NORMA CECILIA ACOSTA MANZANARES (FRENESÍ)
Me gusta plasmar mis vivencias, los momentos más inusitados a través de la escritura, con el fundamento de sellar el pasado y emprender nuevas aventuras.
domingo, 7 de septiembre de 2025
El Humo y la Nicotina.
domingo, 31 de agosto de 2025
¿QUÉ NO SE HA DICHO? ©
¿QUÉ NO SE HA DICHO?
© Todos los derechos reservados
Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares
País: Venezuela
Tema: Día Internacional contra los Ensayos Nucleares
¿Qué no se ha dicho?
Ni la explosión ciega,
ni el grito que desgarra la materia.
Se calló el eco en la razón,
persiste la sombra
que nos acecha por dentro.
No es el hongo de fuego en el cielo,
es la espora en la médula del mundo.
Invisible, cotidiana, aprendida:
el miedo que se sirve en la mesa.
No se ha dicho el precio de la calma,
esta paz que se abraza al abismo,
el pacto tácito que el miedo embalsama:
suicidio colectivo, un espejismo.
Hemos normalizado el fin del mundo,
lo volvimos un rumor en la radio,
una estadística, un sueño moribundo,
mientras la muerte baila en el horario.
¿Quién hablará del alma que se encoge
ante el poder que pudre la esperanza?
Del futuro que el presente deshoja,
del "después" que perdió su confianza.
No se ha dicho la complicidad del aire
que respiramos, denso de ironía;
cómo un gesto sin alma, arbitrario,
puede borrar la luz de cada día.
América Latina no necesita submarinos,
necesita raíces, cantos, memoria.
El Tratado no es papel, es territorio,
es cuerpo, es tierra, es promesa viva.
Hoy, al filo del abismo,
alzo el vuelo no con un grito,
sino con semillas.
Mi voz no es estruendo,
es un anhelo
para sembrar grietas en pesadillas.
Se omite el peso de la heréncia,
la carga que legamos en silencio:
un planeta que guarda la demencia
de una especie que optó por el veneno.
El miedo no es la ráfaga que pasa,
es el frío que anida en la médula,
la conciencia que se quiebra y se abrasa
negando la grieta, la última cédula.
Que este lamento remueva el simiente:
el horror no es la bomba, es el olvido
de que somos el fuego y el firmamento,
y que el poder de elegir no ha huido.
El verdadero ensayo es el que hacemos
al despertar, en el alma, cada instante.
¿Seguiremos ciegos,
o al fin seremos
la paz que no se espera,
sino se planta?
Y si el diablo susurra “esto es normal”,
que el poema despierte la carne,
que el cuerpo entero se erice y grite:
¡No en mi nombre!
¡No en nuestra carne!
lunes, 25 de agosto de 2025
No Me Nombras, Pero Me Gritas
No Me Nombras, Pero Me Gritas
Poema-respuesta para quien confunde el reflejo con el enemigo
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares
D/R.
No te escribí.
No te nombré.
Pero te leíste en mi herida,
como quien se mira en un charco
y culpa al agua por su rostro.
No fui yo quien te expulsó.
Fue tu eco.
Tu forma de entrar a los poemas
como si fueran vitrinas
y no refugios.
Me llamaste mala
porque no entendiste el temblor.
Me acusaste de atea,
como si la fe fuera un arma
y no un silencio compartido.
Yo no compito.
No pongo zancadillas.
Escribo desde el derrumbe.
Y si eso te incomoda,
no es por mí:
es porque tus cimientos tiemblan.
No me duele tu insulto.
Me duele que escribas tan bello
y vivas tan lejos de tus versos.
No me asusta tu juicio.
Me asusta que creas
que la poesía es un podio
y no una sala de espera,
para quienes aún no saben
cómo nombrar el dolor sin herir.
Yo sigo.
Con mis huesos contados,
con mi silencio intacto,
con mi espejo sin retoques.
Porque si mi ser es fractura,
mi palabra es puente.
Y tú, que me leíste sin querer,
ya cruzaste.
sábado, 16 de agosto de 2025
QUÉ PARTE DE MÍ LEYÓ EL DEMONIO?
domingo, 10 de agosto de 2025
MI SILENCIO NO ES TU VICTORIA
Mi Silencio No Es Tu Victoria
Poema-testimonio de una sala que no fue sala
Por Norma Cecilia Acosta Manzanares
Este poema no se escribió para ser leído.
Se escribió para ser escuchado por quienes convierten el silencio en castigo.
Por quienes creen que callar es ceder.
Por quienes aún no entienden
que la dignidad no se negocia.
Aquí no hay metáforas decorativas.
Hay grietas.
Hay puentes.
Hay piedras que no se pueden barrer.
Este poema es una réplica.
Una que no grita,
pero tampoco se calla.
MI SILENCIO NO ES TU VICTORIA. © agosto 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.
La sala no era sala.
Era ceremonia de cuchillos.
Jaula de espejos deformes
donde las palabras rebotaban
y se convertían en otras.
Él golpeó la mesa.
Cortó el aire con su mano.
Silencio, dijo.
Y su silencio fue un muro.
Yo hablé.
Mis palabras eran piedras.
Él las recogió, las examinó,
y las tiró al suelo.
Mentira, dijo.
Revisa tus archivos
antes de manchar mi nombre.
Ellos rieron.
Sus voces tejían una red
donde la responsabilidad
siempre era araña ajena.
En mi viejo ordenador tal vez…
No recuerdo esa norma…
No estaba en la reunión…
Yo hablé.
Mis palabras eran puentes
hacia otras voces ahogadas.
Él las quemó.
Herejía, dijo.
Yo escribí.
Mis palabras eran grietas
en el muro de su silencio.
Él las tapó.
Olvido, dijo.
Pero el eco de mi voz
persiste en las grietas.
Mi silencio no es tu victoria.
sábado, 9 de agosto de 2025
La Rosa Que No Se Abre
La Rosa Que No Se Abre. © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.
Me pregunto
cómo sería el abrazo palpable de tu salinidad.
Esas aguas densas,
alzando mi cuerpo
como si fueran manos.
Manos que no juzgan.
Solo sostienen.
Escucho.
Indago ese mar sin vida aparente.
Dicen que ahora vive.
¿Peces?
¿Verde?
¿Milagro?
Como la rosa de Jericó.
Seca, cerrada,
pero viva.
Dicen que se abre cuando el agua la toca.
Pero esta no.
Esta no se abre.
No camina,
no navega,
no se deja llevar.
¿Y tú, mar?
¿A dónde va la rosa que decide quedarse cerrada?
¿Será que no quiere navegar?
Yo también fui corteza.
Fui silencio.
Fui espera.
No pedí agua.
Y cuando llegó,
la miré.
Pero no me abrí.
No por miedo.
No por orgullo.
Sino porque también hay vida
en la forma que resiste.
Hay algo que tiembla.
Algo que se queda.
Algo que flota…
como si el mar también supiera
que no todo lo que toca
debe abrirse.
viernes, 1 de agosto de 2025
El Espejo de Velázquez
EL ESPEJO DE VELÁZQUEZ © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.
Velázquez lo sabía:
el rostro en el espejo fue la primera mentira hermosa de la historia.
Velázquez pintó nalgas de seda al sol,
espalda curvada en óleo, eterno arrebol.
Cupido sostiene un espejo empañado:
¿es niebla su rostro… o un reflejo trucado?
Ese reflejo borroso —mentira barroca—
hoy es imagen torcida en pantalla loca.
Lo que el maestro trazó con huella sutil,
ahora lo borra un botón infantil.
Cupido, niño-dios de mirada rendida,
hoy sirve a redes que adoran la mentira.
Su espejo ya no engaña con niebla de aceite:
es un lente sin alma que pudre el deleite.
Subimos espaldas, perfiles de cristal,
buscando en aplausos un amor vertical.
Pero el alma desnuda —como Venus en su lecho—
pide un espejo honesto, no un sueño deshecho.
La nuca verdadera, la carne sin disfraz,
lo único sincero en el lienzo fugaz,
también se esconde tras gestos fingidos:
¿dónde quedó la piel sin artificios vendidos?
Busca el amor donde el espejo no mienta,
donde Cupido sea niño y no red violenta.
Porque la Venus desnuda —fiel a su verdad—
no necesita retoques: grita su identidad.
sábado, 21 de junio de 2025
La Pausa Que Habita
Título: La Pausa Que Habita. © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.
El agua cae
sin tregua
como si supiera
yo no le tengo miedo al agua
pero sí a ese instante
en que todo lo que callé
se disuelve con el vapor
mi cabello
plateado
mojado
es la única prueba
de que sigo estando aquí
pegado a mi espalda
como si se aferrara
a no soltarse de mí
no lloro
no
no oficialmente
pero se siente
la lágrima escondida
el temblor que no pide permiso
la mueca que no logro contener
mi rostro delata
lo que mi voz no puede nombrar
mi cuello arde
no por fuera
sino adentro
una lava que no grita
pero atraviesa
grieta por grieta
como si mis vértebras
fueran cicatrices antiguas
soy
esta fisura que respira
esta mujer
que carga la premenopausia
como si fuera
una guerra no declarada
mi cuerpo se sacude en silencio
nadie lo nota
pero yo sí
yo lo siento
en cada esquina de mí
en cada respiro con sabor a recuerdo
el agua cae
y no limpia
revela
me deja a solas
con la pausa
la que habita
la que soy
y aunque nadie escuche
aunque nadie mire
aquí estoy
ardiendo
sin desaparecer.
sábado, 14 de junio de 2025
LOS ABRAZOS DE TU TOGA
LOS ABRAZOS DE TU TOGA. © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.
I. LAS COSTURAS DE TU AUSENCIA
Padre,
tu toga negra aún cuelga
en el armario de mi memoria,
pero no como un símbolo,
sino como una prenda incompleta:
le faltan los botones que perdiste
corriendo entre rejas,
el doblez izquierdo que gastaste
al inclinarte sobre escritorios ajenos,
el hilo suelto que dejaste
cuando la muerte te citó
sin derecho a apelación.
Yo, la niña que solo conoció
el eco de tus pasos en el pasillo
—siempre llegando tarde,
siempre oliendo a café y tinta—,
hoy reconstruyo tu rostro
a partir de cicatrices ajenas:
“El abogado que me salvó”,
dice uno,
y en su voz agrietada
escucho por fin tu “buenos días”.
II. DIÁLOGO CON LO INVISIBLE
“¿Por qué defendiste a tantos
y a mí solo me dejaste
estos abrazos prestados?”,
te pregunto en voz baja
mientras un hombre llora
sobre mi hombro.
Él no sabe
que su gratitud es ahora
mi única cartilla para aprenderte:
—En sus manos ásperas
leo los expedientes que no me leíste,
—En su temblor,
las noches que pasaste
deshojando leyes como margaritas:
“Absuelto, culpable, absuelto…”
(Y yo,
que nunca tuve tu regazo,
aprendo a ser hija
en este tribunal de brazos ajenos.)
III. LAS HERENCIAS QUE NO SE FIRMAN
Tus abrazos no fueron
los de un padre,
sino los de un hombre
que convirtió la justicia
en actos de amor anónimos.
—Cada apretón de manos
que devolviste a un condenado,
era un fajo de versos
que nunca me escribiste,
—Cada “no culpable” gritado,
era el arrullo
que el tiempo te robó.
Hoy lo entiendo:
defendiste mi nombre
no en cunas ni cumpleaños,
sino en el papel carbón
de sentencias que otros llaman
“milagros”.
IV. EPÍLOGO: TESTAMENTO DE UN FANTASMA
Padre,
tu toga ya no existe:
la justicia se volvió
un cliente sin rostro
que nadie quiere defender.
Pero en mi pecho guardo
el último recurso que me dejaste:
—Cuando un desconocido me abraza,
sus brazos dibujan
la letra pequeña de tu testamento:
“Perdóname por haberte amado
en lenguaje de tribunales.
Aquí tienes, hija,
todas mis derrotas convertidas
en abrazos.”
Y yo,
que juré no ser abogada,
ahora defiendo tu memoria
con las únicas pruebas admisibles:
lágrimas y tinta.
P.D.
Hoy, donde quiera que estés,
recibe este "Feliz Día" tejido
con los hilos sueltos de tu toga
y los ecos de los "no culpables"
que fueron mi arrullo.
Te recuerdo defendiéndome.
lunes, 9 de junio de 2025
LENTITUD DEL ADIÓS
Título: Lentitud del Adiós. © 2025
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
País: Venezuela.
Me dijiste adiós
con tus labios de último puerto,
y fue entonces que supe:
no se ahoga quien se va,
sino quien se queda
mirando la marea.
Tus palabras —peces de plata—
nadaron hacia el abismo,
mientras yo juntaba sal
en la orilla del tiempo.
¿Qué queda cuando el amor
rompe su propio espejo?
Solo este frío
que me abraza sin tus manos,
solo este eco
de un beso convertido en ceniza.
El adiós no fue relámpago,
fue lenta cicatriz:
una geografía de ausencias
dibujada en mi piel.
Hoy aprendo a caminar
con tu sombra a cuestas —
mi único equipaje—
y en cada noche,
reconstruyo tu nombre
con las estrellas quebradas.
...Porque tu adiós no es destino,
solo es un silencio
que me enseña a arder.
martes, 3 de junio de 2025
Madrugada en el Valle Herido.
Título: Madrugada en el Valle Herido. © 2025 [Norma Cecilia Acosta Manzanares]. Todos los derechos reservados.
La montaña despierta su espalda verde,
recoge la noche como un manto roto.
Caracas abre los ojos lentamente
mientras el sol derrama miel en los barrancos.
Huele a guayaba y gasolina,
a pan recién horneado en la esquina caliente,
a tierra mojada que aún sueña con raíces
bajo el asfalto agrietado de indiferencia.
Los edificios —cicatrices verticales—
reciben la luz con sus ventanas ciegas.
Pero en una terraza, una abuela desentierra
geranios rebeldes entre cables y quejas.
El Ávila tiñe de violeta sus linderos,
testigo de techos que ya no son rojos,
de niños que suben colinas con uniformes
como pequeñas banderas contra el olvido.
Hay balas dormidas en la hierba húmeda,
pero también un pájaro que rasga el silencio
con un canto tan agudo y pertinaz
que desarma la furia de los hierros.
Esta ciudad no es un verso perfecto:
es metáfora rota, estrofa con sangre seca,
rima forzada entre rejas y guacamayas...
¡Y sin embargo! Mira cómo la luz besa
el kiosko abandonado donde un muchacho
—libreta en mano— escribe un nuevo comienzo.
El Humo y la Nicotina.
El Humo y la Nicotina Obra en once cuerpos y una aceptación Norma Cecilia Acosta Manzanares © 2025 Caracas, septiembre de 2025 — Dedicator...

-
Ante la mirada del protervo. Tus nalgas, como perlas en el nirvana, despiertan en mi pecho un corazón salvaje, lleno de pasión, deste...
-
Título: MÍA EL RENACIMIENTO DE UN APELLIDO. Subtitulo: Una búsqueda eterna de identidad. Dedicación: A quienes han luchado por encontrar su...