una Ranita llamada Rinda de piel amarilla y brillante como el sol, largas ancas, cuerpo hermosamente alargado, carita pecosa y muy saltarina, buscaba un charquito para poder hidratarse, su piel era muy delicada, ella saltaba y saltaba en busca de su gran charco donde ella cuando cría jugaba, charquito que conseguía se sumergía en un salto pero eran tan pequeños que se evaporaba rápidamente por el gran verano. Rinda que desde años vivía en un refugio de diversas especies en peligro de extinción. Ella un día se escapo a pesar que tenía suficiente alimento y una gran charca pero sentía que ese no era su hogar así que Rinda la ranita brincaba sin parar siguiendo el camino con la esperanza de conseguir un charco tan grande como aquellos cuentos que su mamá le describía cuando apenas era un renacuajo:
En la tierra de las humedades
Se encuentra los charcos más grandes
Profundos como el amor de mi linaje
Refrescante lago de gran aguaje
Me quitaba los hongos harapientos
Y me proveía muchos alimentos
Muchas especies se cortejaban
Todas las ranas machos saltaban
Y atendía ese canto amorío, tu padre.
En el coro lo acompañaba el compadre
Las tonadas con las noches se cargaban
Llenas de rimas las ranas cantaban.
La luna nos sonreía con su luz divina
Nuestro color amarillejo se ilustraba
Y el espejo del lago brillaba.
Nuestra Rinda no dejaba de saltar, se escondía de cualquier peligro que presentía, su escondite preferido era de bajo de las hojas amarillentas de los árboles que al piso caían y de allí aprovechaba alimentarse de los ricos manjares que también se ocultaban igual que ella, Rinda al ver que el peligro se alejaba continuaba su camino, saltando y saltando se guiaba por el sol y el viento con la ilusión de llegar a ese maravilloso charco de sus recuerdos, muy cuidadosa se alimentaba de los insectos que se cruzaban en su camino, se mojaba con los pequeñines charcos que encontraba, luchaba contra el sol bravío y el calor angustiante pero se animaba para no desmayar antes el caluroso verano; se distraía cantando la canción de los Viajeros Saltarines con alegría:

                                                                                                                     I
Salta, salta la ranita,
Salta una, dos y tres,
Salta por las hojitas,
II
Con su lengua atrapamoscas
Ingiriendo todo el día
Baila, baila Rinda baila,
III
Salta, salta en el camino
Casi llego a mi destino
Brinca, brinca de esperanza
IV
Que se sienta la alegría
De los cantos de mis charcas
Salta, salta con las ancas
V
Brinca, brinca con estilo
Con la lengua pegajosa
Llenas de bocadillos
VI
Me proveen vitaminas
Para llegar algún día
Salta, salta la ranita
VII
Baila, baila rinda, baila
Y báñate en la charca
Disfrutando todo el día
                                                                                                                          Brinca, brinca, brinca (bis)

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       
Un día, Rinda llega a un lugar muy extraño y curioso para ella, tenia un gran estanque rodeado de cemento con vivos azules muchas gramas artificiales y árboles secos, el estanque estaba lleno de ranitas de diferentes colores, se estaban bañando y cantando todas a la vez diferentes tonadas, Rinda se quedo observando el lugar e interrumpió a las demás ranas:
- Hola soy Rinda y vengo de un lugar muy lejano, estoy cansada de saltar y mi cuerpo esta algo deshidratado ¿ustedes me permiten sumergirme un rato en su charco?
- Responde una de las ranas: Si ranita Rinda, siempre y cuando no te nos acerques.
Rinda procedió a zambullirse en el estanque, observo que en el fondo de sus aguas habían muchos objetos extraños, puntiagudos en sus orillas, plateados y oxidados también vio un artefacto de color verde con largo cuello, sin patas y rabo chato, reflejaba una luz que quemaba cada vez que Rinda se le acercaba, se sentía incomoda, los insectos tenían un sabor muy extraño y el agua del estanque se sentía muy acida. Una de las ranas del estanque la observaba muy inquieta Rinda estaba y la rana vieja como la llamaban se le aproximo y le recito Las Ancas Marchitas:
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         En el charco de aquel medio 
                                                                                                                                       Flotan muchos desperdicios
                                                                                                                                    Asfixiando el equilibrio
                                                                                                                                          Humanos decoran el infinito
                                                                                                                                           Sembrando lo artificial

       Destruyendo el gran ritual
             A nosotras las ranitas
Se nos marchita las ancas
 Y nos oprimen los hongos
Con el desequilibrio de los tuertos
Las plantas y las flores se van
Los árboles los dejan secar
Y hacen de su madera
Flores para decorar
Llenas de colores.
Pocas abejas para catar
Y las hormigas se esconden
De bajo del manto artificial.
Las ancas se marchitan
Por tan terrible enfermedad
Caemos en un salto mortal.
Y con menos suerte nos protegen
Las ancas van a un mesón
Con pinzas y Borbón - Ortiz
El resto del cuerpo se los dan
A los colmillos del caimán
Reprimidos como nuestras ancas.
Rinda después de haberle prestado atención a la rana vieja, sale de un brinco asustada y salta sin parar retomando el camino del charco de sus memorias, a medida que saltaba y pasaba por lugares aun más extraños, trataba de no deslizarse cerca de esos objetos que brillaban mucho y reflejaba al sol, sentía que le quemaba la piel, el olor era terrible, la ranita llego a pasar por el gran basurero de la ciudad, no descanso para salir rápido de ese lugar y sin mirar atrás ni prestarle atención a los demás animalitos Rinda seguía saltando y saltando, cantando su canción favorita de los Viajeros Saltarines.
Nuestra ranita al fin llego a un lugar donde había muchas flores, hojas, arboles y charcos naturales, Rinda en agonía por tan larga travesía se dispone a descansar, se refresca con agua de manantial y atrapa mucha moscas que habían en ese lugar; se percata que hay muchos humanos corriendo y saltando en los diferentes charcos, unos niños vieron a la ranita Rinda y se le acercaron por curiosidad:
- José vistes a esa rana tan extraña – exclama William.
- Si la vi vamos atraparla, que no se dé cuenta y se la lanzamos a Adriana para que se asuste – le responde José a William.
En ese momento la ranita Rinda estaba descansando y no percibió que tenia a dos niños a su lado, José la atrapa con sus manos y en fracciones de segundos cae al lago temblando, Willian empieza a gritar- ¡auxilio, auxilio! mi hermano se cayó al lago, Rinda cae en un tumulto pastoso, lleno de moscas y mal olientes, como pudo salió de allí y se sumerge en el Charco, asustada estaba porque pensaba que los niños le iban arrancar sus ancas. Los padres de José lo rescatan y lo llevan al Hospital. La ranita sale ya al anochecer del lago y escucha muchos grillos cantando mientras que otras ranas estaban bailando, Rinda las observo toda la noche, en la mañana siguiente siguió su camino, pensando siempre en ese lugar soñado que su mamá Rima le cantaba cuando era un renacuajo, así que nuestra ranita seguía saltando hasta que logró ver una selva extensa, llena de manglares y arboles muy altos, gruesos y frondosos que tapaban al inmenso cielo.
En la selva tropical
Los arboles dan vida
Con su melena verde natural
Tapan el sol y ellos bailan
Al ritmo de los cantos
De las ranas que alegres están
Por tan bella majestuosidad
Rinda por fin ve ese maravilloso gran charco, de aguas claras y mucha diversidad de plantas, insectos y ranas. Se sumerge en un salto y con su gran lengua atrapa una exquisita cerbatana que no probaba desde hace ya mucho tiempo. Rinda se posa en una hoja de flor de Loto y en ese momento un cocodrilo se estaba bañando:
- No te recomiendo que me comas porque te puedes desmayar- le dice Rinda al cocodrilo.
- el cocodrilo le responde- tranquila no estoy interesado ¿cómo te llamas?
- Me llamo rinda y tu cocodrilo ¿cuál es tu nombre?- le dice la ranita Rinda
- Me llamo Gustavo el cocodrilo de este gran charco, tú no eres de aquí ¿de dónde vienes?
- Soy de un sitio muy lejano, donde hay humanos- le responde Rinda al cocodrilo Gustavo.
- Pues ¡que terrible! Rinda me iré a calentar mi cuerpo ¡que terrible! – exclamo el cocodrilo Gustavo mientras salía del Charco.
Una mañana Rinda estaba jugando con sus amigas cuando llegaron sin avisar unos humanos del lugar, las atraparon a la gran mayoría con cuerdas y mayas artesanales, con una hoja los aborígenes le exprimían el veneno que poseían las ranitas en su cuerpo, la estrujaban y luego las soltaban, rinda nuestra ranita salto y se sumergió al charco y asustada se le acerca a otra ranita y le pregunta:
- ¿Que fue eso? – me estrujaron y me soltaron ¡no me comieron!
- La amiga de rinda le responde- tranquila eso es casi siempre ellos usan nuestro secreción para poder casar los monos que viven a lo alto de los arboles.
Al llegar la noche, todas las ranas salen y cantan bajo la luna que les alumbraban, Rinda empieza a cantar con las demás ranas que son de su especie, es la hora se dicen una a las otras ya están por llegar los machos que nos van aparear, Rinda estaba muy entusiasmada porque ese lugar era tan mágico como su madre le decía, al rato llegan los muchachos a cantarnos las serenatas que nos engalana.
                                                                                                                                                                                                                                             
                                                                                                                                                                 
                  
     Y aquí están los Machos
 Galanes y guapos
Cantando bajo la luna
Para las ranas que se alumbran
Bellas las muchachas
De piel amarilla y manchadas
Pecas en la cara
Y de largas ancas…
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 
En ese momento Rinda no se sentía bien, las demás ranas no se percataban de su estado de debilidad, estaban pendiente de buscar al mejor macho para agrandar su especie; en eso nuestra ranita se desmaya y su respiración se detiene, las demás ranitas se sienten mareadas y luego cae una y otra, el río se oscurece con largas tiras de yodo y las diversidades de las especie quedan flotando y delirando en el charco hasta que su cuerpo inerte se estiran hasta las orillas y mueren. Cerca de aquel charco soñado por Rinda se encontraba garimpeiros destrozando el lugar.

Colorín colorado las ranas Atelopus carbonerensis se están acabando.

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Fecha: 08 de Octubre del 2012
Caracas-Venezuela.

Todas las fotos y dibujos fueron sacados por las siguientes paginas:




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