Me gusta plasmar mis vivencias, los momentos más inusitados a través de la escritura, con el fundamento de sellar el pasado y emprender nuevas aventuras.
jueves, 29 de mayo de 2025
Tus Labios
lunes, 26 de mayo de 2025
Tus Ajenos Labios (Labios de Arena)
Título: Tus Ajenos Labios (Labios de Arena)
Nombre: Norma Cecilia Acosta Manzanares
País: Venezuela.
Tus besos son playas que visito de noche,
donde el mar borra mis huellas al marcharme.
Cada caricia, una ola que se lleva
pedazos de mí que no sabía que existían.
¿Cómo abrazar lo que se deshace?
Tu amor escribe en mi piel con tinta de espuma,
letras claras que el sol devora al alba.
Soy un faro que ilumina naufragios ajenos.
En tu boca guardo secretos que no son míos,
monedas de un idioma que no aprendí.
Me pierdo en tu mapa de fronteras movedizas,
donde cada te quiero es una bandera blanca.
Cuando te vas (y siempre te vas),
la marea deja en mi orilla
conchas vacías que parecen susurrar:
"Aquí hubo algo que el océano ya no recuerda".
sábado, 24 de mayo de 2025
GEOGRAFÍA DEL TEMBLOR
sábado, 10 de mayo de 2025
HABLO AL MUNDO
Hablo al Mundo © Norma Cecilia Acosta Manzanares.
Miro al mundo y pregunto:
¿Qué cuchillo dibujó este mapa en mi costado?
No una herida, sino un río
que arrastra ciudades de lo que callé.
Las lágrimas no son lágrimas:
son hachas partiendo espejos,
cristales que al caer
revelan mi rostro multiplicado.
El insomnio talla estatuas con mis huesos,
la noche es un ácido que escribe
versos en la piel.
Nadie dijo que el dolor fuese poético.
Pero en este laberinto de sombra y tinta,
alzo una bandera hecha de cicatrices:
cada paso no es huella,
es un terremoto.
Me deshago.
Me invento.
Soy ceniza que aprende a incendiar océanos,
un fantasma que construye diques
con los dientes.
El frío no me quiebra:
lo muerdo y escupo diamantes.
El viento no es viento:
es mi aliento volviendo del abismo.
Ya no grito traición,
sino aquí estoy,
con mis manos que ahora son puentes,
mis labios que ahora son ley.
Y perdono, no porque olvide,
sino porque sé
que el rencor es un nudo
y yo tejí estas alas para volar.
Hablo al mundo desde el cráter
que dejó tu nombre:
no con rabia de huracán,
sino con la calma feroz de los volcanes.
lunes, 5 de mayo de 2025
Madre: Constelación de Raíces.
Título: Madre: Constelación de Raíces.
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares
País: Venezuela.
Derechos Reservados de Autor.
Tus manos, surcos donde germina mi nombre,
cosecha de silencios y pan tierno,
labraron en mi piel el primer horizonte,
un idioma de luna y trigo eterno.
Eres el árbol que doma la tormenta
sin quebrarse, voz de savia en invierno;
y en tus ramas —nido de memorias—
el mundo aprende a ser ligero y verde.
Tu risa fue rocío sobre mi infancia,
un río de asombros, espejo sin sombra;
tus canas, ahora, constelaciones
que trazan caminos en mi reflejo.
No hay noche que no alumbre tu costumbre
de tejer auroras con hilos del recuerdo:
cada arruga, un mapa; cada arrullo,
un puerto donde el tiempo se hace sueño.
Si la distancia araña mis mañanas,
tu nombre crece en mí como un venero:
raíz que canta bajo la ceniza,
fuego que el viento nunca apaga.
Y cuando la penumbra aceche el camino,
serás barca, faro, rumor de suelo,
la canción sin letra que repite el alma
cuando el miedo olvida su propio nombre.
Al final, solo quedará tu eco:
vientre de estrellas, cuna del regreso,
y en mi oído, ese son que no se escribe...
(como el viento en el trigal: shhh-huuun, shhh-huuun).
viernes, 2 de mayo de 2025
El Héroe Nocturno de Cunaviche: Bombas, Gatos y un Oscar al Drama Vecinal.
Título: El Héroe Nocturno de Cunaviche: Bombas, Gatos y un Oscar al Drama Vecinal.
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
País: Venezuela.
En el exclusivo (y ahora estridente) residencial Cunaviche, un vecino anónimo ha decidido convertirse en el Guardián de la Madrugada, combatiendo a hordas de perros callejeros con la sutileza de un Rambo en año nuevo. Su arma secreta: fosforitos, esos artefactos que —según él— son tan inofensivos como un abrazo de oso, pero que suenan como si el apocalipsis hubiera decidido mudarse al estacionamiento.
Los gatos, esos peludos “ los ocupas” que adornan los porches con su elegancia callejera, han sido las víctimas colaterales de esta épica batalla. Mientras los perros huyen (o quizás se ríen entre ladridos), los felinos, expertos en el arte del drama, han optado por mirar al vacío con desprecio filosófico: ¿En serio usan pirotecnia? Nosotros cazamos ratones en silencio, como gente decente.
El Comité de Paz de Cunaviche, liderado por humanos con más sentido común que nuestro héroe pirotécnico, ha respondido citando leyes como si fueran hechizos de Harry Potter. La Ley de Protección al Adulto Mayor fue invocada para proteger abuelitos de infartos, el Código Penal para recordar que en Venezuela hasta los gatos tienen abogados, y la LOPNNA para evitar que los adolescentes, privados de sueño, se conviertan en zombis antes de los exámenes.
Pero nuestro vecino misterioso, cual Batman sin capa (pero con mechero), persiste. ¿Su motivación? Un odio visceral a los ladridos… o quizás un trauma infantil con un Chihuahua. Mientras tanto, los otros residentes especulan: ¿Será un ex ingeniero de cohetes? ¿O un fanático de “Transformers” que confundió el estacionamiento con una zona de guerra?.
La administración del condominio, en un giro digno de telenovela, amenaza con denuncias que probablemente terminen en un ¡Corte los fosforitos o le cortamos el agua! Mientras tanto, los gatos, ya acostumbrados al espectáculo, planean su venganza: maullar en coro a las 3 AM. Justicia poética en 4 patas.
Epílogo: La historia ha llamado la atención de la BBC (Brigada de Bichos Callejeros), que nominó a Cunaviche al Premio Mundial al Absurdo Vecinal 2025, compitiendo con un hombre en Noruega que declaró la guerra a los caracoles de su jardín usando salchichas. El ganador se anunciará en una gala… con estrictamente cero pirotecnia.
jueves, 1 de mayo de 2025
CADENAS INVISIBLES
Título: Cadenas Invisibles.
Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares.
País: Venezuela.
En la ciudad de Hierro Gris, donde los rascacielos se alzaban como jaulas de cristal y acero, vivía Lucas. Cada mañana, al sonar su alarma a las 5:00 a.m., él repetía la misma rutina: café amargo, corbata ajustada y un tren abarrotado que lo llevaba a la Corporación Eternis, donde trabajaba como analista de datos. Su salario le permitía pagar un minúsculo apartamento, una suscripción a servicios de entretenimiento y deudas estudiantiles que nunca parecían reducirse. "Es temporal", se decía, mientras tecleaba números en una pantalla que nunca le devolvía la mirada.
La oficina de Eternis era un laberinto de luces led y sonrisas forzadas. Las paredes estaban adornadas con frases como "Tu esfuerzo define tu libertad" y "El éxito es una elección". Pero Lucas notaba cosas: los empleados que se atrevían a cuestionar los turnos extras sin pago eran "reubicados". Los que enfermaban por estrés desaparecían de los grupos de chat. Los jefes hablaban de "flexibilidad laboral", pero los relojes biométricos registraban cada segundo de su presencia.
Un día, durante una reunión, el gerente anunció el programa "Emprende tu Futuro", una iniciativa para que los empleados desarrollaran "proyectos personales" en sus horas libres, con la promesa de que Eternis invertiría en los mejores. Lucas, entusiasmado, pasó noches enteras diseñando una app para gestionar tiempos de descanso. Cuando la presentó, recibió una palmada en la espalda y un correo automático: "Gracias por su contribución. Todo código desarrollado durante su contrato es propiedad intelectual de Eternis, según cláusula 7-B". Su idea, le explicaron, ahora era parte de un paquete de software vendido a otras empresas.
Esa noche, Lucas caminó hasta el bar El Último Respiro, donde encontró a Clara, una ex compañera que había renunciado para abrir su propio negocio. "¿Crees que soy libre?", le dijo amargamente, señalando su local vacío. "Pago impuestos estratosféricos, cumplo regulaciones escritas por cabilderos de las corporaciones, y si quiero vender café orgánico, debo comprarlo a un monopolio que fija los precios. Al final, solo somos esclavos con facturas propias".
Lucas volvió a su apartamento, pasando frente a pantallas gigantes que anunciaban: "¡Conviértete en tu propio jefe!". En su buzón, una carta de la clínica mental recordaba que su terapia para la ansiedad ya no estaba cubierta por el seguro corporativo. Abrió LinkedIn y vio publicaciones de colegas celebrando sus "jornadas maratónicas" y "la cultura de alto rendimiento".
Esa madrugada, soñó con un barco. No eran esclavos encadenados en sus remos, sino personas con trajes elegantes, sonrientes, tecleando en laptops mientras el barco se hundía. El capitán, con el rostro del CEO de Eternis, gritaba: "¡Remen más rápido! El mercado lo exige".
Al despertar, Lucas entendió: la esclavitud nunca se abolió, solo se actualizó. Les dieron nombres bonitos —emprendedor, freelance, profesional independiente—, pero las cadenas seguían allí, monetizadas, algoritmizadas, disfrazadas de libertad. Podías "elegir" tu jaula, pero no salir del zoológico.
Y así, mientras el sol se alzaba sobre Hierro Gris, Lucas siguió tecleando. Porque incluso sabiendo la verdad, el sistema estaba diseñado para que creyeras que la única opción era seguir jugando.
Fin.
PD: En la última escena, alguien en el tren susurraba sobre un sindicato clandestino que operaba en las sombras. Pero esa, tal vez, es otra historia…
¿QUÉ NO SE HA DICHO? ©
¿QUÉ NO SE HA DICHO? © Todos los derechos reservados Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares País: Venezuela Tema: Día Internacional contra...
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