lunes, 9 de junio de 2025

LENTITUD DEL ADIÓS





Título: Lentitud del Adiós. © 2025

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

País: Venezuela.


Me dijiste adiós  

con tus labios de último puerto,  

y fue entonces que supe:  

no se ahoga quien se va,  

sino quien se queda

mirando la marea.  


Tus palabras —peces de plata—  

nadaron hacia el abismo,  

mientras yo juntaba sal  

en la orilla del tiempo.  


¿Qué queda cuando el amor  

rompe su propio espejo?  

Solo este frío

que me abraza sin tus manos,  

solo este eco  

de un beso convertido en ceniza.  


El adiós no fue relámpago,  

fue lenta cicatriz:  

una geografía de ausencias

dibujada en mi piel.  


Hoy aprendo a caminar  

con tu sombra a cuestas —  

mi único equipaje—  

y en cada noche,  

reconstruyo tu nombre  

con las estrellas quebradas.


...Porque tu adiós no es destino,  

solo es un silencio  

que me enseña a arder.




martes, 3 de junio de 2025

Madrugada en el Valle Herido.








Título: Madrugada en el Valle Herido. © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados. 


La montaña despierta su espalda verde,  

recoge la noche como un manto roto.  

Caracas abre los ojos lentamente  

mientras el sol derrama miel en los barrancos.  


Huele a guayaba y gasolina,  

a pan recién horneado en la esquina caliente,  

a tierra mojada que aún sueña con raíces  

bajo el asfalto agrietado de indiferencia.  


Los edificios —cicatrices verticales—  

reciben la luz con sus ventanas ciegas.  

Pero en una terraza, una abuela desentierra  

geranios rebeldes entre cables y quejas.  


El Ávila tiñe de violeta sus linderos,  

testigo de techos que ya no son rojos,  

de niños que suben colinas con uniformes  

como pequeñas banderas contra el olvido.  


Hay balas dormidas en la hierba húmeda,  

pero también un pájaro que rasga el silencio  

con un canto tan agudo y pertinaz  

que desarma la furia de los hierros.  


Esta ciudad no es un verso perfecto:  

es metáfora rota, estrofa con sangre seca,  

rima forzada entre rejas y guacamayas...  

¡Y sin embargo! Mira cómo la luz besa  

el kiosko abandonado donde un muchacho  

—libreta en mano— escribe un nuevo comienzo.  




domingo, 1 de junio de 2025

CONTANDO HUESOS





 Contando Huesos no se ofrece como poema, sino como fractura. No pide ser leído, sino acompañado. Es el eco de una cifra que no quiere ser número, de una firma que alguna vez fue canto, de un abrazo que se multiplica para no desaparecer. Aquí no hay versos, hay restos. No hay métrica, hay memoria. Cada símbolo matemático es una ironía, una forma de decir: si me van a medir, que sea por lo que duele. Si me van a contar, que cuenten los derrumbes. Si me van a archivar, que archiven también mis insomnios, mis caricias sin estrenar, mis guerras con la gravedad.


Este poema no busca ser comprendido. Busca ser tocado. Que alguien lo lea con los dedos, con la espalda, con el hueco que deja el aire comprado a plazos. Que alguien lo escuche como quien escucha una ecuación que no resuelve nada, pero revela todo. Que alguien lo diga en voz baja, como quien cuenta huesos en la oscuridad, para que no se pierdan.


Si alguna vez te preguntaron cuántas veces fuiste humana y no supiste qué decir, este poema responde por ti. No con palabras, sino con cifras que tiemblan. No con lógica, sino con alma en porcentaje mínimo. No con respuestas, sino con polvo de estrellas que no se puede intercambiar.


Léelo si quieres, pero no lo leas solo. Léelo como quien acompaña. Como quien reconoce. Como quien se niega a olvidar.


CONTANDO HUESOS.

(Poema-espiral sobre la tiranía de los números que nos definen)


Me miden en decimales de segundo:  

—24.597 latidos malgastados  

en un beso sin dueño—  

El reloj traga mis uñas  

y escupe certificados  

con mi esperanza de vida  

calculada en intermitencias.  


Altura: 3 derrumbes apilados.  

Peso: 47 sombras por m².  

Estado civil: "En guerra con la gravedad".  

Firma: un óvalo donde antes cantaba un pájaro.  


Saldo disponible:  

—3 caricias sin estrenar  

—1 lágrima en plazo fijo  

—500 gramos de insomnio  

convertibles en polvo de estrellas  

(intercambio no admitido en esta sucursal).  


Cuando el sistema me pida  

el número exacto de veces  

que fui humana,  

mostraré esta ecuación:  


(1 abrazo)² + (√100 miradas)  

= 0.0001% de alma  

+ 99.9% de aire  

comprado a plazos.  


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Caracas, 01/06/2025.

Derechos reservados.




TEMBLOR




TÍTULO: TEMBLOR

Soy todas las grietas que una vez no fui y ahora son mis raíces


Tú te alejaste.  

No fue el amor lo que faltó:  

fue el coraje de mirarme  

en los ojos del miedo  

y reconocer  

que yo era la cobarde.  


Invento excusas en voz baja:  

—"Fue el tiempo, fueron las circunstancias"—  

pero el espejo repite  

la misma sentencia:  

Huiste de ti misma.  


Ahora desciendo

a la mina de los yoes:

“—la que firmó treguas con espejos rotos,

la que bebió sal para saciar la sed,

la que se llamó cobarde

mientras sus uñas cavaban túneles

hacia la luz—"  


Preguntas:  

—"¿Quién soy, después de tanto fingir?"—  

Y la respuesta quema:  

Eres la suma de todas las versiones  

que no te atreviste a ser.    


Y sin embargo...  

aquí estoy:  

—cobarde, sí, pero viviendo—  

con mis heridas abiertas al sol  

y mis yoes dispersos  

aprendiendo a bailar  

en este campo de batalla  

que ahora llamo piel.  


El espejo ya no acusa:  

sus grietas filtran luz.  

Y en ese resquicio  

—donde antes solo había vergüenza—  

brota un musgo terco  

que nadie podrá arrancar.  




jueves, 29 de mayo de 2025

Tus Labios

POEMA PARA ANTOLOGÍA DIGITAL Título: Tus Labios. (Adiós en Minúsculas) Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares. País: Venezuela. Tus labios —ese animal doméstico que ayer lamía mis costillas— hoy escupe adiós como quien tira un chicle al suelo. Yo lo recojo, lo estiro entre mis dedos, le doy forma de corazón y lo pego en el espejo donde ya no te miras.

lunes, 26 de mayo de 2025

Tus Ajenos Labios (Labios de Arena)




Título: Tus Ajenos Labios (Labios de Arena)

Nombre: Norma Cecilia Acosta Manzanares

País: Venezuela.  


Tus besos son playas que visito de noche,  

donde el mar borra mis huellas al marcharme.  

Cada caricia, una ola que se lleva  

pedazos de mí que no sabía que existían.  


¿Cómo abrazar lo que se deshace?  

Tu amor escribe en mi piel con tinta de espuma,  

letras claras que el sol devora al alba.  

Soy un faro que ilumina naufragios ajenos.  


En tu boca guardo secretos que no son míos,  

monedas de un idioma que no aprendí.  

Me pierdo en tu mapa de fronteras movedizas,  

donde cada te quiero es una bandera blanca.  


Cuando te vas (y siempre te vas),  

la marea deja en mi orilla  

conchas vacías que parecen susurrar:  

"Aquí hubo algo que el océano ya no recuerda".  





sábado, 24 de mayo de 2025

GEOGRAFÍA DEL TEMBLOR

Título: Geografía del Temblor © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados. (para la niña que colecciona migajas de amor) Sus manos teje nidos con un hilo de jabón y alfileres: sus dedos —mapa de grietas— acarrean pañales, canciones, y maldiciones que se esconden como cucarachas bajo la nevera. Tú aprendes a nombrar el mundo entre sábanas que huelen a cloro y a rabia fría: la mesa limpia es un altar sin respuestas, los azulejos brillan como dientes de lobo, tu risa se quiebra en los charcos del silencio. Cada te quiero viene con agujas: te abraza con la fuerza de quien sofoca un incendio, te regaña con palabras que saben a metal oxidado, y tú, pequeña esponja sin filtro, absorbes la culpa creyéndola miel. Las noches son cajones desordenados: guardas sus suspiros bajo la almohada, clasificas caricias y puños de sombra, mides el amor por el volumen del portazo y sueñas con un país donde el cariño no tiene sabor a vinagre.

sábado, 10 de mayo de 2025

HABLO AL MUNDO








 Hablo al Mundo © Norma Cecilia Acosta Manzanares.  


Miro al mundo y pregunto:  

¿Qué cuchillo dibujó este mapa en mi costado?  

No una herida, sino un río  

que arrastra ciudades de lo que callé.  


Las lágrimas no son lágrimas:  

son hachas partiendo espejos,  

cristales que al caer  

revelan mi rostro multiplicado.  


El insomnio talla estatuas con mis huesos,  

la noche es un ácido que escribe  

versos en la piel.  

Nadie dijo que el dolor fuese poético.  


Pero en este laberinto de sombra y tinta,  

alzo una bandera hecha de cicatrices:  

cada paso no es huella,  

es un terremoto.  


Me deshago.  

Me invento.  

Soy ceniza que aprende a incendiar océanos,  

un fantasma que construye diques  

con los dientes.  


El frío no me quiebra:  

lo muerdo y escupo diamantes.  

El viento no es viento:  

es mi aliento volviendo del abismo.  


Ya no grito traición,  

sino aquí estoy,  

con mis manos que ahora son puentes,  

mis labios que ahora son ley.  


Y perdono, no porque olvide,  

sino porque sé  

que el rencor es un nudo  

y yo tejí estas alas para volar.  


Hablo al mundo desde el cráter  

que dejó tu nombre:  

no con rabia de huracán,  

sino con la calma feroz de los volcanes.

lunes, 5 de mayo de 2025

Madre: Constelación de Raíces.

 Título: Madre: Constelación de Raíces. 

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

País: Venezuela.

Derechos Reservados de Autor.



Tus manos, surcos donde germina mi nombre,  

cosecha de silencios y pan tierno,  

labraron en mi piel el primer horizonte,  

un idioma de luna y trigo eterno.  


Eres el árbol que doma la tormenta  

sin quebrarse, voz de savia en invierno;  

y en tus ramas —nido de memorias—  

el mundo aprende a ser ligero y verde.  


Tu risa fue rocío sobre mi infancia,  

un río de asombros, espejo sin sombra;  

tus canas, ahora, constelaciones  

que trazan caminos en mi reflejo.  


No hay noche que no alumbre tu costumbre  

de tejer auroras con hilos del recuerdo:  

cada arruga, un mapa; cada arrullo,  

un puerto donde el tiempo se hace sueño.  


Si la distancia araña mis mañanas,  

tu nombre crece en mí como un venero:  

raíz que canta bajo la ceniza,  

fuego que el viento nunca apaga.  


Y cuando la penumbra aceche el camino,  

serás barca, faro, rumor de suelo,  

la canción sin letra que repite el alma  

cuando el miedo olvida su propio nombre.  


Al final, solo quedará tu eco:  

vientre de estrellas, cuna del regreso,  

y en mi oído, ese son que no se escribe...  

(como el viento en el trigal: shhh-huuun, shhh-huuun).  




viernes, 2 de mayo de 2025

El Héroe Nocturno de Cunaviche: Bombas, Gatos y un Oscar al Drama Vecinal.

 Título: El Héroe Nocturno de Cunaviche: Bombas, Gatos y un Oscar al Drama Vecinal.

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

País: Venezuela.


En el exclusivo (y ahora estridente) residencial Cunaviche, un vecino anónimo ha decidido convertirse en el Guardián de la Madrugada, combatiendo a hordas de perros callejeros con la sutileza de un Rambo en año nuevo. Su arma secreta: fosforitos, esos artefactos que —según él— son tan inofensivos como un abrazo de oso, pero que suenan como si el apocalipsis hubiera decidido mudarse al estacionamiento.  


Los gatos, esos peludos “ los ocupas” que adornan los porches con su elegancia callejera, han sido las víctimas colaterales de esta épica batalla. Mientras los perros huyen (o quizás se ríen entre ladridos), los felinos, expertos en el arte del drama, han optado por mirar al vacío con desprecio filosófico: ¿En serio usan pirotecnia? Nosotros cazamos ratones en silencio, como gente decente.  


El Comité de Paz de Cunaviche, liderado por humanos con más sentido común que nuestro héroe pirotécnico, ha respondido citando leyes como si fueran hechizos de Harry Potter. La Ley de Protección al Adulto Mayor fue invocada para proteger abuelitos de infartos, el Código Penal para recordar que en Venezuela hasta los gatos tienen abogados, y la LOPNNA para evitar que los adolescentes, privados de sueño, se conviertan en zombis antes de los exámenes.  


Pero nuestro vecino misterioso, cual Batman sin capa (pero con mechero), persiste. ¿Su motivación? Un odio visceral a los ladridos… o quizás un trauma infantil con un Chihuahua. Mientras tanto, los otros residentes especulan: ¿Será un ex ingeniero de cohetes? ¿O un fanático de “Transformers” que confundió el estacionamiento con una zona de guerra?.  


La administración del condominio, en un giro digno de telenovela, amenaza con denuncias que probablemente terminen en un ¡Corte los fosforitos o le cortamos el agua! Mientras tanto, los gatos, ya acostumbrados al espectáculo, planean su venganza: maullar en coro a las 3 AM. Justicia poética en 4 patas.  


Epílogo: La historia ha llamado la atención de la BBC (Brigada de Bichos Callejeros), que nominó a Cunaviche al Premio Mundial al Absurdo Vecinal 2025, compitiendo con un hombre en Noruega que declaró la guerra a los caracoles de su jardín usando salchichas. El ganador se anunciará en una gala… con estrictamente cero pirotecnia.  



jueves, 1 de mayo de 2025

CADENAS INVISIBLES

 Título: Cadenas Invisibles.

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

País: Venezuela.


En la ciudad de Hierro Gris, donde los rascacielos se alzaban como jaulas de cristal y acero, vivía Lucas. Cada mañana, al sonar su alarma a las 5:00 a.m., él repetía la misma rutina: café amargo, corbata ajustada y un tren abarrotado que lo llevaba a la Corporación Eternis, donde trabajaba como analista de datos. Su salario le permitía pagar un minúsculo apartamento, una suscripción a servicios de entretenimiento y deudas estudiantiles que nunca parecían reducirse. "Es temporal", se decía, mientras tecleaba números en una pantalla que nunca le devolvía la mirada.


La oficina de Eternis era un laberinto de luces led y sonrisas forzadas. Las paredes estaban adornadas con frases como "Tu esfuerzo define tu libertad" y "El éxito es una elección". Pero Lucas notaba cosas: los empleados que se atrevían a cuestionar los turnos extras sin pago eran "reubicados". Los que enfermaban por estrés desaparecían de los grupos de chat. Los jefes hablaban de "flexibilidad laboral", pero los relojes biométricos registraban cada segundo de su presencia. 


Un día, durante una reunión, el gerente anunció el programa "Emprende tu Futuro", una iniciativa para que los empleados desarrollaran "proyectos personales" en sus horas libres, con la promesa de que Eternis invertiría en los mejores. Lucas, entusiasmado, pasó noches enteras diseñando una app para gestionar tiempos de descanso. Cuando la presentó, recibió una palmada en la espalda y un correo automático: "Gracias por su contribución. Todo código desarrollado durante su contrato es propiedad intelectual de Eternis, según cláusula 7-B". Su idea, le explicaron, ahora era parte de un paquete de software vendido a otras empresas. 


Esa noche, Lucas caminó hasta el bar El Último Respiro, donde encontró a Clara, una ex compañera que había renunciado para abrir su propio negocio. "¿Crees que soy libre?", le dijo amargamente, señalando su local vacío. "Pago impuestos estratosféricos, cumplo regulaciones escritas por cabilderos de las corporaciones, y si quiero vender café orgánico, debo comprarlo a un monopolio que fija los precios. Al final, solo somos esclavos con facturas propias".


Lucas volvió a su apartamento, pasando frente a pantallas gigantes que anunciaban: "¡Conviértete en tu propio jefe!". En su buzón, una carta de la clínica mental recordaba que su terapia para la ansiedad ya no estaba cubierta por el seguro corporativo. Abrió LinkedIn y vio publicaciones de colegas celebrando sus "jornadas maratónicas" y "la cultura de alto rendimiento". 


Esa madrugada, soñó con un barco. No eran esclavos encadenados en sus remos, sino personas con trajes elegantes, sonrientes, tecleando en laptops mientras el barco se hundía. El capitán, con el rostro del CEO de Eternis, gritaba: "¡Remen más rápido! El mercado lo exige". 


Al despertar, Lucas entendió: la esclavitud nunca se abolió, solo se actualizó. Les dieron nombres bonitos —emprendedor, freelance, profesional independiente—, pero las cadenas seguían allí, monetizadas, algoritmizadas, disfrazadas de libertad. Podías "elegir" tu jaula, pero no salir del zoológico. 


Y así, mientras el sol se alzaba sobre Hierro Gris, Lucas siguió tecleando. Porque incluso sabiendo la verdad, el sistema estaba diseñado para que creyeras que la única opción era seguir jugando. 


Fin.


PD: En la última escena, alguien en el tren susurraba sobre un sindicato clandestino que operaba en las sombras. Pero esa, tal vez, es otra historia…

20 Formas de Amar y una Mosca Zumbando.

  La Necesidad de Nombrar lo que Queda. Este compendio de poemas no es un libro sobre el amor. Es una revisión honesta y cruda de lo que que...