Inventario de un País que Fue.
En nuestros bolsillos llevamos:
una cédula desgastada por la espera,
una semilla de mango que sueña con ser árbol,
un rosario cuyas cuentas memorizan nombres perdidos.
Cada objeto es un país que se aleja—
cada recuerdo, un mapa que se desdibuja
bajo la lluvia y el olvido.
Estas reliquias no son solo peso:
son brújulas que apuntan a un territorio ausente.
La semilla guarda la promesa de sombra,
el rosario enhebra silencios que nadie oyó,
la cédula prueba que existimos
antes de que los números borraran nuestros rostros.
Este inventario no cabe en los archivos—
vive en el pliegue húmedo de la memoria,
en el bolsillo que guarda polvo de caminos arrasados.
Es el testimonio mínimo de lo que fuimos
y el artefacto frágil de lo que seremos
cuando por fin decidamos sembrar la semilla.
—
Nota:
La cédula ya no es un documento—es un fósil.
Prueba que una vez fuimos ciudadanos de un lugar
que ahora solo existe en el papel que se nos asignó.
Este poema habla de lo que queda cuando las instituciones caen:
la identidad se reduce a lo que cabe en un bolsillo,
pero también se expande a lo que perdura en la memoria.
La cédula, la semilla y el rosario
son la trinidad de la resistencia cotidiana:
identidad, esperanza y fe.
No en dioses, sino en la posibilidad de seguir existiendo.
Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Derechos Reservados de Autor.
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