jueves, 16 de mayo de 2019

Inventario de un País que Fue


Inventario de un País que Fue.


En nuestros bolsillos llevamos:

una cédula desgastada por la espera,

una semilla de mango que sueña con ser árbol,

un rosario cuyas cuentas memorizan nombres perdidos.

Cada objeto es un país que se aleja—

cada recuerdo, un mapa que se desdibuja

bajo la lluvia y el olvido.


Estas reliquias no son solo peso:

son brújulas que apuntan a un territorio ausente.

La semilla guarda la promesa de sombra,

el rosario enhebra silencios que nadie oyó,

la cédula prueba que existimos

antes de que los números borraran nuestros rostros.


Este inventario no cabe en los archivos—

vive en el pliegue húmedo de la memoria,

en el bolsillo que guarda polvo de caminos arrasados.

Es el testimonio mínimo de lo que fuimos

y el artefacto frágil de lo que seremos

cuando por fin decidamos sembrar la semilla.



Nota:

La cédula ya no es un documento—es un fósil.

Prueba que una vez fuimos ciudadanos de un lugar

que ahora solo existe en el papel que se nos asignó.

Este poema habla de lo que queda cuando las instituciones caen:

la identidad se reduce a lo que cabe en un bolsillo,

pero también se expande a lo que perdura en la memoria.


La cédula, la semilla y el rosario

son la trinidad de la resistencia cotidiana:

identidad, esperanza y fe.

No en dioses, sino en la posibilidad de seguir existiendo.


Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Derechos Reservados de Autor.

miércoles, 1 de mayo de 2019

El Ávila No Necesita Fusil.

 El Ávila No Necesita Fusil


El Ávila no carga metralla en sus entrañas.

Su uniforme es el verde eterno de la ceiba,

su insignia, el rocío que besa a Caracas al amanecer.

No conquista con balas, sino con raíces:

teje paz entre quebradas,

firma tratados con el vuelo de los zamuros.


Su estrategia es la sombra que regala a los caminantes,

el arrullo de la lluvia en los techos de zinc,

la terquedad de la hierba que rompe el concreto.

No hay medalla en su pecho—

solo el sol prendido como una condecoración

sobre su espalda de general montaña.


Cuando la ciudad sangra con heridas de pólvora,

él envía a sus soldados de follaje y silencio:

el guarataro que canta en la noche,

el brote de capacho que nace entre escombros.

Su victoria no es un parte militar—

es el abrazo de neblina que nos cubre

y nos recuerda que pertenecemos a algo más grande que la guerra.



Nota:

El Ávila no defiende, sostiene.

No domina, acoge.

Su majestad no está en la altura,

sino en cómo nos hace mirar hacia arriba

sin necesidad de apuntar con nada.


Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.

Caracas, Venezuela.

Derechos Reservados.

Paz en Tiempos de Óxido






 Paz en Tiempos de Óxido

La paz no es blanca ni llega en paloma.

Es verde militar desteñido por el sol,

es el hueco que deja el corcho de una granada

en la tierra húmeda de Sabana Grande.

Es la hierba que se abre paso entre el latón,

testaruda, sin permiso, como la esperanza.



Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares 

Derechos Reservados de Autor.



PESO DEL MUNDO.

Título: Peso del Mundo. Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares. Caracas, Venezuela. ​El norte y sus tratados de papel dorado, el sur con su...